Lo que en mí provocas…

Me sorprende lo que tus besos me provocan, sentir el roce de tus labios hace que en mí, una repentina carga eléctrica me recorra.

Observo el reflejo de mi cuerpo en tus ojos mientras muevo lentamente mi cuerpo, como una danza, nos volvemos uno. Decir tu nombre sin sentir que cometo el más grande pecado, ahora me resulta imposible.

La sensación de tus manos, partiendo de mi boca y bajando cautelosamente, ubicándose en ese punto que ya conoces, con rítmicos movimientos que me tienen a tus pies.

Tu sudor, tu aroma, tu sabor, me embelesan de tal forma que me ciegan, me nublan y hacen que pierda la noción del tiempo, en ese instante ya nada más importa.

Te adentras con tanto tacto, delicadamente me haces llegar a un éxtasis que jamás imaginé experimentar. Me enloqueces; debo confesar, haces que desee más, haces que quiera extender el tiempo para no parar jamás.

Oír tu voz me incita, me enardece. El sentir tu tacto recorriendo cada oculto rincón, crea en mí una vibración exorbitante.

El hacerte mío me llena de júbilo y un sumo placer, perdona el egoísmo que aquí se plasma, pero así lo siento, te siento mío, me siento tuya. Ansío ser quién te dé los recuerdos más seductores. Anhelo darte momentos de regocijo, de placer inmensurable.

Y más allá de unirnos en cuerpo, amo la conexión de nuestras almas, que al final del acto, se entrelazan, descansan con plenitud y se funden sin restricciones.

Entonces, amante mío ¿ya sabes lo que en mí provocas?