Mañana ya no…
Me dijo de rodillas mientras sollozaba como un niño arrepentido, me lo prometía poniendo mi mano en su corazón.
Mientras limpiaba las secuelas de su mano firme en mi rostro, mientras lavaba mis ojos para disimular el llanto.
Y recuerdo el ayer, cuando eran chistes que dolían, cuando solo eran ataques de ira, cuando eran prohibiciones, cuestionamientos.
Pero al final, era mi culpa por desobedecer, por mi nulo sentido del humor, por mí, por existir.
-Mañana ya no hay reclamos, mañana ya no hay celos; me prometía constantemente, aunque cruelmente rompía sus juramentos.
Mañana ya no bebe alcohol, mañana ya no me grita; que es mi culpa, que yo no aguanto.
Mañana me trae flores, mañana me pide perdón; que si me quiere, que me necesita.
Mañana no, ya no estaré, no estoy, ya no hay perdón.
