Tú dudas
Me cuestionas el por qué te elegí para compartir mi vida, y quizá mi respuesta es un: no lo sé.
Lo que sí sé es que no me veo haciendo la cosa más ordinaria sin ti. También sé que no es dependencia a tu persona ¿Cómo estoy tan segura? Porque puedo hacer cualquier cosa sola, puedo comer sola, ver una película sola, estar sola en la recámara, pero el hecho de compartir un espacio, el alimento, los momentos contigo, les da un sabor especial.
Amo, adoro, me encanta pasar tiempo a tu lado, el platicar contigo me llena de júbilo, sabes tantas cosas, me embelesa escuchar tus palabras, aquellas que entonas con tu voz encantadora.
Disfruto, me llena, me enloquece la forma en que me haces el amor, con cada caricia descubres en mí nuevas fantasías. Me volví adicta a tus besos, tus toques, a tu cuerpo, al aroma que desprende de ti.
Te elegí para compartir mi vida, porque no me veo logrando metas sin celebrar contigo. No me imagino en casa sin tu presencia. No me veo en la cama sin tu cuerpo.
Y reafirmo cada día esta decisión, no pude haber elegido mejor compañero de vida. Alguien tan noble, humilde, comprensible, que conoce mi mente, que comparte mis ideales, que me apoya. Debo confesar que nunca quise idealizarte, pero me sorprende la forma en la que poco a poco me demuestras ser esa persona que siempre soñé.
Te amo, porque nada en mi vida está completo, hasta que lo comparto contigo.
