Sucede
Sucede que la vida te da sorpresas. Algunas buenas, otras no tan buenas.
Sucede que a veces la noche te encuentra llorando como una criatura, acurrucada en el rincón más oscuro de la casa.
Sucede que las pesadillas te abruman y conspiran contra tu descanso.
Sucede que te enfrentas con tus miedos en una batalla desigual, en la cual tu cabeza se cruza de bando.
Sucede que sentís que el equilibrio es una utopía y que perdiste el control de tus emociones.
Todo eso sucede cuando las cosas no van bien.
Pero…
Sucede también que encontrás a tu alrededor el reflejo del afecto genuino, la protección inesperada.
Sucede que las fichas se acomodan y se destraban los laberintos.
Sucede que la fe reaparece como un conector con aquello inexplicable.
Sucede que el sol ingresa cálido por la ventana del balcón y te abraza para recordarte que el día es lo opuesto a la noche.
Sucede que alguien en la otra punta del mundo decide darte una oportunidad.
Sucede que la vida es esto: caerse y levantarse.
Sucede que no hay mucho que podamos hacer…
Porque simplemente sucede.
