Carta a la poesía

Francisca P
Legados Literarios
Published in
2 min readMay 27, 2024
(selfportrait)

Escribo esta carta a la poesía porque no sólo nutre nuestra alma, también la eleva. Surge desde muy adentro, desde donde ahí no vemos, no llegamos, no nos cercioramos de la luz. La poesía surge de un punto de encuentro con la luz. Es un destello. Ilumina las cosas y se transforma en faro para nuestros sentidos, nuestros cuerpos, nuestro espíritu.

Por qué leer poesía. Te leo poesía para no sentirme abatida. Para encontrar el sosiego necesario dentro de este abismo, este precipicio al que nos vemos arrojados. Poesía que eleva el espíritu, poesía que nunca nos abandona.

La importancia de la poesía radica en sus evocaciones. Surge cuando menos lo esperamos. Y leerla incita a que esos momentos y su lugar estén más cerca nuestro. Estén en el limbo entre lo que sentimos y lo que deseamos. Los poemas son deseos cumplidos. En ellos se traza la singularidad y personalidad de cada persona, haciendo de guía.

La poesía nos escucha. Se queda con nosotros. Una te lee, poesía, porque a veces leerte es la única manera de sentarse en ese acantilado en el que por unos motivos u otros se transforma la vida. Y ese mar bravo, que creemos nos va a comer, a engullir, se transforma en palabras, en ese sentimiento agrandado de la vida.

La poesía nació en el momento que empezamos a llorar al nacer. Eran las lágrimas nuestras y la de nuestras madres. Pero la poesía no muere con nosotros, se queda en los recuerdos, en un abrazo, un amanecer o un crepúsculo que grita en el horizonte.

En la poesía, en ti, alma de almas, hay que creer, si no, no vienes a por nosotros.

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