Teoría de la Liquidez y la Isla de las Tentaciones

Jon Aldekoa
Libre Expresión
Published in
4 min readJan 21, 2021

El presente artículo trata aplicar la Teoría de la Liquidez fuera de sus ámbitos monetarios, en concreto al análisis de las relaciones afectivo-sexuales entre hombres y mujeres heterosexuales.

En teoría monetaria definimos liquidez como la capacidad que tiene un cierto bien de ser intercambiado en cualquier momento, lugar y cantidad con el menor quebranto posible. Sin embargo, aquí ya nos enfrentamos con un problema. En este nuevo ámbito a analizar no se intercambian bienes. ¿Qué se intercambia? Lo que buscan intercambiar hombres y mujeres en estas interacciones son promesas de exclusividad, dicho de otro modo, contratos verbales e implícitos de fidelidad. Estos pueden ser a corto o a largo plazo. A corto plazo serían aquellos cuya única finalidad sea una satisfacción meramente sexual mientras que a largo plazo su intencionalidad sería el inicio de una relación amorosa. Explicado de manera mundana, cuando un chico y una chica han ligado se prometen implícitamente que no van a intentar ligar con otras personas (salvo algunas parafilias y previamente acordado implícita o explícitamente) al menos hasta la conclusión de la promesa realizada.

El presente artículo trata aplicar la Teoría de la Liquidez fuera de sus ámbitos monetarios, en concreto al análisis de las relaciones afectivo-sexuales entre hombres y mujeres heterosexuales.

Una vez aclarado el concepto de liquidez aquí utilizado, toca definir los conceptos de comprador y vendedor. Como se ha explicado antes, en este ámbito no hay un bien físico que se intercambie entre los dos sujetos que participan de la interacción. ¿Cómo definir quién actúa como comprador o como vendedor en este contexto? Según la Teoría de la Liquidez, se define como comprador a aquel agente que reduce su liquidez con el intercambio. Por contraposición, se define al vendedor como aquel agente que aumenta su liquidez con el intercambio. De nuevo nos enfrentamos a un problema. SI lo que se intercambian estos dos agentes son promesas de exclusividad recíprocas, ambos pierden liquidez en el sentido de que esta promesa de exclusividad excluye cualquier posible intercambio de otra promesa de este tipo coincidente durante el lapso temporal que dure la primera. Para resolver este nuevo problema definimos comprador como aquel agente que participa en el intercambio que más liquidez pierde y como vendedor a aquel que menos liquidez pierde.

Como toda promesa o contrato, esta se puede incumplir o rescindir y de hecho es habitual que suceda. Así, el agente que mayor liquidez pierde es aquel que mayor número de solicitudes de promesas recibía. Por motivos biológicos que no se van a entrar a detallar, de manera generalizad la mujer es la que más solicitudes va a recibir, es decir, en el caso de comprometerse con una promesa, sería la que mayor liquidez pierda, luego actúa de compradora y como tal posee la soberanía del consumidor. Recordemos que la soberanía del consumidor es el poder de mercado que tiene el agente con mayor liquidez debido a que su contraparte depende de la aceptación del él para llevar a trámite el intercambio ya que el vendedor desea la liquidez que provee el comprador. Por tanto, el vendedor, es decir, el hombre será el más perjudicado en caso incumplimiento o rescisión de estas promesas.

Ahora vamos a introducir la restricción temporal y el número de individuos propia del programa pero que también puede darse en ciertas ocasiones en la vida cotidiana.

La liquidez será máxima al inicio de este tramo temporal ya que ni se han mostrado las preferencias de las contrapartes y el número de posibles promesas a realizar es máxima. Por el contrario, la liquidez al final del período temporal es mínima porque ya han sido mostradas las preferencias (o en el caso de no haberlo hecho ya no queda tiempo para hacerlo) o bien ya se han realizado las promesas que pudiesen realizarse. Por ello, la liquidez va disminuyendo progresivamente en esta situación. Esto tiene importantes efectos desde el lado del comprador, el comprador va perdiendo su soberanía. Ojo, esto no significa que desaparezca por completo o que se reviertan las tornas. El vendedor va aumentando su poder de negociación a lo largo del tiempo. Esto puede ser un efecto análogo a la inflación en el caso de la moneda de un país, aunque por causas diferentes.

Teniendo todo esto en cuenta, se puede deducir que estas promesas, en caso de producirse, se darán aproximadamente desde la mitad del intervalo temporal hasta el final.

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