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Libros y buenas lecturas
4 min readJan 6, 2016

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Ensayo 10 — ¿Dónde está la juventud?

De 19 motivos. Ensayando el cambio político
Por Mauricio Devoto

Está en el interior de cada persona. Es una actitud o forma que se vive y se siente. Mi padres son jóvenes. Andan por los 80 años y viven con una sonrisa, despiertos y atentos a lo que pasa en el mundo. Son abiertos, no se dejan apalabrar demasiado por políticos, periodistas, profesores o religiosos. Dudan. Preguntan. Escuchan. Aconsejan. Aprenden. Dialogan. Tratan de reflexionar. Se equivocan. Lo reconocen. Miran al futuro. Discutimos. Quizás les cueste caminar o no les quede mucho tiempo por estos lados, pero todavía les queda mucho para dar y recibir. Formar y formarse.

“Los jóvenes y las nuevas generaciones son el futuro de nuestro país. Son aquellos que nacieron con la democracia y no están contaminados por las luchas ideológicas del siglo veinte”. Sí y no. Los jóvenes sí son el futuro, pero también son el presente. Según lo entiendo, el hecho de haber nacido después del 1983 y en democracia no hace de una persona un joven o un garante de presente o futuro alentador alguno.

Conozco muchos chicos menores de 25 años que me parecen viejos. Que tienen las mismas taras y negaciones que señores y señoras de más de 50. Que viven obnubilados por grandes egos, fanatismos y extremismos religiosos, ideológicos o partidarios. Tienen actitud, pero destructiva. Si de política hablamos, chicos a los que la ideología y política tradicional — y una educación de otra época y para otros problemas — parece haberlos engrampado en la clásica (y media-pasada-de-moda) pelea izquierda/derecha. Chicos que siguen demasiado enganchados en la lucha entre algunos de los puntos del segmento que une esos dos extremos, y repiten como si fuera una verdad indiscutible: “O estás a favor del Estado y sos progre y de centroizquierda o estás a favor del mercado y sos neoliberal y de centroderecha”

Conozco otros chicos sin actitud, que van por ahí como zombis, sin pensar ni preguntarse nada ni intentar tener opinión ni formar criterio personal sobre las cosas. Que siguen el rebaño o gurú de moda sin que se les mueva un pelo del jopo correspondiente al mes del año. Que no te miran a los ojos cuando hablan porque no han sido educados para encontrar algo en un par de ojos de verdad o porque no pueden despegar los ojos del celular.

Pero conozco muchos más chicos y chicas bien despiertos, que sorprenden por su solidaridad y ganas de ponerse al servicio de los demás. Con una actitud positiva frente a la vida, involucrados en cuestiones que hacen a la mejor convivencia entre las personas y el cuidado del entorno y ambiente en el que se desarrolla la vida común. Hacen sus primeros o segundos o terceros pasos en política o en el sector privado. No se miran el ombligo, ni se dejan enceguecer por los pesos o dólares, ni hacen cualquier cosa por un cargo ni piensan que el Estado es una vaca lechera que tiene la obligación de brindarles todo lo que deseen. Ven la vida como un paso y la política como un servicio a los demás.

De la forma en que la veo la juventud debería ser el presente de nuestro país. Actores deberían ser todas las personas que se sientan jóvenes, que sepan escuchar, aprender, equivocarse, cambiar, pedir disculpas, abrirse a los demás, mirar a los ojos, compartir, sin importar su número de documento ni la generación a la que pertenecen. Chicos o viejos por fuera, no interesa, pero jóvenes.

Si pudiera decirles a estos jóvenes una sola cosa vinculada a la actitud para con la vida en común, sea cual sea el ámbito en el que decidan actuar y los genuinos y válidos intereses personales que puedan perseguir, es que piensen siempre que lo que hagan va a influir o tener consecuencias en otras personas. Que es muy importante la racionalidad, eficacia y eficiencia de las decisiones que tomen y acciones que desarrollen, pero que al final del día los destinatarios son siempre personas como ellos, sus padres, hijos y vecinos. Y que son personas, y no recursos humanos o medios, quienes les ayudarán a lograr sus objetivos. En más o en menos según el trato, el respeto y el ejemplo que les den. Y que si se van a dedicar a la política o deciden trabajar en la administración pública o ser jueces recuerden que el único “poder” que tienen es el de servir a la sociedad y a las personas que la integran.

En todo esto está la juventud del presente y el futuro.

Mauricio Devoto

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