Me designaron líder, ¿Y ahora qué?
En las empresas de actualidad usualmente se buscan personas que tengan alto nivel técnico. Los procesos de reclutamiento se preocupan por obtener a la persona más capacitada para satisfacer las necesidades del puesto. Por fortuna lo contratan a usted, una persona que tiene un conocimiento técnico y una reputación intachables. Sabe resolver problemas y propone soluciones. Después de un tiempo de laborar para la empresa, la cual le ha dado la oportunidad de crecer en el campo, le ha brindado oportunidades para capacitarse con lo último en tendencias relacionado a su campo laboral, puede aparecer la oportunidad de ocupar un cargo de liderazgo.
¿Ahora qué? Asumimos que es un puesto “de papel” nada más, pero cuando nos adentramos en las funciones que involucran ese puesto nos damos cuenta que requiere de ciertas habilidades que la experiencia técnica no siempre nos brinda. Es por esto que las habilidades para la vida son muy importantes como colaborador.
Cuando mencionamos habilidades para la vida nos referimos a todas aquellas habilidades que requerimos para ser mejores líderes. Habilidades como la empatía, comunicación asertiva, escucha activa y pensamiento crítico son algunas de las tantas que se pueden mencionar.
Cuando se toma el papel de líder es importante tomar en cuenta estas habilidades debido a que son las que diferencian los líderes ordinarios de los extraordinarios, considerando que como líder que se desempeña en una organización, los que lo rodean son personas, con sentimientos, que se motivan de diferentes formas y que podrían pertenecer a generaciones laborales distintas.
Algo que debe quedar claro una vez que las personas se desempeñan como líderes, es que antes de conocer al equipo hay que conocerse y liderarse a uno mismo. ¿Cómo se lidera uno mismo? Si usted logra identificar las fortalezas y debilidades que posee, y durante el proceso tiene la capacidad de convertir las fortalezas en puntos de ventaja ante situaciones adversas, mientras logra confrontar sus debilidades, esto le va a ayudar a saber controlar los impulsos emocionales y le dará una guía sobre cómo reaccionar ante situaciones que un líder frecuenta normalmente.
Negociar es un arte, y como líderes hay que considerarse artistas. Para llegar a una negociación, un líder tiene que tener en su caja de herramientas varias habilidades importantes, entre ellos la escucha activa y la comunicación asertiva. Siempre enfocado en el ganar-ganar. Cuando no se logre entablar un arreglo, es muy importante saber identificar esto a tiempo para evitar una negociación aparente (donde no se define nada) y buscar mediadores, árbitros o conciliadores que ayuden a nivelar ambas partes para que lleguen a un acuerdo.
Dependiendo de la situación que se presente, hay que tomar decisiones, y un buen líder sabe usar los tipos de liderazgo correctos en el momento adecuado, en otras palabras, domina el liderazgo situacional. Aunque se tenga una afinidad por el liderazgo democrático o entrenador, se presentarán momentos en los cuales la mejor opción es ser un líder coercitivo o autoritario. Eso sí, sin dejar de lado el control de los impulsos emocionales que podrían desatar en un momento incómodo para los compañeros de trabajo.
Más importante que conocer habilidades para la vida es saber aplicarlas, y más importante aún, tener la capacidad de transmitirlas hacia las demás personas. Dejar de lado un liderazgo unidireccional y más bien convertirlo en uno omnidireccional. Desde liderarse a sí mismo, a sus pares, a sus subordinados, a sus superiores y hasta los que no se tiene autoridad. Parte de las habilidades de un líder es saber influenciar, y con las actitudes adecuadas se logra influenciar a todas las personas que se encuentran alrededor.
Ahora que lo designaron líder, es importante que tome en cuenta las habilidades mencionadas anteriormente, hágalas parte de su modus vivendi, dé el ejemplo y no le tenga miedo al proceso de mejora continua, ya que todas las cosas, de alguna manera, son mejorables.
