Cuando lo único que queda es reinventarte

Victoria147
Life & Culture
Published in
2 min readJun 1, 2018
Ilustración por María Camila Rodríguez

El cambio es necesario para ver la vida con claridad.

Por Helena Moreno Diaz

Hace poco leí algo que me puso a pensar sobre el miedo que nos invade a cierta edad de nuestras vidas, eso que nos impide crecer y reinventarnos. Decía que no hay una situación sin riesgo y no hay valentía, sin vulnerabilidad. Lo que más deseamos nos exige abrirnos más a los cuestionamientos, que mantenernos cerrados a nuevas preguntas.

Al respecto, Alejandra Martínez, colombiana, comunicadora social, periodista y CEO — Directora creativa en @lolasmagazine afirma que “reinventarnos es re-significar lo que pensamos y creemos, porque crecer es despedirnos de nuestras certezas y volver a llenarnos de preguntas”. Madurar es darle un nuevo significado a lo que pensamos y creemos.

Con la adultez y la incertidumbre se abre ante nosotros un camino sin instrucciones para saber cuál es el siguiente paso y cómo hacer las cosas bien, empieza verdaderamente la lucha. La vida se complica y el futuro depende exclusivamente de nosotros. Pero, curiosamente es allí donde la magia sucede y empieza la búsqueda por el llamado propósito de vida.

Crecer, madurar y enfrentar el hecho de ser adultos nos invita a realizar los sueños que alguna vez imaginamos; porque volvernos amigos del cambio y equivocarnos implica descubrir verdades que desconocíamos. Claro, todo esto nos aleja del confort, lugar favorito por excelencia de nuestra generación. Debemos decirle no a la mediocridad y a la comodidad como excusa para cualquier cosa.

Comernos los miedos e intentarlo una y otra vez es demostrarle a la vida que queremos responder sus preguntas y que estamos preparados para la incertidumbre. Es ahí cuando sentimos que todo se viene de cabeza, que las ganas de cambiar y reinventarnos son más grandes que nunca.

Agradecer los errores y desear el cambio debería ser un ritual de todos los días. Abandonar la rutina, los pensamientos que nos hacen daño y reaccionar con fuerza a lo que merezca la pena es enfocarnos en lo verdaderamente importante para un nuevo comienzo. Claro, sin perder la esencia que nos hace únicos en este mundo que lucha todos los días por hacernos iguales.

Helena tiene 23 años y es egresada de comunicación social con énfasis organizacional en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.

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