Aprendiendo de los errores.

El único crimen con los fracasos no es repetirlos, es no haber aprendido nada de ellos.

Si algo he aprendido en estos últimos 10 años es a no arrepentirme de los errores que cometí, a no negar mis malas decisiones y a no desligarme de mis fracasos.

Ok, duelen, son tristes, frustrantes y me acusan de que pude hacer mejor las cosas. Pero luego recuerdo que las buenas decisiones están hechas de la experiencia que conseguí con mis malas decisiones, que he podido ayudar (y sigo haciéndolo) a un montón de gente a raíz de esas equivocaciones y que puedo ser empático y decir “sé lo que se siente” con certeza.

Cada uno decide que hacer con sus errores. Yo decidí usarlos a mi favor. Mis buenas decisiones, mis amigos y mi vida en general no sería lo que es sin ese aprendizaje.

Así que aunque a veces lo vea con dolor, no me arrepiento de lo vivido. Lo miro hasta con ternura, porque soy mejor y soy feliz.

Para aprender a montar bicicleta, te tienes que caer primero.