Massive Attack — Mezzanine (1996)
Húmedo y oscuro. Con un aire cinematográfico y experimentalmente alejado de sus antecesores. El tercer disco de Massive Attack, uno de los máximos exponentes del sonido de Bristol o del trip-hop como lo bautizaron en la época, se consagró como el álbum cúspide de su carrera discográfica.
Este disco supuso un punto de inflexión para la banda, que quería salir del encasillamiento y optó por adentrarse en terrenos musicales más heterodoxos, dando como resultado una exploración entrópica de su sonido y el de la música electrónica de los noventa, así como también una narración sobre la desesperanza que sigue vigente hasta nuestros días.
Mezzanine fue un remezón estilístico mucho más potente. Un disco que te envuelve, se enrosca en tus oídos como una serpiente y se comprime hasta impregnar de turbulencias tus tímpanos.
Tras su publicación, el 27 de abril de 1998, fue aclamado por la crítica especializada, la cual se encargó de encumbrar el disco hasta lo más alto, calificándolo como una joya musical. Un entusiasmo que fue corroborado y respaldado por sus más acérrimos fans, los que se mostraron fascinados con la nueva vertiente tomada por el grupo. El uso de guitarras eléctricas distorsionadas es uno de los sellos más característicos que le dan la identidad al nuevo sonido.