Salvar la vida y la dignidad

CICR
Llevados al límite
3 min readDec 17, 2015
© Larry Towell / Magnum para CICR

Hoy fue la primera vez que Flaquita salió a buscar el pan para la comida. En cuanto regresó intentamos platicar con ella, pero aún queda mucha verdura que lavar y cortar. Está contenta de asumir cada vez más responsabilidades como líder de un grupo de cocina en La 72, una casa refugio para migrantes ubicada en Tenosique, Tabasco, en el sureste mexicano.

© Larry Towell / Magnum para CICR

Finalmente hace una pausa, se seca las manos y nos dice que ya podemos charlar. Nos sentamos en uno de los pasillos del albergue, desde donde vemos llegar a un grupo de migrantes acalorados, exhaustos, en busca de un sitio para descansar y reponer fuerzas antes de continuar su recorrido.

En ese momento recuerda el día que ella y su hijo llegaron al albergue.

“Vienes deshidratado, con dolor de pies, con dolor de estómago y al llegar a este lugar uno se siente acompañado”.

© Larry Towell / Magnum para CICR

Cuando ellos llegaron, ya llevaban varios días de aguantar el hambre en el camino. “A veces no te regalan ni un vaso de agua porque eres un indocumentado”, señala. Recuerda claramente el plato de sopa, el pedazo de carne, las tortillas y el refresco que les ofrecieron el día de su llegada.

Flaquita, como prefiere que la llamemos, es una mujer salvadoreña que habla con mucha nostalgia su lugar de origen. “Yo vengo de un lugar muy hermoso, muy bonito, pero es un lugar muy peligroso, donde hay mucha delincuencia”.

Más allá de eso, explica, están las pandillas, que reclutan a los muchachos desde muy jóvenes. “Mi hijo no quería ser parte de eso. Se había ido de la casa por andarse escondiendo de las pandillas, que lo tenían amenazado”. Fue entonces que un día tomó la decisión de abandonar su país para proteger la vida de su hijo.

“Si te amenazan o si te sentencian que te van a matar, entonces no tienes opción, sino solamente hacer tus maletas y agarrar camino”.

© Larry Towell / Magnum para CICR

Se encontró con un grupo de migrantes hondureños que le advirtieron que la ruta era muy peligrosa para las mujeres. “Por la calle podemos encontrar asaltantes, violadores, secuestradores y muchas cosas de peligro”, dice. Le sugirieron que se vistiera de varón y así lo hizo. Flaquita continuó su trayecto vestida con un pantalón y una camisa de hombre.

“Viene uno tratando de salvar la poca dignidad que uno trae del camino, del país de donde uno ha salido”.

© Larry Towell / Magnum para CICR

Flaquita ya no quiere llegar a Estados Unidos. Le gusta México y quiere empezar una nueva aquí. Sabe que aún quedan heridas por sanar pero encuentra alivio en su día a día en el albergue.

“Llegando aquí te da tiempo, te da chance de volver a comenzar, de poner en orden las ideas, de tener bien claro lo que quieres y hasta dónde quieres llegar.”

En #LlevadosAlLímite vemos las dificultades que hacen que las personas huyan de sus hogares y que siguen padeciendo en rutas migratorias.

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Llevados al límite

El Comité Internacional de la Cruz Roja brinda protección y asistencia humanitaria a las víctimas de los conflictos armados y otras situaciones de violencia.