📝|Modelos mentales: lo que piensas que escuchaste [Opinión]

Darío Gómez y el Flamenco como ejemplos de una inquietud personal con los género musicales.

María Verónica
Lo único mejor que la música
5 min readJul 15, 2020

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Cada canción, con sus instrumentos, con sus ritmos, con sus dichos, los jaleos y con sus emociones se envuelve en un género, o varios, y estos géneros, a su vez, están mostrándonos elementos que caracterizan los fenómenos musicales que los engloban.

Las canciones son un discurso que nos revelan estilos de vida: el trato a los amigos y las parejas, los gustos alimenticios, las creencias, las formas de vestir, los espacios que la rodean, y hasta cómo curar un desamor, como lo canta El Rey del Despecho.

Darío Gómez en cada estrofa ha construído discursos que se han convertido en frases célebres para enseñarnos su manera de vivir, amar y llorar. Nos introduce su creencia que “nadie es eterno en el mundo”, que “sin amor también se vive” y que “lo que va a ser para uno nunca es para los demás”.

Así, al escucharlo, sabemos que es casi inevitable que lo acompañe el grito herido de quien canta sus versos a sollozos por un corazón dolido.

Un hombre al que las tragedias y el éxito lo han encaminado en su vida y lo convierten en un artista “hecho a pulso”, como suelen admirarlo los seguidores de la música popular, a la que asociamos con las reuniones en la finca en las que se pasa la noche en vela tomando aguardiente en taburetes alrededor de mesas servidas con las picadas de chorizo, arepa y chicharrón.

Es así como se mueve todo un imaginario de peculiaridades y elementos en torno a este cantautor colombiano que ha escrito más de novecientas canciones y ha vendido alrededor de seis millones de discos.

Existe entonces un listado de características que describen un contexto acerca del artista y su género. Estas construcciones relevantes, como lo explica Van Dijk, nacen de las experiencias personales que guardamos en nuestra memoria episódica, en este caso, con cada género musical que escuchamos.

A estas construcciones se les llaman modelos mentales, y según nuestras experiencias comunicativas, las llama modelos de contexto.

Por ejemplo, reconozco a Darío Gómez como: guaro, corazón herido, tusa y sexismo. Pero estos patrones que tengo están basados en mi experiencia personal en la que he tenido un acercamiento mínimo a su música, incluso podría decirse que es una mirada creada casi sin conocerlo. ¿Puede ser este modelo mental un prejuicio y una predisposición? Por supuesto.

¿Qué pasa cuando nos alejamos de un artista sin siquiera permitirnos separarlo de estas aprensiones que tenemos? Lo que suele suceder es que nos hacemos juicios y construímos opiniones que nos influyen en creer que nuestros modelos mentales son verdades absolutas y no nos damos cuenta de que son contextos basados en opiniones sesgadas o incompletas impidiendonos así, poder descubrir y disfrutar las creaciones del artista.

Van Dijk dice que los contextos “no son un tipo de realidad social ´objetiva´ o una situación social “real”, sino que son constructos subjetivos de lo que ahora es relevante en dichas situaciones sociales”.

Cuando piensas en rock, reggae, vallenato, electrónica, reggaetón, flamenco, ¿aparecen imágenes al nombrar cada uno de ellos, no es así? Esa lluvia de ideas son el modelo mental que tienes y que se enriquece gracias a todo el universo transmedial que los acompaña, y, por lo tanto, nos acercan o nos aleja de artista o sus géneros.

Antes de condenar a cualquier músico por los dilemas personales que podamos tener, es necesario experimentar la música y revisar la trayectoria de aquellos a los que no les hemos dado la oportunidad, y les cuento que, ¡qué dicha da llenarnos de asombro al encontrarnos disfrutando y cantando los ritmos que creíamos impropios a nosotros!

Así ha sido entonces mi sorpresa frente a Darío, al conocer su historia y “abrir la botella” para escuchar lo que tenía por decirme.

Para citar otro ejemplo en el que podemos experimentar límites frente a un género musical, podría contar desde mi experiencia cercana con la música flamenca.

El principal rechazo que suele saltarme con este género es su estrecha vinculación con la tauromaquia que está presente en su historia, en muchas letras de sus canciones, e incluso en los lugares de encuentro de músicos y toreros. No deja de cuestionarme el hecho de si estará bien disfrutar de su música cuando esto de alguna forma pueda significar que se apoyan prácticas taurinas.

Por ejemplo, cómo lograr practicar y disfrutar de la danza flamenca, que me encanta desde niña, teniendo en cuenta su relación con el toreo y al mismo tiempo estar en contra del maltrato animal. Causa sospecha e incomodidad, siguiendo el ejemplo del baile flamenco, cómo algunas poses requieren actitudes taurinas, siendo aquí evidente su interrelación.

Es raro cómo podemos sentirnos frente a esto. Es difícil separar los discursos, pero vale la pena intentarlo. Pensémonos como quienes tenemos la responsabilidad de construir esos nuevos formatos y hacer parte de estos procesos de mutación. Porque creo que una solución la encontramos en permitirnos tener un modelo mental subjetivo.

Al abrirnos a las posibilidades nos damos la oportunidad de apreciar el arte de un género o el legado musical de un artista porque entendemos que la música, la cultura, incluso la ciencia, son como seres vivos que mutan y evolucionan. Entonces, lo que El Flamenco, con toda su cultura tiene para ofrecer no se le puede despreciar por una práctica que cada vez es menos frecuente en su música, y de la que los mismos artistas cada vez sienten menos afinidad. Lo mismo me pasó con El Rey.

Necesitaba ir más allá. Y yendo pa´allá hasta las montañas es que he podido escribir estas líneas sobre Darío Gómez, a quien separé de su universo para reconocerlo como un personaje que tiene una trayectoria musical que asombra y una historia interesante que contar, lo que lo ha llevado a convertirse en un ícono a nivel mundial y le ha otorgado el título que lo posiciona como El Rey del Despecho.

Hoy tarareo “Entre comillas”, y no necesito tomarme una copita pa´ poder brindar por su legado.

“¡Me equivoqué, lo siento y me arrepiento. Me confundí no entiendo la razón. Si tu bien sabes que mi amor es sincero. Que no hayan dudas por el bien de los dos!”

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María Verónica
Lo único mejor que la música

Me conmuevo, me deslumbro, como si fuera el primer día de mi vida. Para encontrar algo que contar basta con salir ahí fuera.