La caja que cambió el mundo
Como una simple idea revolucionó los mares y le dio forma a la globalización.
Dedos cruzados
Más de 100 invitados estaban presentes el 26 de abril de 1956 para ver zarpar al SS Ideal X, una renovada embarcación que años atrás había servido para transportar gasolina en la segunda guerra mundial. Nadie, ni siquiera Malcolm Mclean quien los había convocado, podían imaginarse la importancia y magnitud de lo que estaba ocurriendo. La embarcación iría desde Newark, New Jersey hasta Houston, Texas con una carga nunca antes vista. Se trataba de un invento que Mclean había comenzado a formular dos décadas antes cuando todavía era conductor de camiones.
De empleado a empresario
Malcolm Mclean nació el año 1914 y después de completar sus estudios en la primaria comenzó a trabajar como agricultor, operador de gasolinera, entre otros. Ahorró durante muchos años para finalmente en 1934 comprar un camión de segunda mano y fundar su propia empresa de transporte. Tres años más tarde, un día antes del día de acción de gracias, Maclean había estado conduciendo toda la noche para llegar a tiempo a la celebración. Al llegar al puerto donde debía dejar su carga, encontró unos 25 camiones delante de él. Sacó los cálculos y se dio cuenta que debería esperar 9 horas a que todos los camiones delante de él fueran descargados y que llegaría tarde a la cena. Se preguntó porqué había que cargar caja por caja la mercancía de su camión y no se tomaba el remolque en su conjunto y era subido. Durante años encontró burlas y risas a su idea. ¿Qué podría saber un camionero de cómo mover mercancías a través de ríos, mares y océanos?
El sueño toma forma
Pasaron los años y en el año 1950, el ahora dueño de una de las flotas de camiones más grandes de Estados Unidos, estaba decidido a resolver el problema que había visto tanto años antes. Estaba convencido que la clave para acelerar el transporte marítimo no era construir barcos más rápidos como todos pensaban, sino puertos más eficientes. Tras muchos diseños y prototipos, logró unir todas las piezas del rompecabezas: un contenedor de tamaño uniforme, que fuera rígido, apilable, seguro y que pudiera ser transportado tanto por barcos como por camiones, un barco diseñado para llevarlos y máquinas en los puertos para cargar y descargarlos.
58 eran los contenedores que llevaba el SS Ideal X en su primer viaje como barco de contenedores y antes de llegar a puerto, la noticia del nuevo sistema revolucionario remecía el mundo del transporte, las risas y dudas se transformaron en pedidos y facturas. Ahora todos querían mover su carga con el nuevo sistema. Durante los años 60s, se fueron haciendo modificaciones y se llegaron a nuevos estándares, pero la idea base era un éxito y los contenedores se podían ver en todas partes del mundo.
El invento del siglo
Muchos economistas lo consideran el invento de mayor impacto económico del siglo XX y es que una nave que tomaba una semana en cargar, ahora bastaban 8 horas. El costo promedio de embarcación de una tonelada de carga pasó de $5.83 a $0.16 dólares. La cantidad de capital en tránsito, en algunos casos, calló a la mitad. Como los contenedores se podían cerrar y pesar en cada puerto, el robo bajó dramáticamente y con ello el precio de los seguros a menos de un quinto para el año 1970. Hacia el año 1983 el 90% de los países contaba con un puerto capacitado para manejar containers. El comercio internacional se disparó en las décadas que vinieron y la globalización tomaba forma de caja.
Un ejemplo a seguir
En Logipak nos encanta la historia de Malcolm Mclean porque por un lado muestra lo importante que es la perseverancia en los negocios y que las cosas no siempre, o más bien casi nunca, resultan de la noche a la mañana, y por otro, muestra como re planteándose la manera en que se ve un problema (mirar el problema del transporte marino, no como uno de velocidades de barcos, sino la de los puertos), se puede llegar a soluciones innovadoras que nadie más está pensando.
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