Mira qué decorado más bonito
Mientras media humanidad sigue hiperventilando por lo de Donald Trump (pese al calibre del personaje, va a ser difícil que su gestión esté a la altura de las catástrofes que se auguran, ya verán), aquí en Sevilla nos vamos apañando haciéndonos selfis con los actores de ‘Juego de tronos’, hasta el punto de que el que no tiene una foto con un Lannister o un Stark es poco menos que un paria. Y eso, con permiso del Festival de Cine, es lo más que entendemos de ponernos internacionales, tras unos días en los que que sólo teníamos ojos para el Gran Poder y la emigración de Zoido a Madrid.
Decimos ‘Juego de tronos’ y los ojos nos hacen chiribitas en pleno arrebato de orgullo, con esa lógica mental tan de aquí que concluye que es normal que la mejor serie del mundo acabe rodando en la mejor ciudad del mundo. Pura lógica. Pero resulta que, dejando al margen el consabido tirón turístico (que es real, y eso que todos los sitios en los que graba este adictivo culebrón con dragones están a la greña para venderse como el más tronístico de los municipios), en este caso nos limitamos a poner el telón de fondo, a ser el bonito decorado. No pasa nada si lo asumimos, pero es que no solemos hacerlo.
Aquí somos tan propios que creemos que Sevilla le da pedigrí a la serie, cuando es al revés: muchos están localizándonos en el mapa gracias a que nos revolotean los dragones. Los que entienden de esto dicen que sí, que esto compensa al final, por mucho que choque que llevemos con Itálica cerrada un mes enterito, que se dice pronto. Lo de las Atarazanas es otro cantar, porque ahora sólo abren para que formen allí los nazarenos en la salida de la hermandad de las Aguas, un paisaje que tiene pinta de perdurar si se produce (esperemos que no) la paralización judicial a la que puede llevarnos el recurso de la Asociación de Defensa del Patrimonio.
Total, que hagamos lo posibles por no volvernos locos con esto de ‘Juego de tronos’, porque corremos el riesgo de quedar un pelín catetos. Alegrémonos por albergar el rodaje de uno de los eventos culturales con más impacto mundial, pero sin creernos que están aquí por nuestra cara bonita sin más, que detrás de esto hay mucho trabajo y una alfombra roja puesta a los productores. Eso sí, vivamos con intensidad el momento, no vaya a ser que Trump imponga por decreto que las series norteamericanas tienen que rodarse todas en Iowa, la mejor manera de volver a hacer EEUU grande…