Yo, puta tonta.

lulú
Los excesos
Published in
4 min readDec 20, 2020

una fría gota de sudor bajando por la espalda y un escalofrío atravesándome la columna. como si fueras vos escupiéndome en la boca y salpicándome la totalidad. el todo, la nada, yo, nada, para vos. tu nada y nada más. anoche gritaron tu nombre, la calle estaba vacía y yo salí corriendo a la ventana para comprobar que no eras vos y que ya no venís a la nada, a mi nada, a todo lo nada que me dejaste, a todo lo nada que soy, a la nada en la que vivo, a la nada que me encarna. no sé dónde estás; hace meses miro el techo y me pregunto exactamente lo mismo. a dónde carajo te habrás ido, que voy a encontrarte y soy incapaz de reconocerte. y ya no sos, parece, ya no sos más que un invento nuevo y yo una figurita intercambiable de tu inmensa colección de tontas. ojalá pedirte que me partas la boca de un golpe, para que la sangre contamine nuestros besos y me duelas de verdad, no como ahora, quiero que me duelas de verdad, como duele que te lleve puesto un bondi, como duele clavarte una astilla en el dedo gordo del pie, que me duelas como duele un tiro en el pecho y que dejes de dolerme en el orgullo, ahí, en mi aparente indestructibilidad. tomá, palabra nueva, para el diccionario, para que te la apropies, y te la escribas en el pecho y la levantes como bandera, y me levantes a mí en el aire y me ahogues en la pileta. a ver, a ver si me doy la cabeza contra el fondo y te enchastro todo de una vez. a ver si me ves explotar en mil pedazos y te doy por lo menos un par de órganos para que te persigan rotos en las pesadillas, rotos como yo, que sueño que te digo que te extraño y te abrazo, que sueño que negocio con terroristas para poder oler tu desodorante. yo, que si hago el esfuerzo me acuerdo de tu lengua, de tu fuerza en mi piel, en las muñecas, mi cuerpo atado a tu capricho, atado al tuyo, atado a tus palabras y tus silencios, atado a tus ausencias, atado a tu balcón, colgado de tu balcón y tus atardeceres, tu gusto a cigarrillo mentolado entre los labios, esos que pensé míos, yo, que me comí el cuento, yo que conté los días cuando no había final. yo, que dejé que me convirtieras en nada, yo, que me deshice para vos. yo, tonta recalcitrante, puta y tonta, ante todo. yo que te dejé cogerme hasta que la sangre estuviera al borde de brotarme por los ojos. yo que me callé todas las veces que vos me lo dijiste. yo que te odié, y que de víctima no tengo nada, y que con mi maldad construí un castillo, hecho de vidrio picado, todo lo alto que pude, para estar más cerca de dios, no de vos, y poder mirarte a lo lejos y con altura, a lo lejos para no poder distinguirte del resto y distinguirte igual; para que no me lleguen tus sonidos, ni tu voz, ni esos besos que odio, ni esas manos que odio, ni esa sonrisa que odio, ni ese ente que odio porque es odioso y pegajoso y lo llevás adherido a la espalda como si fuera el peso del mundo entero, que te cargás, vos, pobre, vos víctima, no yo, que soy rey de mi castillo, y de mi vanidad, y de mi egoísmo, y de esta capacidad preciosa de caerle mal a tus amigxs, caerle mal a tu hermana, caerle mal a tu novia nueva y buena y vieja; caerte mal a vos y que no me importe. caerte mal, caerte peor, caerme en un agujero y tocar las piedras ardientes con la lengua y no sentir dolor, caerme en mis propias telas de araña, y masticarte. que te me deshagas vos. y tragarte. y vomitarte. y enterrarte. y que te vayas, que desaparezcas, que no vuelvas más, que no me des ni un poco de pena cuando te miro a los ojos, que no tengas ojos, que yo no tenga boca, que nadie diga nada, que el tiempo pase vacío, no saber dónde vivís ni cómo mierda te llamás. el día que mi catarsis no tenga tu nombre, cuando no tenga más este amargor en el paladar, tal vez, quizás. el día que deje de decir que, que deje de decir y, que deje de dudar. cuando deje de decir cuando, cuando deje de escribir como si gritara, cuando deje de correr y empiece a caminar. cuando aprendas a estar sola y yo empiece a usar metáforas distintas. si llega el momento en el que no saltes de concha en concha, tal vez, quizás. el día que where is my mind no me traiga nuestro verano, en el que además de puta fui tonta, y fui tuya, tuye, tuyo. recuperaré entonces la cabeza, y dejaré de profesar esta religión en la que sos el eje del mal, en la que yo soy un tirano y vos una estúpida, en la que la tierra se abre para tragarme y no me importa, en la que tengo que erradicarte y arrancarte de mis venas, en la que te tengo clavada en la garganta, en la que sos un recuerdo, malo, lejano y tonto, como yo.

--

--