Tlahuicole, de América García Ruiz

Los Furbantes
los furbantes
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4 min readFeb 8, 2021
Photo by Jezael Melgoza on Unsplash

Soy el Semidios Mexica Moctezuma, mi imperio es el más grande de Mesoamérica. Existe belleza, verdad, poesía y filosofía entre otras maravillas en mi reino. Somos una cultura que busca la verdad y la perfección.

Estoy rodeado de lujos y belleza, mi ejercito es el mejor de todo el imperio. Doscientos señoríos me sirven a diario. Mi vestimenta, se usa una sola vez. Gusto de baños diarios tres veces al día. De los jardines, de las terrazas, de mis pirámides. Mi zoológico personal cuenta con todas las especies de mi imperio, diez estanques con agua dulce y agua salada son atendidos por trescientos hombres solo para limpiarlos.

A mi paso ponen perfumes, lo mejor de mi imperio. Porto un penacho confeccionado con 2500 piezas de oro y plumas de las aves más exóticas del imperio. ¡Mi penacho durará más de 1000 años… solo lo mejor para mí!

Uno de mis hijos perece en las Guerras Floridas contra los Tlaxcaltecas para expandir mi imperio. Empero en este ocaso se entristece mi corazón, mi rostro se cubre de lágrimas, un General Guerrero Tlaxcalteca ha ganado el combate. El honor de los Guerreros dicta que deben morir o matar en combate. Mi rostro expresa este profundo dolor que habita mi corazón; mando apresar a Tlahuicole.

Si Turquesa es el símbolo del fuego, mi alma se funde con el dolor y es tal que el cielo rojo acompaña mi dolor, no puedo soslayar esta perdida, esta agonía. Soy todo poderoso en la tierra, una deidad que agoniza. Las maravillas que contemplan mi vista ahora se desvanecen, soy fantasma, me extingo. Es preciso tener en mi presencia al causante de este profundo desconsuelo.

Cada aurora posee novedades, en la primavera de mi infancia acudí al Calmécac, escuela para nobles. Entre tantas maravillas me convertí en Guerrero, soy de origen Otomí, nací en el año 1497; pero mi honor y valentía están depositados para defender a mi amado pueblo. Soy un Gladiador y General Tlaxcalteca, me llaman Tlahuicole (el del asa de barro).

Me he enfrentado innumerables amaneceres en las Peleas Floridas contra los Mexicas, saliendo airoso en todas ellas. El honor del Guerrero estriba en matar o morir por su nación, en cada crepúsculo parten almas valientes que han pugnado con honor. Uno de los hijos del jerarca del imperio opresor, denominado Moctezuma, ha perecido en el ocaso.

Su padre Moctezuma a enviado a un ejército, con el objetivo de llevarme cautivo a su imperio. ¡Me persiguen por veinte amaneceres, me he ataviado de lo que soy… un GUERRERO!

Mis adversarios me encuentran en una ciénega de la que no he podido salir, soy transportado en una jaula, hasta la presencia de Moctezuma. Aún conservo mi macana que pesa aproximadamente mil jaguares, con incrustaciones de obsidiana dispuestas como filosas cuchillas.

Enfrento con valor lo que el alba me depara, pienso en la muerte en la batalla, no tengo miedo.

Moctezuma me ofrece la libertad. Un hombre en mi posición no espera libertad, debo morir con mis ideales, ¡debo luchar!… ¡Ganar o morir!

Moctezuma me pide ayuda, quiere que acepte un puesto como capitán de su ejército o volver libre a Tlaxcala, el lugar donde crecí. Pero todos sabemos que volver con vida es un deshonor, un Guerrero tiene como fin último dar su vida por su nación, cualquier decisión me lleva a la deshonra.

No acepto, es preciso preservar mi honor. Pido la muerte en batalla, antes que perder mis más profundos ideales.

Moctezuma me pide esperar a la Fiesta de los Guerreros, para ofrecerme una fiesta de 8 días. Durante la espera soy enviado a liderar un ejército de Moctezuma, en donde reconocen mi valentía al pelear. Sin embargo, es mi honor, son mis ideales las guías de mi destino…

¿Qué significa vivir sin honor? Es morir enfrentando cada alba, cada ocaso, con la asfixia del alma, es andar como el andar de un sonámbulo, es sentir que los latidos son ya recordatorios de que algún día fui vida.

Me he levantado antes que los primeros rayos del sol, he desvelado el fardo del dolor que me impide cumplir con mi tarea final. Esta es la última batalla, mi último deseo, mi último suspiro. El viento besa mi rostro, porto un mazo de madera sin cuchillas de pedazos de estrella; poseo un escudo de papel, llevo un pesado círculo atado a mi espalda, son poco más de veintiocho Guerreros Águila y caballeros Jaguar, lo mejor de la élite a quienes voy a desafiar.

Con cada paso me aproximo al final… Una alfombra verde, con diminutas flores multicolores dan paso a mi estadía en este plano terrenal.

Siempre he pensado que un Guerrero debe ser fiel a su palabra, a su pensamiento, conservar su honor hasta el final. Con cada roce de miles de finas cuchillas, me aproximo al final de mis días, sin embargo, en esta pugna he herido de muerte a ocho oponentes y lesionado de gravedad a veinte. Enfrentado con valentía el final de mis días…

¡Me aproximo a la eternidad, fundirme con el todo… como un Guerrero!

Observo la brevedad del cielo nocturno embarazado de miles de estrellas, soy llevado por el viento, ¡doy gracias al cosmos por mutarme en partículas estelares!

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Los Furbantes
los furbantes

sin. pl. pícaro, bribón, mentiroso, falseador, escritor