Un reloj de arena, de Luisma Rebollo
Estamos solos, ambos tan pequeños en una casa que no es acorde a nuestra escala. Un reloj de arena y yo.
Me tengo que enfrentar al él, es la única manera de liberar la vida, de que el tiempo vuelva a su curso, de que la arena del reloj gane a la fuerza de la gravedad y empiece a caer de nuevo. Es la única oportunidad que tengo para acabar con todo y liberar el tiempo.
Debe ser temprano, llevo mucho tiempo despierto, justo desde el momento que decidí entrar aquí. He seguido una voz que no existe, de alguien que necesitaba ayuda, una voz ahogada.
Tengo lágrimas en los ojos, las gotas caen como un día de lluvia, nadie sabe que estoy aquí, he caído en la trampa del tiempo y no sé cómo salir.
Giro el reloj de arena y el juego comienza. De él sale Hades, vestido de Cronos. Me da la opción de recuperar el tiempo perdido a cambio de mi alma. Dudo, pero se la entrego.
El juego ha terminado.
La vida continua y mi alma queda atrapada para siempre en la casa maldita.
Dentro de la habitación empieza a caer arena del techo hasta que cubre mi cuerpo y muero ahogado.
Epílogo
A diario sigue desapareciendo gente en esta ciudad, pero nadie sabe por qué, nadie sabe la existencia de una casa maldita.
El tiempo sigue corriendo gracias a almas benditas.
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