5 películas que no llegaron a los cines argentinos en 2017
Si hablamos de estrenos, la cartelera argentina suele regalar algunas buenas sorpresas cada año. Paterson (Jim Jarmusch) o El día después (Hong Sang-soo) son dos ejemplos recientes, pero no son la norma. Juntamos cinco películas imperdibles de 2017 que pudieron verse en festivales, Netflix o vos sabés dónde.
Brawl in Cell Block 99
(S. Craig Zahler)
Zahler se presentó en sociedad con Bone Tomahawk, una bestialidad de la que todavía nos estamos reponiendo. Acá dobla la apuesta, como si eso fuera posible, con la odisea de un ex boxeador (Vince Vaughn, en el papel de su vida) que tiene que cumplir una misión en la cárcel más peligrosa del mundo. No apta para personas impresionables.
The Meyerowitz Stories (New and Selected)
(Noah Baumbach)
Netflix produjo la gran película indie del año. Baumbach encuentra el equilibrio entre sus primeras comedias amargas existencialistas y sus últimos coqueteos con el mainstream, poniendo en escena a Ben Stiller, Adam Sandler y Dustin Hoffman, entre otros, como centro de una familia disfuncional donde la emoción y el absurdo llegan a lugares imprevistos.
Dawson City: Frozen Time
(Bill Morrison)
Ya anda dando vueltas por ahí este documental maravilla sobre el descubrimiento accidental –en los años 70, en Canadá– de cientos de latas con rollos de películas del período mudo que habían sido enterradas en lo que por entonces era una cancha de hockey sobre hielo. Un ensayo sociológico, histórico y cinéfilo sobre lo que la inclemencia del tiempo y la desidia del hombre pueden destruir.
A Ghost Story
(David Lowery)
Empezó como un tímido corto experimental y se convirtió en una de las más emotivas sorpresas del año que se va. Un accidente, una muerte, y un fantasma (una sábana, como en los cuentos infantiles) que deambula confundido en tiempo y espacio. Un ensayo sobre la pérdida y el dolor con algo de ñoñez pero mucha inspiración.
One More Time with Feeling
(Andrew Dominik)
El registro de la elaboración de Skeleton Tree, el último discazo de Nick Cave, es al mismo tiempo el de un duelo sombrío, el momento en el que la vida del músico y su familia tienen que acomodarse luego de la muerte de uno de sus hijos. Por primera vez, Cave luce vulnerable ante una cámara que parece embellecer en sus blancos y negros todo lo que captura.
