Alki David, el millonario griego detrás del negocio del holograma

Alkiviadis David (47), más conocido como Alki, nació en cuna de oro. Es el heredero del Leventis-David Group, una de las empresas más importantes de Grecia, que se dedica, entre muchas otras cosas, a embotellar Coca-Cola en veintiocho países. Así que para él, estudiar en el Institut Le Rosey de Suiza –conocido por albergar a los retoños de la elite política y de los negocios– fue lo más natural del mundo. Su poderosa familia no podía aspirar a menos.

Alki David es un hombre con múltiples pasiones y múltiples facetas, dotado con una sólida cuenta bancaria (su fortuna está estimada en 1,7 mil millones de dólares, que suele invertir en actividades más o menos honorables). Se hizo conocido en 2006 con FilmOn, una plataforma de streaming que difunde programas de televisión y películas en tiempo real. La legalidad de FilmOn fue puesta en duda por las grandes cadenas estadounidenses que aducen que los derechos de autor y de retransmisión son ultrajados por esta plataforma. Sin embargo, la justicia estadounidense le sigue dando la razón a la sociedad del millonario griego.

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Además, David invirtió en Battlecam.com, una suerte de megamix infame entre YouTube y Chatroulette, donde los protagonistas gritan y se amenazan de muerte regularmente. Como hombre de buen gusto, en 2010 le ofreció un millón de dólares a la persona que aceptara correr desnuda delante de Barack Obama. Todas estas cosas le valieron ser objeto de un documental llamado Lord of the Freaks.

Desde 2014, Alki se interesó en el negocio del holograma, que pronto será, según él, “más importante que el negocio del porno”, y montó la sociedad Hologram USA. Los hologramas actuales son una versión avanzada y tecnológica de una técnica ilusionista que apareció en el siglo XIX, inventada por John Pepper y Henry Dircks, y están más perfeccionados que lo que uno puede ver, por ejemplo, en los espectáculos de magia. Alki David está tan seguro de esto que invirtió veinte millones de dólares y compró la patente tecnológica que había permitido que Tupac Shakur volviera a la vida durante dos noches en el festival de Coachella de 2012.

Hoy Alki piensa en armar espectáculos con Ray Charles, Richard Pryor, Jim Morrison y Liberace, pero no renuncia a las personas vivas, ya que también menciona a Mariah Carey. De hecho, el griego ya está negociando con prestigiosas salas de conciertos, dispuestas a recibir sus shows tan espectaculares como sórdidos: el Saban Theatre en Los Ángeles, el Hologram Comedy Club situado en el seno del National Comedy Center, y el Apollo en Harlem, que debería ser el anfitrión del espectáculo que hará volver a Billie Holiday de entre los muertos este año. También anunció un comeback de Whitney Houston para los próximos meses: 2016 será un gran año para los artistas del más allá.

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Fiel a su reputación, la incursión de Alki David en este negocio generó algunos conflictos. Actualmente el griego está en una guerra abierta contra John Textor, quien estaba en 2012 a la cabeza de Digital Domain, la legendaria sociedad especializada en efectos especiales. Esta última trabajó junto con AV concepts para hacer posible el holograma de Tupac en Coachella en 2012. Dos años después, Textor lidera Pulse Evolution, la empresa que se ocupó del holograma de Michael Jackson en los Billboard Awards de 2014.

Ambos se pelean por la titularidad de las patentes. Para Textor, el holograma representa una bonanza financiera sin igual, según lo que le decía al Hollywood Reporter: “Esta tecnología da la posibilidad de extender una marca, no importa si el artista está vivo o muerto. Además, un holograma permite varias representaciones por día en distintos lugares del mundo al mismo tiempo, y hasta se puede pensar en publicidades con hologramas de celebridades, vivas o muertas”. Una concepción tan cínica del mundo del entretenimiento nos permite comprender claramente por qué estos dos tipos terminaron creando espectáculos sin artistas. Allá ellos.