“Nosotras amamos internet. Somos esa generación que vivió el antes y el después”

Asuntos que queman es una propuesta escénica muy original comandada por la bailarina y coreógrafa Jimena Pérez Salerno. La obra, que se presenta todos los jueves de julio y agosto, alterna el lenguaje digital con el de la performance y la danza, y se vale de referencias estrictamente contemporáneas para reflexionar sobre las atribuciones de los cuerpos y la sensibilidad en la era de las pantallas.

Los Inrockuptibles
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10 min readJul 18, 2018

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Por Malena Rey

Asuntos que queman es una obra híbrida, que escapa a los encasillamientos. No es una obra solo de danza. Tampoco una performance ni una instalación visual. Mucho menos una obra de teatro tradicional. Sí podemos decir que toma prestadas imágenes y basura digital para transformarlas en otra cosa. Que por momentos se arma una especie de ritual tribal en el que los cuerpos esbeltos de tres mujeres millenials danzan y contorsionan en un diálogo abierto con la naturaleza y la electrónica.

La puesta en escena es original y estimulante visualmente: una pantalla con forma de prisma va desmontando una serie casi infinita de gifs, fotos, videos virales y chats para hacerlos convivir con poemas, música y baile. Hay referencias de todo tipo, que pueden ir de Christine Lagarde a Hito Steyerl, de videojuegos noventosos a atentados terroristas, pasando por las variadas y a veces polémicas declaraciones de amor por chat. El proyecto –comandado por la inquieta Jimena Pérez Salerno, bailarina y coreógrafa nacida en Tandil– fue creciendo con el tiempo y sumando nuevos lenguajes y desafíos, que ahora se extienden incluso por fuera de la obra que puede verse en Espacio Callejón. Lo que sigue es un diálogo con su creadora sobre los procesos creativos colectivos y las búsquedas sensibles en medio del aluvión de imágenes parasitarias al que estamos indefectiblemente expuestos.

ENTREVISTA > La obra tiene diferentes capas de sentido. ¿Por dónde empezó la búsqueda y por qué territorios anduvieron hasta darle la forma que tiene?
Asuntos que queman se inició en la necesidad de poner el foco en los vínculos, en hacer cosas con otrxs, en ese cruce. Lo de las capas de sentido tiene que ver con el trabajo transdisciplinar que comenzamos el año pasado: había cierta necesidad de hablar de algunos asuntos que tenían que ver con la actualidad como una vorágine inalcanzable, que nos obligaba a tomar una posición pero no nos daba tiempo para la reflexión, y quisimos ensanchar esa sensación, darle volumen, preguntarnos sobre eso. Necesitábamos armar un espacio para poder observar algo que va muy rápido e identificar qué sentíamos en el cuerpo. Con la investigación esas sensaciones se movieron y se comenzó a producir un tejido de sentido entre la posibilidad de pensar un mundo, otro, donde las cosas fueran de otra manera, una especie de futuro primitivo que convive con asuntos del presente en formatos diversos, y en este sentido el cruce de disciplinas nos abrió un modo de construir la escena. Luego nos invitaron a participar del ciclo “Drama es Acción” en el Matienzo, que proponía un diálogo en fricción entre arte, política y coyuntura. Ese marco fue ideal para armar una versión escénica que a su vez se ocupara también de otros asuntos más coyunturales, como por ejemplo la construcción del pensamiento binario y cómo posicionarnos ante ese modo insistente de achatar todo tipo de reflexión. Después de eso nos presentamos para la convocatoria de Desarrollo de Obra de Artes Escénicas del Centro Cultural Recoleta y ganamos ese premio en diciembre de 2017. El abordaje desde diferentes disciplinas nos abrió las puertas a la deformidad, a un trabajo que no se puede encasillar, me parece, y eso me interesa mucho como búsqueda en sí misma en relación con los formatos. Asuntos se ocupa de traer interrogantes o inquietudes más que respuestas o una posición rígida en relación con temas como la mutación de la sensibilidad y un registro nuevo de las cosas que se ven atravesadas por síntomas de época, por nuevos modos de concebir el amor, los vínculos, el deseo.

“Tomamos al fuego como la primera tecnología y a la piel como la primera red social; esas dos imágenes me resultan muy potentes y estuvieron presentes desde el primer momento como disparadores para armar escenas o buscar material.”

En AQQ conviven registros digitales estrictamente contemporáneos con un trabajo más orgánico sobre los cuerpos de las tres bailarinas-actrices. Esa convivencia por momentos es tensa y por momentos más natural en la obra. ¿Qué te interesa en particular de esa interacción?
En el proceso de Asuntos hubo un momento en el que comenzamos a dirigirnos a esa zona de convivencia entre el mundo digital, el low fi y la organicidad de la naturaleza. El cruce entre la investigación del movimiento de un cuerpo más o menos atravesado por la artificialidad digital es un punto de potencia del trabajo. Pensamos en hacer una fauna electrónica, queríamos construir “seres” hechos con desechos de máquinas y plantear la hipótesis de una nueva naturaleza que de a poco tiene que ser aceptada, tomada como parte de lo que somos. Cómo sería incluir en la vida orgánica todos los materiales electrónicos con los que convivimos, cables y pasto, restos de computadoras animadas con luces en su interior. Hacernos uno con la basura electrónica acumulada y volverla parte de la vida. Todo eso quedó sintetizado en ese fueguito de led que está hecho con una placa de basura electrónica.

En la obra la naturaleza y la tecnología son dos aspectos de un mismo fenómeno. Está muy presente el fuego, los cielos, los sonidos de la naturaleza, y a la vez se bailan hasta los ruidos de las aplicaciones y de Windows. ¿Cómo pensás esa relación a partir de la danza?
Este cruce entre naturaleza y tecnología expresa de algún modo un deseo o un modo de imaginar o arriesgar un formato de futuro. Tomamos al fuego como la primera tecnología y a la piel como la primera red social; esas dos imágenes me resultan muy potentes y estuvieron presentes desde el primer momento como disparadores para armar escenas o buscar material. El fuego en formato de luz, de triángulo y como metáfora en el título de la obra para abrir esa zona de la transformación fue algo con lo que trabajamos desde el comienzo, lo primero que tuvimos antes que nada fue el nombre del trabajo. Considero que la danza puede tocar muchos lugares y construir universos impensados, eso es algo que me maravilla, cómo la danza logra a través de la investigación y el trabajo específico acercarse a las cosas de una manera imposible de imaginar y siquiera nombrar. Eso es un gran aprendizaje, el dejar que la obra te hable, te pida. Escuchar lo que el trabajo va necesitando dejando nuestro deseo o expectativas de lado.

Hablemos de los sentimientos: los textos de la obra reparan en un tipo de sensibilidad contemporánea que se transmite por mensajes y emojis más que entre personas de carne y hueso. A su vez, se valen de internet como tema y como basurero. ¿Qué relación creés que hay entre internet y los afectos?
Nosotras amamos internet. Somos esa generación que vivió el antes y el después. Encontrar poesía en posteos o en estados, descubrir zonas íntimas anónimas en sitios, la sensibilidad del arte digital que trae todo un mundo movilizante y genuino, la posibilidad de ver a lxs otrxs de otra manera, los autodiseños, observar esa posibilidad de ensancharnos creativamente en formatos digitales, me interesa. Que la virtualidad traiga la posibilidad de preguntarse por los modos de tiempo y espacio, el presente o por lo real. Creo que internet logró instalar sentimientos que no existían antes, algunos más interesantes que otros, pero todos siguen hablándonos de la maravilla de la humanidad, de la posibilidad de construir belleza, de observar las cosas de una manera infinitamente creativa y eso es lo que salva al mundo, esa fuente inagotable de creatividad que existe en cada una de nosotras, en todxs. En ese sentido, lejos de pelearnos con este presente alienante, quisimos reflexionar y buscar en todo eso la creatividad.

¿Cómo trabajaron las coreografías?
La coreografía o el modo de pensar coreográficamente la escena está muy presente, no solo el movimiento del cuerpo sino la coreografía como práctica expandida y modo de pensar el espacio físico y el espacio sonoro conviviendo: los movimientos, los colores que también proponen estados, velocidades, los textos que son puro ritmo y sensación en palabras, en imágenes. Me gusta hacer esa mezcla y dejar que todo se vaya tiñendo y deformando, que los límites entre una cosa y la otra no importen, que una escena termine en el espacio físico pero que continúe sonando. Pienso que el formato de Asuntos busca una complicidad e invita a un modo de mirar, de alguna manera tiene algo de simultaneidad, de ventanas que se abren, una edición en vivo, una navegación guionada, o algo así quisimos probar y en esa estamos, haciendo real esta exploración, poniéndole cuerpo, riesgo y dejando que aparezca el trabajo, eso que antes de juntarnos no existía.

“Creo que internet logró instalar sentimientos que no existían antes, algunos más interesantes que otros, pero todos siguen hablándonos de la maravilla de la humanidad, de la posibilidad de construir belleza, de observar las cosas de una manera infinitamente creativa y eso es lo que salva al mundo. En ese sentido, lejos de pelearnos con este presente alienante, quisimos reflexionar y buscar en todo eso la creatividad.”

¿Por qué las tres bailarinas son mujeres?
En este proyecto empezamos siendo todas mujeres, luego se sumaron dos queridos y singulares hombres (Gastón Lozano que es el programador de nuestro laboratorio transmedia y la puerta de entrada a un mundo digital más profundo, y Lucas DM que hizo el diseño de iluminación y nos enseñó a usar mapping entre otras tantas magias más) pero sí, hubo desde el comienzo una decisión de que seamos todas mujeres al igual que las bailarinas-actrices que además, pertenecen a la generación de millennials.

¿Qué referencias tomaron?
Trabajamos mucho con una estética de la imagen pobre, con materiales de archivo de redes, con todo eso que pareciera desvanecerse cada día. Compartimos estrategias entre una disciplina y otra, probamos modos de trabajo que hackearan de alguna manera los hábitos de cada lenguaje. Hay mucho material en la obra que está construido desde residuos que encontramos, acopio de material que nos iba llamando la atención que fuimos guardando y mezclando hasta encontrar algo. Este mecanismo lo hicimos tanto para la danza como para los textos, el material de video, y hasta la música también tiene este procedimiento. Fue alucinante crear este trabajo con personas tan talentosas y entregadas a la búsqueda, me refiero a Javiera Pérez Salerno, Sabrina Gazzaneo y Gastón Lozano. Luego vino el trabajo en los ensayos en sus distintas etapas con actrices y bailarinas primero Caterina Mora con quien inicié la investigación luego Roberta Blázquez Caló, Luna Schapira y Laila Gelerstein con quienes trabajamos en la etapa de work in progress en Matienzo y para este año se sumó Quillen Mut. Asuntos que queman es una verdadera aventura creativa colectiva. Pensamos el trabajo como una investigación dinámica, por eso el formato extendido a un laboratorio transmedia donde fuimos volcando parte del recorrido que hicimos.

La obra continúa en la web más allá de las funciones. ¿Cómo es eso?
Asuntos que queman es una obra open source, de código abierto, todo lo que usamos aparece de alguna forma u otra en nuestro sitio, allí podrán encontrar gran parte de la investigación. También al ingresar a la página encontrarán recorridos y pistas para pensar la escena. Es un laboratorio en el que hay un sampleo de virales aleatorios, propuestas de interacción con los usuarios e interrogantes teóricos que amplían las preguntas planteadas en un espacio donde la experiencia continúa o comienza. El sitio tiene referencias visuales y un trabajo de testeo de usuarios así como también un chat de gif, por ejemplo, donde para expresar la idea exacta que quieras es necesario pensar en tags, no en palabras. Otro ejemplo es un espejo que te gifea a vos misma en vivo, son nuestros movimientos desde la mirada de la máquina. Me alucina que la obra tenga diferentes extensiones y plataformas.

El estreno de AQQ estuvo signado por un conflicto gremial del Centro Cultural Recoleta. ¿Qué pasó?
Sí, lamentablemente el estreno de la obra fue una gran angustia. Dentro del Recoleta hay problemas internos muy profundos entre lxs trabajadorxs del espacio y la institución que permanecen irresueltos hasta el día de hoy. Los elencos que estábamos programados en la sala Capilla tuvimos que corrernos y bajar toda la programación porque fue imposible trabajar allí, lo cual es una gran pérdida en todo sentido. En nuestro caso nos mudamos al Espacio Callejón porque no estamos de acuerdo con que un espacio oficial este sin funciones, y no íbamos a ser cómplices de ninguna manipulación política ni mucho menos explotación laboral hacia lxs trabajadorxs del espacio. Como artistas y ciudadanas exigimos públicamente la resolución del conflicto y que el espacio continúe con su funcionamiento.

Asuntos que queman
De Jimena Pérez Salerno
Todos los jueves de julio y agosto a las 21 en Espacio Callejón (Humahuaca 3759, CABA)

> asuntos.com.ar

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