El thriller fantástico según François Ozon

El director francés hace de maravillas todo eso que aprendió de los grandes del género como David Cronenberg, Alfred Hitchcock, Roman Polanski, David Lynch y –especialmente– Brian De Palma.

Por Emily Barnett

A causa de unos dolores de estómago, Chloé decide consultar a un psiquiatra. Los síntomas comienzan a desaparecer a medida que el amor entre ellos se hace más fuerte. Unos meses más tarde, mientras conviven, ella descubre que su novio le oculta cosas. Un día, la mujer se cruza con un doble idéntico de su hombre: también él es psiquiatra, un gemelo diabólico de la persona con la que ella comparte su vida. ¿Se trata de un complot o es simplemente una esposa frágil que se aburre y se pone a delirar?

Filmada en una perspectiva desde la que el espectador no alcanza a ver todo lo que sucede en pantalla, la realidad se divisa como una superficie en movimiento, una sucesión de reflejos, espejos y decorado artificial que genera confusión, como le sucede a Chloé (Marine Vacth, sublime y enigmática, una artista de mil caras y de las que escasean), casi todo el tiempo.

Pasaron pocos meses del estreno de Frantz, y François Ozon vuelve a la carga con una refrescante variación de un género ausente en su filmografía: un thriller fantástico basado en el recurso del gemelo malvado. Y lo hace à la De Palma; es decir, con una perspectiva posmoderna, que transforma a Amante doble en un milhojas cinéfilo concebido por alguien que ama las películas de Cronenberg, Hitchcock, Polanski y Lynch. En Ozon se encuentra aquella dimensión de discípulo genial, que digiere rápidamente el trabajo de sus maestros, para llegar a crear un collage algo superficial, pero desbordado de visiones brillantes y fantásticas.

Amante doble
De François Ozon
Con Marine Vacth y Jérémie Renier