"Amor libre": literatura anarquista uruguaya que celebra el poliamor

La editorial uruguaya Criatura rescata una joya de la literatura libertina y libertaria: Amor libre, del dandy anarquista Roberto de las Carreras.

Los Inrockuptibles
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6 min readMay 15, 2018

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Ilustraciones por Caro Ocampo

La historia parece sencilla: allá por 1902, Roberto de las Carreras regresó a Montevideo luego de una estadía en Buenos Aires y encontró a su esposa Berta en la cama con otro hombre. En esa época, el estado amparaba a los maridos si querían matar a los amantes, pero Roberto reaccionó de otra manera: escribió Amor libre, una especie de panfleto literario a favor del placer de las mujeres y de su derecho a disfrutar de la sexualidad, que celebra la libertad a la hora de elegir a sus parejas y cuestiona la institución matrimonial desde el rol del hombre.

Anarquista, feminista, dandy y de una locuacidad innegable, el libro de Roberto de las Carreras llega a las librerías argentinas más de un siglo más tarde para que lo disfrutemos y a la vez sigamos reflexionando sobre estos mismos temas. Aquí compartimos el prólogo de Natalia Mardero, clave para situar Carreras en su época y la nuestra.

El antídoto contra la calma montevideana

Hace un tiempo fui al Cementerio Central a buscar la tumba de Roberto de las Carreras. La tarea resultó más difícil de lo que esperaba: hacía calor, el sol pegaba fuerte y no tenía ni idea de por dónde empezar. Recorrí los senderos, contuve la respiración delante de las magnánimas esculturas, pero ni rastros de él. Entonces, confiando en esas fuerzas sobrenaturales que solo en un lugar así parecen posibles, dije bajito: “Roberto, si andás por acá, avisame”. Doblé a la derecha, caminé unos pasos y ahí estaba: “Familia De las Carreras”, en letras de bronce sobre un mármol gastado y blanquísimo. Asumí que Roberto estaría riéndose de mí con desdén y a la vez fascinado con la visita de esta admiradora, porque en la aldea parece que casi todos se han olvidado de él.

Ningún personaje montevideano me despierta tanta simpatía como este señor. ¿Hay que dar explicaciones? La vida y obra del dandy del 900 tiene todos los ingredientes para convertirse en leyenda. Hijo ilegítimo de Clara García de Zúñiga y Ernesto de las Carreras, nació en cuna de oro pero manchado por su bastardía y por la vida amorosa de su madre, quien despertó las habladurías y el rechazo de la sociedad hipócrita y encorsetada de Montevideo.

Su particular origen lo puso ante dos caminos posibles, el ostracismo y la vergüenza eterna, o enfrentarse al mundo con airado desparpajo. Él, por supuesto, eligió el segundo.

El jovencito de 17 años sensible y enfermizo viajó a Europa con el dinero que le dejó su padre al morir. La experiencia le dio las pinceladas finales a su espíritu provocador: regresó convertido en todo un dandy donjuanesco.

En una Montevideo que por momentos lo ahogaba, no dejó de sentirse a sus anchas. Escribía poemas con fruición, polemizaba en los diarios con pluma viperina, retaba a duelo y se convirtió en un adversario verbal de temer. Publicaba folletines cargados de erotismo barroco e iba construyendo un personaje cuyo objetivo era provocar, como si fuera un Oscar Wilde rioplatense.

Coqueteaba tanto con el ideario anarquista como con las mujeres casadas, por lo que ser el más ferviente defensor del amor libre le iba como anillo al dedo. Se inspiraba en sus conquistas y fracasos amorosos, su vida era una puesta en escena a la que le dedicaba tanto empeño como a sus letras de influencia modernista. En Sueño de Oriente despelleja a las mujeres casadas de la ciudad, gruesas y adormiladas, y las incita a liberarse. En su libro Psalmo a Venus Cavalieri, editado a todo lujo en papel exquisito, exalta con ampulosidad a la famosa actriz italiana que había actuado en Montevideo, y agrega una atrevida propuesta amatoria que, pese a la insistencia, no fue correspondida.

Pero quizás la anécdota que mejor lo describe es la que inspiró su poema en prosa En onda azul… Un día vio pasar desde el café Moka (en Sarandí y Bartolomé Mitre) a una jovencita de traje azul que lo encandiló. Entonces decidió trepar los andamios del hotel Colón (Rincón y Bartolomé Mitre) para dejar en el balcón de la amada una canasta de rosas y un poema. Pero al hermano de la destinataria no le pareció tan galante el gesto, y apenas se lo cruzó le dio dos tiros en el pecho. Claro que un espíritu apasionado es difícil de apagar: Roberto sobrevivió. Se paseaba orgulloso por Montevideo con el chaleco agujereado por los balazos.

El escritor siempre daba que hablar, y en 1901 pasó lo improbable: se casó con Berta Bandinelli. El contrato parecía tener menos que ver con el amor y más con la posibilidad de acceder a una herencia, pero era un matrimonio al fin, y ante la mirada de sorna de sus detractores el libertino parecía haber sentado cabeza. Menos de un año después, al regresar de un viaje a Buenos Aires, Roberto encontró a la esposa in fraganti con su amante. Otro en su lugar habría hecho lo que se solía hacer con total impunidad en nombre del honor masculino: matarlos a los dos. Pero él tenía un plan menos sangriento y más astuto. Se adelantó a las habladurías y le dio forma a su texto mejor logrado: Amor libre, interviews voluptuosos con Roberto de las Carreras. El primero de los tres interviews se publicó como carta en el diario anarquista La Rebelión, y quizás sea esto lo que lo diferencia en estilo de los otros, que son más fluidos y menos barrocos. El texto que detalla el engaño de su “discípula” tuvo tanto éxito (todo Montevideo hablaba de él) que el autor decidió ampliar el ensayo y publicar un libro. En los siguientes interviews le tira dardos a la moral burguesa y describe, sin escatimar detalles, la reconciliación con Berta. Partiendo de su experiencia de esposo engañado, hace una defensa tan apasionada, lúcida e hilarante de la libertad de las mujeres que hoy, en una sociedad donde la violencia de género es un tema que espanta y preocupa, parece tan oportuna como en 1902. En una de sus páginas dice

El marido es un atavismo […] En nada se revela el hombre tan irreconciliablemente primitivo como en los celos… El enemigo de la mujer es el Antropoide.
¡Nosotros, los feministas, debemos apuñalar al monstruo interior, al Mâle Originel!

Y agrega, más adelante, para justificar su defensa de la liberación del cuerpo y el goce femenino:

La mujer está condenada a amar, de una manera regular, continua, insistente, sin un alto del corazón, como amaría una máquina, desde el principio hasta el fin de la vida. De lo contrario se la castiga con la muerte o se la envía a la cárcel. Se le exige que ame. Amar es su deber férreo, su disciplina estricta; bestia incondicional de reproducción y de afecto.

Montevideo, sin ánimo de aceptar sus propios escándalos, se cansó rápido de los desmanes y dejó de prestarle atención. En pocos años, quien fuera el anarquista aristocrático más alborotador de la ciudad dilapidó su fortuna y enloqueció. Su ardorosa vida es el testimonio de una época, pero es su obra la que ahora tiene la oportunidad de enamorar a nuevos lectores. Prestémosle atención. La aldea necesita más que nunca de este fantasma para sacudirse la siesta eterna.

Natalia Mardero
Montevideo, febrero de 2018

Roberto de las Carreras
Amor Libre
(Criatura)
> criatura.com.uy

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