BAFICI 2011: los imperdibles
Decir que el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires es una cita obligada para cualquier cinéfilo ya puede ser un lugar común. Pero no está demás señalar que, con cada nueva edición, el BAFICI sube la apuesta desde su programación para reflexionar sobre el cine y su relación con el espectador. Otra vez, hay mucho para ver y discutir. Aquí proponemos algunos puntos de partida para animar el debate. / Por Pablo Conde y Javier Diz
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THE BALLAD OF GENESIS AND LADY JAYE, de Marie Losier
Genesis Breyer P-Orridge es el líder de Throbbing Gristle y Psychic TV, dos bandas inclasificables que usó de vehículo, en su carrera como músico, para transgredir las formas del rock, el pop o lo que sea que haya trastocado. Pero el documental de Losier registra también otro tipo de fascinación: la de P-Orridge por alcanzar un ideal de belleza física particular, anhelando convertir su cuerpo –numerosas intervenciones quirúrgicas mediante– a imagen y semejanza de Lade Jaye, su pareja. Un ensayo sobre la deconstrucción de la identidad en carne propia.
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FINISTERRAE, de Sergio Caballero
Curioso el destino de esta película española. Arrancó como un experimento realizado especialmente para el festival de música electrónica Sonar, y fue creciendo hasta terminar llamando la atención en varios festivales. Así llegamos a tener la posibilidad de encontrarnos con este relato extrañísimo, con dos fantasmas como personajes (dos tipos metidos en sábanas, bah), uno subido a un caballo, deambulando como desterrados de algún lugar. Sólo queda aferrarse a las imágenes, hipnóticas, sugerentes, de esta locura inclasificable.
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SEPARADO!, de Dylan Goch & Gruff Rhys
No hace mucho la noticia se propagó: el cantante de Super Furry Animals estaba en la Argentina. Sí, Gruff Rhys anduvo dando vueltas por Buenos Aires, y también por la Patagonia, donde le dio forma a esta road movie de impronta psicodélica, fiel al imaginario que supo dar a conocer con su banda, mezclado con algo de western y otro poco de musical. En Separado! sigue la huella perdida de un pariente al que quiere localizar. Claro que lo interesante es lo que pasa mientras tanto.
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WHO IS HARRY NILSSON (AND WHY IS EVERYBODY TALKIN’ ABOUT HIM), de John Scheinfeld
Hora de hacer justicia. Porque Nilsson fue mucho más que ese colorado regordete que firmó tremendas canciones de amor (los Air Supply le deben la vida, Perdidos en la noche no hubiera sido lo que fue sin su música), también fue ídolo de los Beatles (compañero de Lennon en el famoso “fin de semana salvaje”), los Beach Boys y el mundo todo, hace cuarenta años. El tipo la pasó como el culo y se murió joven. Conocerlo es amarlo.
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MEEK’S CUTOFF, de Kelly Reichardt
Después de Old Joy y Wendy and Lucy, la nueva película de Reichardt se espera como la de cualquier cineasta consagrado. Corregimos: no cualquiera. La realizadora maneja el pulso narrativo con un sentido del ritmo cinematográfico que hace que sus relatos seduzcan al espectador cual encantadora de serpientes. Su minimalismo elegante exhibe su mejor forma en esta épica aletargada que reescribe al género: un western histórico sobre una familia que cruza el desierto en busca de agua.
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UPSIDE DOWN: THE CREATION RECORDS STORY, de Danny O’connor
Creation es el nombre del sello de Alan McGee, una de las discográficas inglesas más importantes de la historia del rock. Y más curiosas también, porque hay mucha historia detrás. Desde los románticos comienzos con Primal Scream y The Jesus & Mary Chain hasta el cimbronazo del éxito con el fichaje de sus amigotes Oasis, pasando, claro, por la hecatombe que fue darle vía libre al disco que fundió a la empresa: Loveless, de My Bloody Valentine. Así que no esperen que entre todos los entrevistados aparezca Kevin Shields…
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THE TURIN HORSE, de Béla Tarr
El día que Nietzsche lloró, abrazado a un caballo en medio de una calle de Turín, es el punto de partida de la última de Béla Tarr, ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Berlín. Pero, lejos de sumergirse en aquel famoso período de la vida del filósofo, que culminaría con su demencia y su absoluto silencio durante los últimos diez años de su vida, The Turin Horse decide centrarse en el caballo y en sus dueños −un hombre viejo y su hija− para retratar, en un austero blanco y negro, los avatares del tiempo y el paisaje de una época.
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THE LAST REVENGE, de Rainer Kirberg
Antes que nada hay que decir que esta es una de las joyas de esta edición del festival. Y que, más allá de la carrera de este director alemán (de quien se exhibe también The Sleeping Girl, su nueva película), The Last Revenge carga con el peso de film de culto desde que se dejó ver en la televisión de su país hace treinta años. Esta mezcla de film expresionista, con un dejo de noir y mucho de cine fantástico conserva hoy, a pesar de alguna afectación, una energía pródiga que la vuelve fascinante.
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LA BELLE ENDORMIE, de Catherine Breillat
Luego de adaptar el famoso relato de Charles Perrault en Barbe bleue (09), Catherine Breillat vuelve a introducirse en el mundo de los cuentos de hadas, esta vez inspirándose en la ultraversionada historia de la princesa que duerme y combinándola con un clásico de Andersen, La reina de los hielos. Entre imágenes oníricas, personajes bizarros y escenas cotidianas, La belle endormie descompone la estructura clásica de los cuentos fantásticos y los vuelve a fusionar para crear un apasionante relato sobre la sexualidad, la adultez y el deseo.
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DHARMA GUNS, de FJ Ossang
Desde la secuencia de apertura ya sabemos que esto no es sólo cine, sino que se trata del cine de FJ Ossang: una mujer, con anteojos negros y físico de estrella de los años cuarenta, maneja una lancha. Detrás de su rostro en primer plano descubrimos un esquiador náutico que zigzaguea peligrosamente. Blanco y negro. Música furiosa de Messagero Killer Boys (la banda del director). Todo Ossang está aquí: la evocación del cine antiguo, el sentido del plano, del glamour, del misterio, del movimiento, del furor, de la electricidad. De repente, un accidente: el esquiador está inanimado, dentro de una ambulancia. Lo reencontramos en diferentes viajes, con tomas que tienen una misteriosa sucesión, mezcladas con oscuras maquinaciones, víctima de experiencias médicas extrañas. ¿Flashbacks? ¿Travesía por el país de los sueños? ¿O por el país de los muertos? ¿Y quién es nuestro héroe? ¿Un guerrero? ¿Un artista? ¿Un heredero? ¿Un espía? ¿Una víctima? Ya muerto, o casi, nuestro esquiador aterriza en una comarca en estado de sitio, se cruza con abogados y médicos, deambula por un hotel desierto… Poco importa la opacidad del relato, sólo cuenta la fuerza de las imágenes urdidas por el cineasta.
Los planos de Ossang siempre parecieron extraídos de la historia del cine y luego recompuestos por su propio imaginario. A veces creeríamos que nos volvemos a hundir en Murnau o en Franju, luego en Lynch, pero esos referentes son más bien evocados por remanencias, y no copiados o citados. Ossang tiene el genio de los nombres evocadores o de las palabras inventadas, decisivos en la creación de un mundo singular. No sabríamos resumir lo que cuenta Ossang, ni asignarle un sentido preciso a su historia. Lo que sabemos es que mirar Dharma Guns es una experiencia poderosa, lejos de nuestra realidad prosaica, y que sin embargo la refleja (países en estado de sitio o en guerra, individuos triturados por fuerzas potentes). En un paisaje dominado por el realismo, la novela, la ficción clásica de exposición-conflicto-desenlace, Ossang aparece como uno de los últimos estetas puros y duros del cine. / Serge Kaganski
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ATTENBERG, de Athina Rachel Tsangari
El despertar sexual de una muchacha cuyos únicos interlocutores son su padre –un arquitecto existencialista– y una particular amiga. Quienes vieron Dogtooth, de Yorgos Lanthimos ya saben a qué atenerse: personajes marcianos, parca sequedad en diálogos cáusticos, vueltas de tuerca inesperadas y una constante sensación de estar viendo algo diferente, con todo lo positivo que eso puede ser. Con Lanthimos en los roles de actor y productor, este debut de Tsangari reafirma la noción de un nuevo cine griego. Una de las obligatorias.
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31 MINUTOS, LA PELÍCULA, de Álvaro Díaz y Pedro Peirano
Tarde, pero seguro. Esta traslación del ultrasimpático programa televisivo chileno es una de las apuestas seguras del Baficito. En esta aventura cinematográfica, el decorado del noticiero de títeres le da paso a una isla maléfica, gobernada por la malvada Cachirula, que planea agregar a Juanín Juan Harry a su colección de animales extraños. Por supuesto, Tulio Triviño, Juan Carlos Bodoque, Policarpo Avendaño y todo el staff de 31 minutos irán a rescatarlo. Habrá que buscar algún sobrino que sirva de excusa…
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IVORY TOWER, de Adam Traynor
Peaches, Feist, Tiga y Chilly Gonzalez. No, no es un envidiable line-up, sino una rabiosa comedia, con karma de tapada. Tiga y Chilly son dos hermanos enfrentados por el ajedrez, uno extremadamente competitivo y el otro en una especie de estado zen, iluminado por la certeza de que el deporte y su tablero son lo que le dan cohesión a la existencia misma. El enfrentamiento se vuelve inevitable, sobre todo cuando está en juego el corazón de Peaches. Escrita, producida y musicalizada por Gonzalez, sello de garantía, desparpajo de por medio. (foto)
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LE QUATTRO VOLTE, de Michelangelo Frammartino
Los días transcurren lentamente en un vistoso pueblito italiano. Un pastor saca a sus animales a pastar y comienza un recorrido por el ciclo de la vida, con la transformación como eje ineludible. Nada se pierde. Con un hipnótico pulso, Frammartino demuestra que el laconismo tiene acción, con un contemplativo viaje que une animales, vegetales y seres humanos, siempre desde afuera, involucrándose con un ojo sagaz. Es probable que no haya en esta edición del Festival ninguna escena más brillante que la del perro jugueteando en medio de una procesión.
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GRAVITY WAS EVERYWHERE BACK THEN, de Brent Green
Leonard Wood, apesadumbrado por la noticia de la grave enfermedad que sufre su mujer Mary, comienza a construir una casa que, está convencido, sanará a su amada. Esta triste historia de amor, con la experimentación como principio y fin, es también la historia de una construcción cinematográfica. Sólo basta ver el trailer para intuir que detrás de ese nombre, Brent Green, hay un cineasta por descubrir.
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SILVER BULLETS, de Joe Swanberg
Prolífico, Joe Swanberg sigue demostrando que etiquetas de lado (insertar “mumblecore” en itálica, por poner un ejemplo) es, ante todo, un director que sabe enfocar la cámara en sus obsesiones. Y aquí se disfrazan de referencias puntuales, teledirigidas, como La gaviota, de Chéjov y la obra del gran David Foster Wallace. Extrañamiento progresivo, cine dentro del cine y la actuación de amigos acostumbrados al terror, como Larry Fessenden y Ti West. Swamberg sigue ampliando sus horizontes.
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ROAD TO NOWHERE, de Monte Hellman
Un director de cine, un guión basado en una historia real con final trágico y una actriz misteriosa. Con estos lineamientos básicos, Hellman se las arregla para que nada sea parecido a lo uno haya visto antes. Si bien hubo quien la denominó como un pulp arthouse, lo cierto es que la vuelta al ruedo del director de Two-Lane Blacktop es a la vez una puesta al día de toda una forma de hacer –y comprender– el cine, una arenga en contra de las películas predecibles y una razonable oportunidad para comprobar por qué Monty es reverenciado como todo un autor.
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COLD FISH, de Sion Sono
Vuelve el director de Love Exposure con otra familia disfuncional, partiendo del drama para encallar irremediablemente en el thriller extremo. El tímido dueño de una tienda de peces exóticos no puede conciliar la relación entre su problemática hija y su segunda mujer. Hasta que encuentran a su hija robando y es salvada por un tal Murata, dueño de otro acuario. Ese es el comienzo de una amistad signada por una serie de sangrientos asesinatos. Indagando en los rincones más oscuros del ser humano, Sono logró una de las películas de medianoche de mayor trascendencia en festivales.
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THE BLACK POWER MIXTAPE 1967–1975, de Göran Hugo Olsson
Esa misma Suecia que en 1964 le dio el Premio Nóbel de la Paz a Martin Luther King y apoyaba a los movimientos de lucha en pos de los derechos civiles en los Estados Unidos, es la que registró cientos de entrevistas con líderes políticos, activistas y ciudadanos en general, documentando la vida en el Harlem y otros suburbios. Al toparse con este material, Olsson armó este manifiesto moderno en el que luchas como la de los Black Panthers hablan de una época de verdadera ebullición, en la que las ideas tenían suficiente peso como para poner en riesgo la vida por ellas.
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CAVE OF FORGOTTEN DREAMS, de Werner Herzog
Sólo por si hiciese falta detallar de qué se trata “la última de Herzog”, valga saber que es un verdadero tour-de-force a lo más profundo de las cuevas de Chauvet, en el sur de Francia, documentando las expresiones pictóricas más antiguas de la humanidad en su entorno natural. A esto sólo resta sumarle que Herzog se puso al hombro un par de cámaras 3D y su inevitable carisma: sin dudas un excelente uso de la tecnología y la onda.
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Del miércoles 6 al domingo 17.