Balance 2017: Los libros de cuentos del año

En un año marcado por la publicación de muchos libros de relatos, acá destacamos algunos ineludibles, escritos por autoras y autores argentinos. Ideales para conocer nuevas voces, y para llevarse de vacaciones.

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
4 min readDec 15, 2017

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VERA GIACONI
Seres queridos

(Anagrama)

Las situaciones que narra Vera Giaconi parecen sencillas y se van complejizando, enrareciendo. De hecho, terminamos de leer sus cuentos y la sensación de extrañamiento persiste. Los de ella son universos reconocibles (como alguna interna familiar, un romance mediático, la relación nieta-abuelo) que están narrados con gran talento y con cierta violencia embrionaria que busca salir a la luz, pero no siempre lo consigue. Comparada con grandes narradoras como Katherine Mansfield, Flannery O’Connor y hasta Clarise Lispector, Giaconi se ocupa de los vínculos familiares y de los deseos asordinados y genera escenas perturbadoras.

INÉS ACEVEDO
JaJaJa

(Mansalva)

Los cuentos de Inés Acevedo son frescos, elegantes y aventureros, porque provienen de una imaginación particular, como la de esta autora nacida en Tandil en 1983, que ya había publicado Una idea genial y una novela (también de 2017) llamada Quedate conmigo. El título JaJaJa elegido para sus cuentos pone en primer plano el humor: una especie de risa sincera, como de bruja, que Acevedo combina con historias en apariencia simples pero que gracias a su tono ágil se vuelven especiales, y que nacen en general de una anécdota u obsesión. Son cuentos seductores, entusiastas, que enaltecen o ridiculizan a sus personajes, y que se detienen en cuestiones cotidianas como la pizza de Banchero (“Días de Banchero” es uno de los mejores del libro) o la visita del electricista. La escritura de Acevedo demuestra que no hace falta complicar demasiado la prosa para calar hondo en los lectores.

TOMÁS DOWNEY
El lugar donde mueren los pájaros

(Fiordo)

Cuando la editorial Interzona publicó Acá el tiempo es otra cosa, de Tomás Downey, todos se preguntaron quién era ese chico de apellido inglés que escribía esos cuentos tan raros, premiados por el Fondo Nacional de las Artes. Eran cuentos extraños, una línea siempre evanescente en la literatura argentina cuyo principal exponente quizá sea Rodolfo Wilcock. Ahora, El lugar donde mueren los pájaros no hace sino afirmar ese estilo y profundizar en las líneas que ese primer libro había abierto. Diez cuentos de extensión variable, con el tono extraño que había antes pero contados con una voluntad realista que los vuelve verosímiles, editados por la elegante editorial Fiordo. Entre los dos libros hay un paso hacia adelante, o hacia adentro, en la concepción de la locura y la perturbación.

FEDERICO FALCO
La hora de los monos

(Eterna Cadencia)

No se trata de una novedad, sino la reedición de este libro de 2010 que se había vuelto inconseguible. En La hora de los monos, Falco (narrador cordobés, autor también de 222 patitos y de Un cementerio perfecto), juega con los géneros, los fuerza, los tuerce. Es un libro realista (si podemos considerar así a las situaciones “posibles” pero bizarras que atraviesan sus protagonistas). Lo que tienen en común estas historias es el planteamiento de escenas que dejan a sus personajes al borde de un mundo extraño, un abismo para el cual no hay explicaciones. Es en esa ruptura donde se juega el procedimiento estético del libro. Los cuentos de Falco, así transcurran en Córdoba capital o en pequeñas ciudades del interior, tienen siempre un lugar propio que es determinante para la suerte de sus personajes.

MAGALÍ ETCHEBARNE
Los mejores días

(Tenemos las máquinas)

La colección Primeros Libros de Tenemos Las Máquinas en general no falla. Hasta ahora, todos los libros publicados de autores que por primera vez dan a conocer su producción fueron aciertos, como Mamá India de Soledad Urquia. En este caso, el debut literario de Magalí Etchebarne (Buenos Aires, 1983) cosechó muchos elogios. Es que sus cuentos de mujeres tienen una extraña poesía que se cuela aquí y allá, y una serie de situaciones reconocibles que pueden alterarse y pasar del amor al espanto (hay muchos ex novios entre los personajes). También hay chicas jóvenes en estos cuentos, probándose a sí mismas en experiencias que difícilmente olviden, y una especie de melancolía genuina y existencial que resiste al paso del tiempo, y que abre sentidos en vez de clausurarlos. Intensos y sentimentales.

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