Camposanto, animales uruguayos

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
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1 min readJul 19, 2014

El departamento de Antonella Moltini y Martín Canova, los dos integrantes de Camposanto, debe ser un zoológico. En su primer disco, crípticamente titulado Camposanto I, se escuchan todo tipo de animales de la selva. No se sabe si se quejan o celebran. La música parece llegar desde una tribu de salvajes en plena macumba: hay ritmos repetitivos e hipnóticos, percusión afro latina, marimbas, xilofones, sintetizadores oxidados y unas pocas palabras incomprensibles.

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Ni Antonella ni Martín son músicos en el sentido tradicional de la palabra, pero nunca dejaron que eso los detuviera: en la segunda mitad de la década pasada fueron parte de Fiesta Animal, un combo de cinco o seis integrantes más o menos rotativos que se acercaron a la música desde el desconocimiento. La idea siempre fue la misma: juntarse y probar. Usar instrumentos “comunes” y cualquier cacharro que hubiera dando vueltas. Hacer ruido y hacer bailar. Provocar. Divertirse. En vivo, Fiesta Animal era, lógicamente, una fiesta animal. Camposanto le agrega a ese sonido salvaje un componente electrónico, entre el ruidismo y el techno. Son dos personas rodeadas de aparatos haciéndolos sonar de maneras poco convencionales. Ojalá cuando se hablara de “música experimental” fuera siempre de cosas como estas.

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>> santocampo.bandcamp.com

Este texto forma parte de nuestro informe sobre rock uruguayo que salió en la edición de julio de Los Inrockuptibles.

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