Caras nuevas de Hollywood
Dane DeHaan
Lo descubrimos en Poder sin límites, de Josh Trank, donde su cara de adolescente destrozado por un exceso de rencor y superpoderes nos angustiaba un poco. Con sus ojos azules fruncidos y sus rasgos angulosos, podría ser una versión maléfica y adolescente de Leonardo DiCaprio. Pero, a pesar de este parecido irrefutable, se lo suele comparar con James Franco. Y con razón: acaba de retomar su papel de Harry Osborn en El sorprendente Hombre Araña; interpretó al amante de Allen Ginsberg, Lucien Carr, en Kill Your Darlings (cuando Franco, por su parte, hacía del autor de Howl en la película del mismo nombre); y, para terminar, será James Dean en la nueva biopic de Anton Corbijn, Life, a estrenarse en 2015, papel que Franco había interpretado en 2001.
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Adam Driver
Los adeptos a Girls saben muy bien quién es Adam. Desde los primeros episodios de la serie de Lena Dunham, se impuso como el personaje masculino más fascinante, lo que se terminó de confirmar en las tres temporadas que tiene la serie. Con su cuerpo colosal pero nada trabado, su fraseo bizarro, entre el aristócrata a la Shakespeare y el aventurero a la Hemingway, su nariz de Cyrano y sus orejas despegadas, Adam Driver no deja a nadie indiferente. En él, todo parece siempre al borde del colapso, como si sus palabras y sus órganos, demasiado apretados, salieran a sacudidas. Antiguo marino, alistado de forma voluntaria entre 2002 y 2004 antes de estudiar teatro en Julliard, la más prestigiosa de las facultades artísticas estadounidenses, Adam ya se jacta de haber filmado con Clint Eastwood (J. Edgar), Steven Spielberg (Lincoln), Noah Baumbach (Frances Ha) y los hermanos Coen (Inside Llewyn Davis). Pero esto no es nada en relación a lo que vendrá: un papel en la próxima película de Jeff Nichols (Midnight Special), otro en la de Martin Scorsese (Silence) y, sobre todo –al menos a los ojos del gran público–, otro más en la próxima Star Wars, episodio VII, dirigida por J.J. Abrams, en la que interpretará al gran malvado. Buen momento para Driver.
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Shailene Woodley
Hollywood –lo sabemos desde hace mucho– es un vampiro que devora a las vírgenes y, de vez en cuando, comparte la sangre de una de ellas para que acceda a la inmortalidad. Estos últimos años le pasó a Kristen Stewart (literalmente), a Jennifer Lawrence, y ahora le está por pasar a Shailene Woodley. Y este camino no es el mismo para todas pero suele venir por el lado de la young adult movie: Crepúsculo para Kristen, Los juegos del hambre para Jennifer, Divergente para Shailene. La comparación se detiene acá, ya que Shailene no posee nada de la actitud punk de sus ilustres colegas. Tiene un look que recuerda mucho más al de una feria de comida orgánica que al del público del Hard Rock Café: destila una suerte de bondad que difícilmente no te llegue al corazón. Protegida de George Clooney desde que hizo de su hija en Los descendientes en 2011, la actriz de veintidós años está en el afiche de Bajo la misma estrella (el drama de la parejita de jóvenes con cáncer) y en el de la muy esperada White Bird in a Blizzard de Gregg Araki.
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Sarah Gadon
Declara no haber querido ser una estrella, sino “solo una actriz”. Pura coquetería por parte de Sarah Gadon quien, considerando su talento, pronto no tendrá elección. David Cronenberg fue el que vio a esta nativa de Toronto –como él– en una serie de televisión canadiense. En 2011 le ofreció el papel de Emma Jung, la esposa cornuda de Carl en Un método peligroso. En la avant-première de la película, el hijo de Cronenberg, Brandon, la vio y allí mismo la eligió para hacer de la estrella virtual de su primera película, Antiviral. Desde entonces, Gadon oscila entre esos dos tipos de papeles: mujer engañada en Cosmopolis, en El hombre duplicado (de Denis Villeneuve) o en Dracula Untold; estrella espectral en Polvo de estrellas (es la hija de Julianne Moore), simple fantasma en Detrás de las paredes (de Jim Sheridan) o inteligencia artificial en El increíble Hombre Araña. Así, o bien está presente y la ignoramos, o bien no está presente y obsesiona, fascinante paradoja para esta belleza glacial de veintisiete años que no debería seguir pasando sus inviernos en las planicies heladas de Ontario, sino más bien bajo las palmeras californianas.
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Michael B. Jordan
La carrera de Michael B. Jordan está, por el momento, marcada por dos balazos. Hace doce años lo descubrimos en el papel de Wallace, un joven traficante callejero y okupa en la primera temporada de The Wire, y lloramos a moco tendido cuando lo balearon los secuaces de Stringer Bell. En 2013, emocionó en Sundance y en Cannes con su actuación en Fruitvale Station. También lo vimos como quarterback en las dos últimas temporadas de Friday Night Lights, como compañero de desgracias de Dane DeHaan en Poder sin límites o como compañero de alegrías de Miles Teller en Las novias de mis amigos. Volverá a actuar con este último en 2015 en Los cuatro fantásticos, película en la que encarna a Johnny Storm, la antorcha humana.
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Chloë Grace Moretz
En estos próximos meses va a ser complicado no escuchar hablar de Chloë Grace Moretz. Aterra pensar en esta estrella (que lo es desde los siete años, y hoy ya tiene diecisiete) porque parece programada para la gloria. Matthew Vaughn fue el primero en comprenderlo cuando le ofreció en 2010 el papel de una pequeña vengadora tremendamente madura en Kick-Ass. Mientras que algunos hacen de adolescente hasta los treinta años, Chloë Moretz parece haber vivido demasiadas cosas para su edad, ya sea como vampiro en Déjame entrar, como niña avispada en Hugo o como adolescente rebelde en Sombras tenebrosas y en Carrie, la remake de la película de De Palma. Al confrontarla a Juliette Binoche en Clouds of Sils Maria, Olivier Assayas juega maravillosamente bien con esa madurez que contrasta con su rostro de muñeca. Nos encontraremos también con esta joven promesa en Si decido quedarme, de R.J. Cutler, y en The Equalizer, de Antoine Fuqua.
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Aubrey Plaza
Descubierta por Judd Apatow en el Upright Citizens Brigade Theater (el mejor lugar de improvisación de los Estados Unidos), empezó su carrera en 2009 en Funny People, interpretando a una joven comediante de stand-up que histeriquea con Seth Rogen, un papel casi autobiográfico. Después de esa aparición, nos acostumbramos a su estilo tipo Buster Keaton en la serie Parks and Recreation. Apareció en Scott Pilgrim, en Chicas en conflicto y en un puñado de buenas comedias independientes (Safety not garantied, The To Do List). Hay algo casi indiscutible en Aubrey: durante estos últimos años estuvo injustamente poco explotada. Aunque no esté hecha para la hipercelebridad, podría perfectamente encabezar las listas gracias a sus próximos papeles en Ned Rifle de Hal Hartley y, sobre todo, en Mortdecai de David Koepp, en la que compartirá escenas con Johnny Depp.
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Miles Teller
Es una verdad con la que nos martillan en todos los programas de asesoramiento de imagen: la primera impresión es la que cuenta. Para Miles Teller, fue Rabbit Hole, un drama independiente de John Cameron Mitchell en 2010. Sentado en un banco al lado de Nicole Kidman, se excusaba por haber matado accidentalmente a su hijo. Contaba con veintitrés años, parecía tener seis menos, las cicatrices surcaban sus mejillas, su voz desfallecía, sus ojos manifestaban tristeza e insolencia al mismo tiempo, y finalmente logró que solo nos acordemos de él. Como se dice en Hollywood: un scene stealer. Luego lo vimos dos o tres veces en unas teen-movies que no estaban tan mal (la remake de Footloose, Project X y Las novias de mis amigos), que recordamos sobre todo “porque el tipo de Rabbit Hole actúa ahí”. Y desde entonces no paró de pegarla: en The Spectacular Now, película de amor adolescente independiente en la que su cinismo contrariado (por la bondad de su compañera, Shailene Woodley) recuerda a los grandes momentos de John Cusack; en Divergente, simpático film para jóvenes adultos (de nuevo con Shailene); y en Whiplash, premiada en Sundance y proyectada este año en Cannes. Pronto será el hombre elástico en Los cuatro fantásticos y Dan Aykroyd en la biopic de John Belushi.
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Chris Pratt
Siempre es interesante conocer los papeles que un actor no consiguió. En 2009, Chris Pratt estuvo a punto de ser elegido para el protagónico de Star Trek y luego para el de Avatar. Hay entonces una bella ironía al encontrarlo, ese mismo año, tendido en un sillón, deprimido, insoportable y casi obeso en la serie Parks and Recreation, comedia comandada por Amy Poehler. Desde entonces, pudimos verlo en Moneyball, en la que interpreta a un jugador de béisbol rescatado por su entrenador. Después formó parte del comando que mató a Bin Laden en la película La noche más oscura. Finalmente, se levantó a la bella Alison Brie en The Five-Year Engagement, y en Guardianes de la galaxia interpretó al menos creíble de los superhéroes: Star-Lord. Chris Pratt, entonces, vendría a ser el tipo del que nadie espera nada y que termina consiguiendo lo que todos querrían.
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Analeigh Tipton
Con su nombre que suena como una marca de té inglés, sus medallas de patinaje artístico obtenidas en su adolescencia y su increíble aspecto que le valió el tercer lugar del reality America’s Next Top Model en 2008 (y a los veinte años), Analeigh Tipton encarna la elegancia en todo su esplendor. Y no se la cree: su aspecto de ingenua nos llegó al corazón en Loco y estúpido amor, antes de que Whit Stillman la hiciera brillar en Chicas en conflicto. Pequeños papeles en El avispón verde, Mi novio es un zombi, la serie Hung y en Lucy (la última película de Luc Besson, en la que hace de la chica que vive con Scarlett Johansson) terminaron de hacer de ella alguien que no podía faltar en esta lista.