Cat Power habla de Sun

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
Published in
8 min readSep 28, 2012

Durante los últimos años Chan Marshall puso su voz al servicio del soul y terminó de ganarse el prestigio que su personalidad dispersa le había negado. Pero a veces el reconocimiento puede no ser más que una señal de aburguesamiento y empujar al conformismo. No es el caso. Fiel a su carácter impredecible, hoy Cat Power entrega Sun, un disco producido, tocado y grabado por ella misma, en el que se anima a explorar nuevas sonoridades. / Entrevista Santiago Delucchi

-

El poder felino de Chan Marshall no se agota. Ahí residen sus dos esencias: el talento natural que vuelca en sus canciones y la facultad de encantamiento que consigue en sus oyentes. Es una sensibilidad que se vuelve magnética. La belleza, que persiste a sus 40 años, completa el cuadro y le otorga una aptitud única para “engatusar”. Ese poder, sin embargo, también tiene sus partes sombrías: la locura, la dispersión y el desapego repentino. No es fácil entrevistar a Chan, más conocida como Cat Power. Puede tenernos durante casi una hora al teléfono y, al mismo tiempo, no responder casi nada de lo que le preguntamos. Así cuenta que no tiene gatos, sino perros: dos bulldogs franceses a los que les puso Abuelo y Mona. Les habla todo el tiempo: “¡Atrás, vamos! Ay, estos perros locos”. O cuenta lo que está haciendo en el momento: “Mis amigos ya están aquí, y yo me acabo de levantar porque anoche me acosté tarde. El desayuno tendrá que esperar hasta mañana”. Además, por supuesto, pronuncia su gran muletilla, constantemente, en cada silencio: “¿Estás enojado conmigo?” (“Are you mad at me?”). Pedirá disculpas por su distracción. Pedirá incluso si podemos hacer esta nota de nuevo.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=PDbPrOuXq2s[/youtube]

Arabia Saudita, Dhaka, Calcuta, Soweto, Mozambique, Estambul, Río de Janeiro, Roma, Argentina, Chile, México, Taiwán, Gran Bretaña, Belfast, España, Tokio y alguna islita pequeñita en el medio del Pacífico. Chan dice haber conocido todos esos lugares en la letra de “Ruin”, el corte de adelanto de Sun. Se trata de su gran regreso a la escena musical, a cuatro años de los covers reunidos en Jukebox (08), y a seis de The Greatest (06), su anterior disco con material propio. Seguramente también estuvo en muchos otros países y ciudades. Pero vive en Miami, en la misma casa que dejó en 2009 para mudarse a California y vivir junto a su novio de entonces, el actor Giovanni Ribisi. La relación terminó en marzo de este año. La cantante buscó evitar el golpe de la ruptura sumergiéndose aún más en las nuevas canciones. Y así, poco después, llegaron las primeras noticias de Sun.

La premisa de Cat Power, a la hora de encarar este nuevo trabajo, era tomar distancia de todo lo hecho antes. Y para eso no tuvo mejor idea que asumir las riendas. Iggy Pop participa en “Nothin’ But Time”, la canción más larga y probablemente más conmovedora del disco. Y la mezcla corrió por cuenta de Philippe Zdar (Cassius). Pero, más allá de eso, ella se hizo cargo de todo: tocar, grabar, producir. Se movió como una gitana, entre diferentes locaciones, llevando sus canciones de un estudio a otro. Desembarcó en The Boat, el estudio de Flea (Red Hot Chili Peppers), donde se encontró con varios instrumentos que nunca antes se había animado a encender. Algunos de esos sintetizadores pueden apreciarse en “Sun”. O en el clima gaseoso y las baterías recortadas de “Real Life”, donde canta acerca de la vida de todos los días y de lo difícil que es a veces quebrar la rutina.

También alquiló un espacio en Malibú, donde se montó su propio estudio y se animó a experimentar todo lo necesario. De ahí deben haber salido los loops y las estructuras desestructuradas de “Silent Machine”. La canción que abre, “Cherokee”, desentraña una de las típicas melodías gatunas de Marshall, pero sobre una base tan cálida como mecánica (por algo se prestó para un remix de Nicolas Jaar). “Human Being”, por su lado, encuentra un delicado balance entre la tensión y la oscuridad. Los pianos tejen motivos repetitivos, ya sea para adornar el pulso diligente de “Manhattan” o para cimentar la melodía circular de “Ruin”. La guitarra eléctrica cruje, casi como si estuviera enojada, en “Peace and Love”. Y la guitarra acústica solo acompaña, como una textura más, en “Always on My Own”. Cat Power no paró un segundo hasta tener su nuevo álbum terminado. Ahora, con Sun a sus espaldas, reordena su vida, elabora su duelo y se prepara para salir de gira.

-

ENTREVISTA> No se supo mucho de vos en los últimos años…
Chan Marshall
: Ya sé. Pero que no hayan sabido de mí no quiere decir que no haya estado trabajando. Simplemente me pasé cuatro años con este disco. Y no quise asomar demasiado la cabeza hasta terminarlo. No estaba sentada de brazos cruzados, esperando que me dejen todo servido. ¡Trabajé mucho! Hice todo por mi cuenta, sin banda y sin productores, probando todo lo que tenía a mi alcance. No me faltó inspiración, sino todo lo contrario: hice y deseché canciones hasta dar con el tipo de álbum que buscaba. Tampoco sentí presión de afuera: yo era mi propia presión, para que esto quedara como quería.

-

“¡Trabajé mucho! Hice todo por mi cuenta, sin banda y sin productores, probando todo lo que tenía a mi alcance.”

-

Volviste renovada con Sun, despegándote otra vez de tu pasado. Hasta te cortaste el pelo…
Lo sé, fue un gran cambio. Y la verdad es que lo necesitaba. Le busqué un giro a las nuevas canciones, en la forma de tocarlas y producirlas, a través de instrumentos y sonidos que no frecuentaba. El corte de pelo también lo necesitaba… Es que, justo cuando terminaba de grabar este disco, terminaba otro episodio de mi vida personal: una larga relación de pareja. Duramos cuatro años. Fue lindo, tuvimos algo valioso…

¿Te incomoda que las nuevas canciones estén ligadas a tu relación con Giovanni Ribisi?
Está todo bien con él. Pero trabajé mucho en estas canciones… Me siento orgullosa de lo que logré. Sinceramente creo que están más allá de eso… Incluso pueden referirse a cualquier otra persona que haya pasado por mi vida. Fue una relación importante, no lo niego. Me mudé a California, en 2009, para vivir con él. Y allá comencé a grabar Sun, en un estudio que me fui armando en Malibú. Luego, a fines de marzo de este año, nos separamos. Fue un golpe muy duro, pero seguí adelante: me corté el pelo y viajé a Francia para mezclar el disco.

Recurriste a Philippe Zdar, de Cassius, hoy devenido en productor estrella…
Lo que necesitaba, básicamente, era a alguien para mezclar el álbum. Pero quiero aclarar que no buscaba a un productor. ¡Porque yo lo produje! Grabé todo por mi cuenta. Trabajé duramente, sola, durante casi tres años. Philippe me dio una mano en el tramo final, en todo lo que hace a la mezcla: nivelar, ecualizar… Lo aclaro porque es algo que suele prestarse a la confusión: la prensa lee el nombre de Zdar y enseguida supone que él produjo mi disco. Pero no me produjo, sino que me ayudó a mezclarlo, que no es lo mismo. Tal vez sea porque algunos periodistas son haraganes y, como saben de su reconocimiento como músico y productor, no entienden que solo me ayudo a mezclarlo.

¿Cómo vas a presentar en vivo las canciones de Sun? Ya se anunciaron varias fechas.
Sí, en un mes y medio arranca la gira. La primera fecha es justamente acá en Miami. Voy a girar, probablemente, por tres años. ¿Si volveré a Sudamérica? ¡Me encantaría! ¡Así que más vale creerlo! Además tengo una nueva banda, integrada completamente por mujeres… ¡Pero no le robé la idea a Jack White! (risas). Ahora ellas están ensayando solas, porque tienen que aprenderse bien las canciones. Y luego, una vez que se las sepan bien, vamos a ensayar todas juntas. Es una banda especial, porque todas vienen de diferentes lugares: una es de Missouri, otra es de Detroit… Por ahora se hacen llamar The Fucking Virgins. Aclaro que a mí no se me ocurrió ese nombre. Fueron ellas. No sé… Tengo que ver cómo las presento.

¿Y qué pasó con The Dirty Delta Blues, tu banda anterior?
Giramos un montón desde fines de 2006. Y juntos grabamos Jukebox. Pero este disco es otra historia, una nueva etapa. Además ellos tienen sus propios grupos y proyectos. No tengo más que palabras de agradecimiento para Jim White, Judah Bauer y Gregg Foreman. Hubo veces en que no pude haberlo hecho sin ellos. Recuerdo algún que otro show, sobre todo a fines de 2010, en que sentí que no debía estar ahí. Pero por suerte estaban mis amigos acompañándome en el escenario: sabía que con ellos no tenía de qué preocuparme y podía sacar el show adelante.

Igualmente, durante la última década, ganaste confianza escénica…
Es cierto. Pero no pasa solo por la confianza. A veces no estoy bien. La gente no siempre se da cuenta de eso, lo sé, pero yo no disfruto como quisiera. Los shows realmente buenos suceden cuando yo estoy bien. Estas situaciones, en las que sentí que no debía estar ahí, corresponden a un momento de mi vida en que no necesitaba estar viajando de aquí para allá. Fue una etapa difícil de mi vida personal, tenía otras cosas en mi cabeza, no estaba bien emocionalmente y no tenía cerca a mis afectos. Estaba entre planetas. No tenía los pies en la tierra. De eso se trata la sensibilidad, lo que le da sentido al arte.

Te volviste bastante activa en Twitter. ¿No te interesa volcar ahí lo que te pasa en la ruta?
¿Me siguen en Twitter? Eso es algo lindo para decirle a una chica: “Te sigo en Twitter” (risas). En realidad, no le estuve prestando mucha atención a las redes sociales. Básicamente porque he estado muy ocupada trabajando en este disco. Simplemente no podía. A lo que sí me dediqué más es a Instagram: me gusta eso de sacar fotos y compartirlas vía Twitter. Cuando esté de gira, sin embargo, espero poder postear y relatar más cosas, contar lo que descubro y voy viviendo en cada ciudad, antes y después de los conciertos.

-

“Recuerdo algún que otro show, sobre todo a fines de 2010, en que sentí que no debía estar ahí.”

-

Estuviste posteando varias fotos de Jimi Hendrix.
Bueno, ciertamente no hay razón para no hacer eso… ¿Quieren saber si hay algo más? No voy a decirlo (risas). Es algo personal: una historia secreta.

En el disco participa Iggy Pop, que también vive en Miami. ¿Qué te hizo incluir su voz en “Nothin’ But Time”?
¡Es la Iguana! No recuerdo bien a quién le pregunté… Creo que fue mi abogado. O alguien del sello. No estoy segura, pero era alguien que conocía a Iggy. En fin. Escribí esa canción hace dos años, para la hija de mi ex novio, que estaba por cumplir trece y empezaba a enfrentar los típicos problemas de la adolescencia. Es un momento crucial de la vida, cuando tenés que aprender a ponerte firme y no dejar que te pisoteen. Y bueno, resulta que ella estaba enamorada de Ziggy Stardust. Entonces se me ocurrió invitar a David Bowie y a Iggy Pop. Pedí que los contactaran. Bowie dijo que no… No sé por qué, pero creo que se retiró dos años atrás. No está tocando y no sé si está bien de salud. Iggy, por suerte, sí estaba disponible.

En ese tema cantan: “De vos depende ser un superhéroe”. Pero basta escuchar sus voces para deducir que un superhéroe, a esta altura, es un sobreviviente…
No me gustan las cosas complicadas, ni dar muchos detalles, pero a veces hay que contar las historias completas… Y eso es algo que no puedo hacer. Ni siquiera puedo resumir esta historia. Soy mala para las entrevistas. Ahora están enojados conmigo, ¿no?

-

SUN
(Matador/Ultra)

Foto: Prensa Stefano Giovannini

--

--

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles

El medio para los que hacen — Música, cine, libros, artes y más.