“El espíritu de la ciencia ficción”, de Roberto Bolaño

Los Inrockuptibles
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4 min readDec 15, 2016

Los pases editoriales solo le interesan a los agentes, editores y herederos. Es decir, a los que van a recibir ciertas recompensas económicas. A los lectores, en cambio, les importan y los movilizan otras cuestiones, quizá más interesantes en términos de trascendencia cotidiana y vitalidad. Por ejemplo, las buenas historias y las existencias que circulan por ciertos libros y recubren la forma de una obsesión descarriada y con destino –muchas veces– de fracaso. En este sentido, en la mesa de novedades de todo el continente acaban de suceder dos cosas que importan a un gran número de seres humanos pero por diversos motivos. Todo alrededor del mismo libro. Hablamos, por supuesto, de El espíritu de la ciencia ficción del gran Roberto Bolaño.

Por un lado, los derechos de las obras del chileno dejaron su histórica casa editorial, Anagrama, para formar parte del gigante Penguin Random House. Esa es la noticia administrativa, digamos. Este desembarco, algo sorpresivo aunque no tanto porque estuvieron detrás el temible agente literario Andrew Wyle y Carolina Bolaño, esposa y heredera, está coronado con la publicación, y ahí vamos con lo que nos interesa, de un nuevo inédito de uno de los últimos escritores que realmente pudieron generar una marea increíble de influencias y detractores en las nuevas generaciones de escritores latinoamericanos. Faro o farsa, el chileno no admite la tibieza y despierta pasiones.

El espíritu de la ciencia ficción es un texto entrañable que admite el rastreo de puentes y relaciones que Bolaño estableció entre todos sus libros, y que en conjunto armaban una obra reconocible.

Encontrada en un cuaderno anillado de Roberto Bolaño y fechado en 1982 en la ciudad de Blanes, El espíritu de la ciencia ficción es una novela que nos muestra a un escritor en sus inicios explorando por primera vez el territorio que mejor que nadie transitará a lo largo de sus obras posteriores: jóvenes poetas, sin ninguna suerte, buscando un lugar –su patria personal, metafísica y moral– en un mundo infame que los expulsa.

Estamos en el enorme DF, en México. Remo y Jan son dos poetas que se acercan, se atraen y transitan un recorrido plagado de descubrimientos: de la amistad, de las mujeres, del deseo, de la literatura de ciencia ficción, de las motos, en definitiva, del universo de relaciones y vínculos alrededor de todo aquello que le puede dar sentido a una vida que ya se perfila como marginal, al costado de las expectativas comunes o tradicionales de la masa. Definitivamente, son personas que con su juventud ya renunciaron a los supuestos valores burgueses de acumulación a los que aspiran la mayoría de los seres humanos. Y acá, en la decisión de crear esta clase de personajes, Bolaño empieza a linkear con lo que será lo más sustancioso de su obra, donde el misterio de la vida se juega en la posible revelación de un secreto al que hay que llegar por caminos poco claros. El espíritu de la ciencia ficción nos relata una suerte de educación sentimental de Remo y Jan y, claro, del mismo autor.

Si uno lee esta novela de forma solitaria, aislada y sin ninguna relación con un corpus que crece y se expande, El espíritu de la ciencia ficción no se sostiene en sí misma. A diferencia de otras historias de Bolaño, a esta le falta fuerza, poder, solvencia, incluso claridad. Pero si uno lo pone en relación con el conjunto de novelas con las que establece un diálogo, las más evidentes son Los detectives salvajes, 2666 y La universidad desconocida –otros dos póstumos–, el lector puede llegar a percibir un modo de evolución inusitado. Y, desde esa perspectiva, es casi como asistir a un taller literario porque se presencia la conformación de un estilo, de qué está hecho, con qué elementos y cómo se logra la configuración una zona de escritura.

Es casi como asistir a un taller literario porque se presencia la conformación de un estilo, de qué está hecho, con qué elementos y cómo se logra la configuración una zona de escritura.

Al parecer, El espíritu de la ciencia ficción fue la primera novela que escribió Roberto Bolaño cuando se estableció en España. Y resulta natural que el extranjero le rinda tributo, en el mismo movimiento y con dos disparos, a la tierra que acaba de abandonar (México) y al conjunto de climas turbios y complejos que son propios del cúmulo de experiencias que atraviesa un escritor en plena formación. Tal vez sea esa la gran temática sobre la que Roberto Bolaño, un exiliado serial e impenitente, vuelve una y otra vez, y resulta atractivo notar que la descubrió desde el principio. Y ese es otro valor enorme de este inédito. Que se relaciona directamente con las imágenes facsimilares de la libreta original que se encuentran al final del texto, lo que en cierto sentido le da un plus agregado de fetichismo gráfico que no tenían los otros inéditos. Aunque resulte extraño, esta clase de documentos sirven para comprender la importancia que el escritor la dio a la búsqueda de una arquitectura particular (y Bolaño también es un escritor de estructuras) y, por otra parte, las correcciones que se le hacen a un proyecto literario para llevarlo a buen puerto.

Sin llegar a las cumbres razonables de El Tercer Reich (probablemente su mejor póstumo hasta la fecha) pero también sin caer en los subsuelos irrecuperables de Los sinsabores del verdadero policía (sin dudas, su peor material, y por eso mismo no lo publicó en vida), El espíritu de la ciencia ficción es un texto entrañable que admite el rastreo de puentes y relaciones que Bolaño estableció entre todos sus libros, y que en conjunto armaban una obra reconocible. Y que va a seguir dando lugar a nuevas lecturas ya que la editorial anunció que tienen para publicar dos inéditos más: un libro de poemas y otro de cuentos. Hay que seguir leyendo.

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El espíritu de la ciencia ficción

Roberto Bolaño
El espíritu de la ciencia ficción

(Alfaguara)
223 páginas

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