“El feminismo no les incumbe solo a las mujeres.”

La escritora feminista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie se convirtió en una referente mundial luego de dar una charla TED denunciando las desigualdades contemporáneas con un estilo fresco y pop. Y ahora por fin varias de sus novelas se consiguen en el país. Una ocasión ideal para conversar sobre género, raza, literatura y compromiso social.

Los Inrockuptibles
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8 min readMay 21, 2018

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Por Anne Laffeter y Géraldine Sarratia

© John D. & Catherine T. MacArthur Foundation

Espero que el hecho de promover las ideas en las que creo ayude a provocar un cambio”, dice Chimamanda Ngozi Adichie desde su casa en Lagos. En apenas unos años, esta novelista y ensayista nigeriana nacida en 1977 logró convertirse en una especie de rockstar feminista. Esta notoriedad se debe a sus novelas, las geniales y comprometidas Medio sol amarillo, Algo alrededor de tu cuello, La flor púrpura y Americanah (editadas aquí por Random House) y a sus mordaces y breves ensayos, pero también a su carisma e incomparable talento para contar historias y a su generosidad, que se lleva puestos a los auditorios. Su charla TED de 2012, titulada “Todos deberíamos ser feministas” (editada también como libro), tuvo gran impacto mundial. Se convirtió en una bandera del feminismo pop: Beyoncé la menciona en una canción y Dior la convirtió en eslogan al imprimir remeras con ese título (que cuestan 500 euros cada una). Una apropiación que no le molesta para nada a la escritora. “¿Las remeras? Me parecen algo cool. ¡Mis sobrinos y sobrinas ahora piensan que yo también soy cool! De verdad, no creo sea algo malo. El feminismo no tiene por qué representar un compromiso total, hay diferentes niveles. Una parte de la población se siente conectada al feminismo gracias a esas remeras. Sé que hay una franja del feminismo a la que no le gusta este tipo de cosas porque cree que todo vínculo con el capitalismo es muy malo para el movimiento. Yo no pienso así. Soy más pragmática”.

Charla TED de Chimamanda Ngozi Adichie

ENTREVISTA› ¿Cómo llegaste a considerarte feminista y a promover esta postura por el mundo, disertando ante grandes auditorios?
Siempre fui feminista. Era feminista antes de conocer el significado de esa palabra. Desde chica fue consciente de que el mundo no autoriza a las mujeres a hacer las mismas cosas que hacen los hombres. No es que hice un clic en determinado momento. Siempre me enojaron las injusticias vinculadas al género. Pero nunca tuve la intención de convertirme en una portavoz del feminismo. Me veo a mí misma como una contadora de historias, una escritora. Pero también tengo una plataforma para promover aquello en lo que creo y el feminismo forma parte de todo eso. No pensé que mi conferencia TED “Todos deberíamos ser feministas” iba a tener semejante impacto, ¡al contrario! El éxito que tuvo me sorprendió, por momentos he intentado refugiarme en la lectura y en la escritura, pero seguiré con esto porque mi hambre de cambio es más fuerte que yo.

¿Qué pensás del escándalo a partir de las denuncias que involucran a Harvey Weinstein y a la trama de abusos en Hollywood? En los Estados Unidos y Francia el episodio tuvo un impacto fuerte. ¿Qué sucedió con eso en Nigeria y en África?
En Nigeria no tuvo el mismo impacto, pero sí cierto efecto. Estados Unidos tiene tanta potencia cultural que sus revueltas resuenan en todo el mundo. Después de que comenzara el movimiento #MeToo, las mujeres nigerianas también empezaron a hablar de sus experiencias. Cuentan sus historias en las redes sociales. Por ejemplo, las estudiantes empezaron a hablar de las agresiones y del acoso que sufren por parte de sus profesores, algo muy frecuente en Nigeria. Y si bien todavía no hay un movimiento consolidado, por lo menos es un comienzo.

“Tenemos que cambiar la forma en la que criamos a nuestros hijos e hijas, dejar atrás las representaciones vinculadas a lo femenino. Podemos enseñarle a una niña que puede convertirse en presidente, que una mujer con poder no es algo que esté mal… Es importante transmitirles a las niñas la certeza de que ellas valen lo mismo que los hombres.”

¿Cómo es el feminismo en Nigeria?
Existe… No hay tanta efervescencia como yo quisiera, ¡pero ahí está! Eso les concierne sobre todo a las jóvenes generaciones. Las mujeres jóvenes con las que me encuentro se autodefinen como feministas y tienen ganas de contar lo que les sucede. Y de eso se trata: de contar. También hay hombres, muchísimos menos, a mi entender, que reflexionan sobre su género y hablan honestamente. A pesar de que algunos nigerianos se dicen feministas, la hostilidad hacia el feminismo y hacia mí, que lo represento, es todavía muy grande.

Cada vez se habla más de la deconstrucción de la virilidad y de hecho hay una masculinidad cada vez menos rígida y estereotipada. ¿Esto es importante para avanzar hacia la igualdad de género?
Absolutamente. El feminismo no les incumbe solo a las mujeres. Los hombres tienen que formar parte de esta suerte de conversación. Algunos de ellos pertenecen a un grupo privilegiado en el mundo, que les ofrece más dignidad, pero también son afectados por la manera en la que se construye la masculinidad. No les enseñan a contar con recursos para expresar sus emociones y sentirse cómodos con la vulnerabilidad. Todos somos vulnerables. Si los hombres son tan fuertes, ¿por qué las mujeres tienen que ocuparse todo el tiempo de ellos? Necesitamos reinventar la masculinidad. Me gusta tomar a Barack Obama como modelo positivo de la masculinidad. Él se identifica como feminista. Es apuesto, inteligente y atento. La relación que tiene con su mujer muestra que considera a las mujeres como iguales. El hombre no debe tener miedo a pedir “perdón” o a decir “no sé”, ni a que una mujer le enseñe algo. Si los hombres pensaran en las mujeres como verdaderamente iguales, se preguntarían si ellas tienen verdaderamente ganas de verles el pene.

“Todas las mujeres alrededor del mundo son discriminadas por su condición de mujer, y al mismo tiempo la forma en la que eso se manifiesta depende de la clase y la raza, que también van a influir en su experiencia de género.”

¿Qué pensás de aquellas y aquellos que creen que un enfoque igualitario sobre hombres y mujeres representaría un peligro para la libertad sexual?
Decir que la igualdad reduce la sexualidad significa que el sexo y la sexualidad están basadas en la superioridad del hombre. ¡Y eso no es verdad! Yo creo en una sexualidad plena para las mujeres. En casi todo el mundo no la tenemos, las mujeres no están autorizadas a ser sexuales, de hecho todavía se las castiga por ello. En algunos lugares del mundo las mujeres pierden la vida por haber cometido adulterio o por haber tenido relaciones sexuales. En los Estados Unidos todavía existen prácticas como el “slut-shaming”, una forma de humillar a las mujeres publicando en Internet imágenes de ellas desnudas. Siempre me pregunté por qué no se puede humillar a los hombres de la misma manera. Y es porque los hombres sí tienen el derecho de ser sexuales. Las mujeres deberían poder acceder plenamente a su sexualidad. La sexualidad y el sexo deben construirse sobre la base de la igualdad. Hay que darle lugar al placer de las mujeres, a sus deseos.

¿Es importante pensar conjuntamente la raza, la clase y el sexo?
Ser una mujer negra hace que se mezcle la cuestión de la clase y la de género. Yo no me levanto un día eligiendo ser negra y otro, mujer. Soy las dos cosas. Soy feminista, una feminista negra también. Creo profundamente que las mujeres de todas las razas y de todas las clases tienen algo en común. Todas las mujeres alrededor del mundo son discriminadas por su condición de mujer, y al mismo tiempo la forma en la que eso se manifiesta depende de la clase y la raza, que también van a influir en su experiencia de género.

© John D. & Catherine T. MacArthur Foundation

¿Y cuáles podrían ser las claves del cambio?
Muy buena pregunta… Pero lamentablemente no tengo la respuesta. Tenemos que cambiar la forma en la que criamos a nuestros hijos e hijas, dejar atrás las representaciones vinculadas a lo femenino. Podemos enseñarle a una niña que puede convertirse en presidente, que una mujer con poder no es algo que esté mal… Es importante transmitirles a las niñas la certeza de que ellas valen lo mismo que los hombres. Que ellas valen por sí mismas y para ellas mismas. Del mismo modo es esencial educar a los niños. Enseñarles que las mujeres no les pertenecen, que las mujeres son sus iguales. No veo que estas ideas se lleven a cabo en ninguna parte del mundo.

¿Escribís todos los días?
¡Me encantaría! Envidio a los escritores que escriben todos los días. No llego. Intento leer todos los días.

¿Por qué escribís?
Porque tengo que hacerlo. Es lo que le da sentido a mi vida. Creo que nací para eso.

“Siempre fui feminista. Era feminista antes de conocer el significado de esa palabra. Desde chica fue consciente de que el mundo no autoriza a las mujeres a hacer las mismas cosas que hacen los hombres. No es que hice un clic en determinado momento. Siempre me enojaron las injusticias vinculadas al género. Pero nunca tuve la intención de convertirme en una portavoz del feminismo.”

En sus comienzos, te habían dicho que la situación en Nigeria no le interesaba a nadie. ¿Fue difícil convertirte en una escritora africana?
Era cierto cuando publiqué mi primera novela. Un editor me había dicho que le gustaba mi forma de escribir, pero que no sabía cómo posicionarme en el mercado para que yo vendiera. Y además no me parecía a los escritores africanos contemporáneos que él conocía. Por suerte, esto ha cambiado. Los editores conocen mejor la literatura africana. Pero África todavía se ve como algo extranjero. Un editor me dijo que los occidentales no logran identificarse con ella y con sus personajes. ¡Me pareció gracioso porque yo me pasé toda la vida leyendo libros de todo el mundo e identificándome con sus personajes! Tengo la impresión de que todavía un africano es visto como una persona desprovista de ambición, que no tiene ganas de ganar dinero. Pero eso está cambiando y creo que la tecnología tendrá mucho que ver con todo ese proceso. Los africanos están en Internet y ya comenzaron a escribir sus historias.

Chimamanda Ngozi Adichie
Medio sol amarillo

(Random House)
Traducción de Laura Rins Calahorra
Prólogo de Lina Meruane

> megustaleer.com.ar

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