El fragmento que habla. Entrevista a Guillermina Pico

La cineasta y actriz está presentando su documental "Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era”, una película basada por completo en imágenes que son fragmentos de su intimidad con una narrativa no convencional. Una experiencia cinematográfica en diálogo con los tiempos acelerados de Internet que se puede ver durante mayo en el Centro Cultural Recoleta.

Los Inrockuptibles
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5 min readMay 17, 2018

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Por Javiera Pérez Salerno

Guillermina Pico

Un cardal ardiendo en el medio del campo. Una reunión familiar. Conversaciones robadas durante un viaje en auto. Una chica que baila frente a su compu y posa, como si nadie la estuviera viendo. Estas son algunas de las imágenes que quedan flotando después de ver el primer largo de Guillermina Pico (Santa Rosa, 1985) pero seguramente podrían nombrarse muchísimas más, otras, diferentes. Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era es un documental que recoge fragmentos de intimidad, con escenas en contraste y diálogo que se complementan, se repelen y arman una narrativa poco convencional. Una película que invita al espectador a jugar al montaje propio.

"A veces sufrimos porque no tenemos una gran imagen a la que llegar. Al contrario, tenemos cincuenta, ochenta, infinitas imágenes que se juntan. Cuando me puse a armar la película, busqué editar todas esas imágenes por contraste. Quería que dolieran, que se generara un contraste visual pero también sonoro."

Directora, guionista, montajista, actriz (actualmente se la puede ver en Las muertas, una obra de teatro dirigida por Miel Bargman), Guillermina Pico es parte de una generación que dejó de lado la especificidad para dialogar con todos los campos, para hacer del cine algo posible y cercano. Algo realizable. En esta película hace todo.

Yo no te puedo decir de qué se trata, vos vas a saber lo que viste”, dice Guillermina que, a la manera de cineastas como Jonas Mekas o Naomi Kawase, encontró en la acumulación de archivo una forma del registro propio y de diario íntimo. En un tiempo donde todo es fotografiable y filmable, donde hasta nuestras mejores imágenes se pierden en el scroll infinito, Pico hace un contramovimiento y vuelve sobre ese archivo para darle valor. Así está construida la película, como si fuera el sampler preciosista de un disco duro.

¿Cómo surge esta experimentación y cuándo te diste cuenta de que tenías una película ahí?
Todo el material de la película es mío, lo fui filmando durante años. Está muy vivo porque es real, no estaba pensando en hacer una película. En el 2011 hice el laboratorio de cine en la Universidad Di Tella, con Andrés Di Tella y Martín Rejtman. En uno de los ejercicios empecé a ensayar un montaje de las imágenes de mi archivo. Eso terminó siendo el principio de la película, una secuencia de plantas, trigo y fuego. Fue lo primero que edité y nunca más lo volví a tocar. Tres años después, volví sobre esto, empecé a meterme más con el material, a pelearme con él, a sacar lo poético. A arrastrar la cámara, a sentir furia, a trabajar con eso, con lo que tengo y lo que soy. Y ahí empecé a ver un poco el camino. Yo misma la edité.

Borrá todo… está hecha de múltiples fragmentos e imágenes, algunas escenas parecen rescatadas del descarte o material robado. ¿Cómo surge esa búsqueda estética?
Creo que en cierta medida tuvo que ver con encontrar una forma narrativa que hable de la vida, de lo que estamos construyendo minuto a minuto. A veces sufrimos porque no tenemos una gran imagen a la que llegar. Al contrario, tenemos cincuenta, ochenta, infinitas imágenes que se juntan. Cuando me puse a armar la película, busqué editar todas esas imágenes por contraste. Quería que dolieran, que se generara un contraste visual pero también sonoro.

“Hay algo de Internet que es muy del fragmento y que favorece la recepción de la película. No es que yo me haya inspirado en ese registro, pero nuestra vida cotidiana, y las relación que hoy tenemos con las imágenes, va por ese lado.”

¿Cómo fue la experiencia de narrar desde el archivo, desde la posproducción?
Creo que la edición puede ser una herramienta para generar algo más poético. En general, en el cine, el montaje está sosteniendo la narración, posibilita el desarrollo de una historia, no la rige. Pero en esta película es lo más importante. El montaje la armó, se narra desde ahí. Hay algo liberador en proponer una narrativa diferente. Nosotros somos muy dependientes de las formas de contar, una propuesta como esta abre el juego y te permite pensar cosas nuevas. Es una película del orden de la experiencia. Mi intención fue hacer que ese viaje realmente te pueda mantener.

¿Por qué es posible esta película ahora? ¿Hubiera sido posible en otro momento?
Hay algo de Internet que es muy del fragmento y que favorece la recepción de la película. No es que yo me haya inspirado en ese registro, pero nuestra vida cotidiana, y las relación que hoy tenemos con las imágenes, va por ese lado. Internet no tiene una línea de tiempo, no es lineal, es horizontal. Todo está pasando en el mismo momento. Algo de ese registro está presente en la película y al público le llega.

Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era

Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era desde el título tiene algo muy net. La posibilidad de hacer “control + z”, que tal vez no se da en la vida, se da Internet. Es un gesto generacional interesante.
Pero sucedió realmente. Todas las cosas estaban en un disco rígido. Antes de estrenar la película, el disco se rompió. Tuve que ir a un lugar donde los rescatan. Así que también hubo un “borrá” real.

Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era
De Guillermina Pico
Viernes 18 de mayo a las 21 y viernes 25 a las 21.30 en la sala Capilla del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930, CABA)

> facebook.com/borratodofilm

> centroculturalrecoleta.org/agenda/borra-todo-lo-que-dije-del-amor-porque-no-sabia-bien-quien-era

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