“Que sea la canción la que mande” Entrevista a Nacho Vegas
El cantante y compositor asturiano entrega su mejor versión en años en Violética, un disco doble que entrelaza con eficacia la canción popular con el rock melancólico. Él mismo explica las razones de su nuevo trabajo, el carácter político de su música y su admiración por Violeta Parra.
Por Martín Garrido
Hace exactamente diez años hubo un quiebre en la carrera del cantautor Nacho Vegas. Si bien las raíces asturianas siempre estuvieron presentes en su obra (en el proyecto Diariu y la versión del “Romance de la Pola”), fue en 2008 cuando armó Lucas 15 junto a Xel Pereda que comenzó el feliz intento de cruzar la tradición foklórica asturiana con el rock y los géneros que había transitado hasta ese momento.
Violética es el resultado de esta década de experimentación y búsqueda musical incesante. Un disco donde la canción popular y los ecos del shoegaze conviven con gracia, entregando su mejor trabajo en mucho tiempo. De una amable conversación sobre su trayectoria, el lugar del discurso político en su obra y su admiración los grandes folkloristas latinoamericanos rescatamos estas líneas.
ENTREVISTA> El hecho de haber sacado un álbum doble, el modo en que trabajaron los arreglos instrumentales y el cuidado por el sonido en “Corazón helado”, “Desborde” y “Las palabras mágicas” no se puede dejar de emparentar con Cajas de música difíciles de parar (2001)
Sí, claro. Cuando plantee que este iba a ser un disco largo inevitablemente pensé en Cajas de música…, porque también fue un disco planteado de manera parecida. Lo que sucede es que en aquel momento las cosas eran muy diferentes, en 2004 todo se hizo de forma muy caótica y entramos al estudio con un montón de temas que la banda apenas se sabía. Esta vez le pudimos hacer un poco más de mimo y tratar las canciones con un poco más de cariño. Son dos discos que al final creo que hay un hilo conductor. Cajas de música… es un disco que mucha gente considera importante dentro de mi discografía y espero que Violética lo llegue a ser también. Creo que están conectados de una manera bonita.
“Creo que para hacer música popular y moderna, tienes que saber muy bien de dónde vienes. Cuando investigas y hundes un poco tu música en las raíces y en la música tradicional puedes encontrar un material muy poderoso para reinterpretar, para resignificar y darle tu estilo para que logre convertirse en música popular moderna.”
También se pueden encontrar algunas relaciones en la instrumentación. Algunas veces los mal llamados músicos “de protesta” parecería que resignan la composición de arreglos instrumentales o descuidan el sonido en pos de resaltar el mensaje en sus canciones. ¿Estas de acuerdo?
Bueno, yo creo que la trascendencia o la dimensión política que pueda tener la música tiene mucho más que ver con lo que la música hace que con la música dice. Creo que a veces ponemos demasiado el foco en el mensaje, sobre todo cuando hablamos de canción de protesta. Si te fijas en los autores que más trascendencia han tenido y que han asociado su compromiso político a su obra en realidad tampoco tenían un mensaje necesariamente panfletario. Lo más importante es que asociaban su música a determinados procesos sociales o políticos y no descuidaban la música en sí misma. Hay que dejar que la música tenga vida propia, que sea la canción la que mande, que sea poderosa musicalmente, que diga lo que tenga que decir y si se le quiere dar una dimensión social hay que hacer algo por ello. No basta con soltar un slogan en el estribillo, eso puedes hacerlo y ser costurero, como decimos aquí. No se si allí usan esa palabra, simplemente ser un gesto por la galería y que no signifique nada. El compromiso con nuestro trabajo es que las canciones sean lo mejor posible y que sean poderosas en ese sentido.
En Violética, el mensaje y las letras no pierden fuerza por más de que se haya prestado una dedicación especial a la dimensión instrumental. Es una conjunción muy lograda. Y entre las canciones más poderosas hay una versión de “Maldigo del alto cielo”, de Violeta Parra. ¿Cómo la elegiste?
Hacía tiempo que la escuchaba, pero es verdad que en los últimos 3 o 4 años tuve una etapa ‘violetapárrica’. Igual que todos los que nos dedicamos a esto, de repente tenemos una época Bob Dylan o Leonard Cohen y de repente con Violeta Parra, que es una referente a la altura de estos dos, una compositora enorme, me ha pasado algo similar. Me interesé no solo en su obra, que me encanta sino en su labor como folklorista. En su manera de combinar lo tradicional con lo moderno o incluso con lo vanguardista. Lo íntimo con lo social, su manera de utilizar la lengua, el español con esa prosodia tan única que tiene Violeta Parra, cambiando los acentos a su antojo y creando con ello un recurso estético maravilloso. Su labor me influyó mucho en esta época y “Maldigo del alto cielo” es una de mis canciones favoritas. La tomé con muchísimo respeto, no sabía si iba a incluirla en el disco porque quería darle una vuelta y ese aire punk que ya tiene la propia letra. Al final se la pase a varios amigos y amigas, que son también muy fans suyos para que me dieran el visto bueno. Creo que es una canción muy importante para mí en el disco que conjuga cosas que me interesan: el desgarro vital y esa relación de lo tradicional con lo moderno.
“Hay que dejar que la música tenga vida propia, que sea la canción la que mande, que sea poderosa musicalmente, que diga lo que tenga que decir y si se le quiere dar una dimensión social hay que hacer algo por ello. No basta con soltar un slogan en el estribillo.”
En “Todos contra el cielo” también aparecen referencias a la música americana. La base rítmica y el audio de la guitarra eléctrica son guiños claros a la cumbia chicha del Perú. Fue fortuito o también estuviste escuchando…
La cumbia es un género…más que un género, una manera de hacer música. Porque en América hay cumbias tan diferentes, desde la cumbia villera que tenéis allá en Argentina, pasando por la cumbia andina hasta la Sonidera en México, más tradicional en Colombia. En esta, al cruzar un poco el rock con el sonido de la cumbia creo que remití un poco más a la chicha y eso contribuyó a que la canción termine sonando así.
¿Estuviste escuchando algún otro conjunto o solista de folklore americano como influencia para este disco?
No sé sinceramente si como influencia, pero sí como alguien que admiro especialmente es Atahualpa Yupanqui, las milongas argentinas. Y las uruguayas de Zitarrosa, son canciones que he escuchado mucho últimamente y no sé si incluso no se nota un poco, si ha dejado huella en el disco, pero han formado parte de mi banda sonora. Además de las Kumbia Queers que es un grupo que adoro y que mezclan la cumbia, con el rock y el punk y han sido un referente principal a la hora de encarar “Todos contra el cielo”.
“La trascendencia o la dimensión política que pueda tener la música tiene mucho más que ver con lo que la música hace que con la música dice.”
En una de tus últimas visitas cantaste una canción con El Violinista del Amor y los Pibes que miraban. Comparten esa forma de invocar el folklore popular de distintos territorios y amalgamarlo con influencias que uno tiene de su recorrido, del rock o de otros estilos que han ido escuchando. Quizás sea esto lo más genuino u original que uno puede ofrecer en pleno siglo XXI, donde se suele decir que ya todo ha sido inventado.
Es un poco la intención. Creo que para hacer música popular y moderna, tienes que saber muy bien de dónde vienes. Cuando investigas y hundes un poco tu música en las raíces y en la música tradicional puedes encontrar un material muy poderoso para reinterpretar, para resignificar y darle tu estilo para que logre convertirse en música popular moderna. Al final el rock y toda la música de vanguardia que se hace hoy en día no es más que una parte de la música popular, yo creo que todo siempre viene de algún sitio y a mí me interesan mucho esos dos polos que tienen que estar conectados.
Los duetos y las colaboraciones con María Rodes y ambas Cristinas ocupan un lugar importante en el disco. Dada tu condición de músico comprometido con distintas reivindicaciones políticas y sociales, me gustaría saber cual es tu opinión sobre el impresionante avance que ha generado el movimiento feminista en este último tiempo. ¿Cuáles imaginás que son sus posibilidades y su margen de acción? ¿Estás al tanto de las movilizaciones que han habido acá en Argentina entorno a la sanción de la Ley Interrupción Voluntaria del Embarazo?
Sí, por supuesto, he estado leyendo al respecto. En concreto en el estado español en el último 8 de marzo las movilizaciones del feminismo además han sido con perspectiva de clase y anticapitalista. Han sido masivas y en un momento donde la izquierda se estaba preguntando cómo recuperar la calle, el feminismo se reveló como un verdadero eje movilizador. Si queremos verdaderos cambios políticos, sociales y culturales también creo que tienen que pasar por ahí, por el feminismo. En el caso del disco no es que tuviera especialmente que ver con ese proceso aunque sí estaba un poco influido por el papel preeminente que ha tomado el feminismo en los últimos años. Yo siempre he hecho música rodeado de hombres y es importante a veces desmasculinizar un poco tu espacio de trabajo para adquirir otras perspectivas. Y el hecho de colaborar con mujeres, mujeres que le ponen su voz, una voz empoderada además, a las canciones… Tanto las colaboraciones de Cristina Rosenvinge, de Cristina de El Columpio, la María Rodes o el coro antifascista Al altu la lleva, que es un coro mayoritariamente femenino, creo que le dan una mirada diferente a las canciones y eso para mí es muy importante.
Nacho Vegas
Violética
(Marxophone)