De golpe, la gente que detestábamos compraba nuestros discos.” Entrevista a Nirvana

El tiempo pasa y la estela de Nirvana sigue haciendo ruido. En otro nuevo aniversario de la muerte de Kurt Cobain, abrimos el cajón de los recuerdos y rescatamos un encuentro inédito con la banda.

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
12 min readApr 5, 2018

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Por Emmanuel Tellier

Kurt Cobain: Soy fan de los Beatles, por más que a nuestros seguidores más radicales les cueste admitirlo. No conozco nada más lindo que sus canciones. Estuve obsesionado durante mucho tiempo con la idea de escribir la canción pop perfecta: tocaba todo el día, tirado en la cama, durante ocho o diez horas seguidas, y a la noche me dormía con la guitarra entre los brazos, agotado… Ahora todo cambió: desde que estamos tan ocupados, mi relación con la guitarra se volvió menos natural. Antes absorbía todo mi tiempo y mi energía, todo pasaba por la música, envejecía mucho más rápido (sonríe). Quería crear, crear, crear… No tenía tiempo para salir ni para encontrarme con gente: mi vida social era un desastre. Ahora ya no; me limito a esperar el momento adecuado para ponerme a componer. Durante dos o tres meses puede haber un vacío completo, la nada misma, pero al mismo tiempo sé que no debo impacientarme porque las canciones se forman en mi cabeza de manera inconsciente. Por momentos escucho melodías que desaparecen rápido pero que un día vuelven a aparecer. Estoy mucho más distendido desde que tomé consciencia de esta facultad que mi cerebro tiene para almacenar las emociones y los ambientes. Por eso no estoy obligado a escribir todos los días y puedo hacer otras cosas.

¿La composición estuvo alguna vez en peligro?
Kurt:
Nunca conocí un verdadero bloqueo. Sólo una vez me pasó algo horrible: durante una gira, había escrito una decena de canciones y las había grabado en un casete. Antes de volver a irme de viaje, puse la cinta en la funda de una de mis guitarras preferidas y la escondí en el baño, pensando que un ladrón eventual nunca iría a mirar en ese lugar de mi casa. Cuando volví, había un cartel en mi puerta: era del vecino de arriba, que se disculpaba por los daños ocasionados en mi casa por su bañera. Tuve miedo de verdad, porque teníamos que grabar en tres meses y no había nada… Como supuse, el casete se había transformado en una especie de esponja… fue terrible. En lo psicológico, por esos días atravesé el período más miserable de mi vida, porque además estaba en medio del asunto de Vanity Fair y todos los ataques que lanzaron contra mi mujer (la revista acusó a Courtney Love de drogarse durante su embarazo). La situación me golpeó tanto que ni siquiera tenía fuerzas para agarrar la guitarra: tenía que organizar mi vida sentimental y la de Courtney. Acabábamos de tener un bebé y la gente nos lo quería sacar por esas acusaciones estúpidas. Durante algunos meses, la música me importó muy poco.

Nirvana x 20: nuestra selección de las mejores canciones de la banda.

¿Existe una competencia musical entre Courtney y vos?
Kurt:
En casa, la música está omnipresente. Ayer escuchaba las nuevas grabaciones de Hole y algunas son buenísimas… Para mí, que soy tan perezoso, vivir con Courtney es una motivación porque ella escribe todo el tiempo. Yo ya perdí ese entusiasmo, ya no puedo hacer canciones de manera cotidiana, encontré otras cosas en mi vida. Me ocupo de mi familia, de mi bebé, pinto, escribo y, sobre todo, leo mucho. Pero leo mucha mierda… Quizás debería quedarme sólo con Burroughs.

¿Cómo ves el futuro de Nirvana?
Kurt:
No puedo ver más allá de un año, sería absurdo pretender que podemos planificar algo y comprometernos a futuro. Siempre pensé que Nirvana terminaría en algún momento, y preferimos no comprometernos con nada para poder desarmar el grupo si perdemos la fe. Nunca va a haber un disco malo de Nirvana… Antes de que eso suceda desarmaríamos el grupo. Quizá podamos sacar cosas experimentales, discos difíciles de comprender para la mayoría, pero solamente si esta música tiene un valor real ante nuestros ojos. En el futuro inmediato queremos hacer cambios, intentar otras cosas. Tengo ganas de superponer sonidos diferentes, guitarras, samplers… Quiero utilizar todo el material disponible para inventar algo nuevo.

“¿Por qué nosotros? ¿Fuimos particularmente afortunados? Nevermind es un buen disco, mucho mejor que los que salían en esa época, pero de ahí a vender diez millones de copias hay una diferencia. También hablamos de la industria del disco y del efecto que Nevermind tuvo en el mercado. ¿Somos cómplices o resistimos desde el interior?” (Krist Novoselic)

¿Por qué no lo hicieron antes?
Kurt:
Nunca sentimos la necesidad, queríamos llevar el punk rock lo más lejos posible, ir hasta el final. Ahora tengo miedo de repetirme, estoy cansado de los sonidos de siempre. Podríamos grabar un disco más en este mismo estilo, con canciones tan buenas como las de In Utero, pero no sería tan sincero. Esta fórmula ya no nos convence, es tiempo de pasar a otra cosa. En diez años, me imagino viviendo tranquilo en mi casa, con mi mujer y mis hijos… Eso me basta para ser feliz. La música estará siempre presente y sin duda habrá otro grupo diametralmente opuesto a Nirvana. Sé que proyecto la imagen de una persona estúpida y agresiva que vive inmersa en su música grunge, pero no es así. Soy mucho más que eso… ¿La gente está lista para vernos evolucionar? No lo sé, el tiempo lo dirá. Hace un mes, cuando terminamos el show acústico en Nueva York con temas acompañados por un violonchelo, la gente no entendió nada. El público se puso a hablar en voz alta… Esa falta de respeto me dolió mucho.

¿Qué cambiarías si tuvieras la posibilidad de modificar la historia de Nirvana?
Kurt:
Hubiera ido a la escuela de estrellas de rock para aprender a habituarme a la realidad de este universo tan diferente al que imaginaba cuando vivía en Aberdeen. Después hubiera grabado In Utero antes que Nevermind, para avanzar de una forma más progresiva. Hubiéramos tenido más tiempo y el golpe no hubiese sido tan brutal.

¿Pensás que In Utero va a vender menos que Nevermind?
Kurt:
Es inevitable.

¿Estás preparado para esa eventualidad?
Kurt:
(Sonríe) No sólo estoy preparado, sino que ruego que pase eso y Nirvana pueda encontrar su verdadero lugar. Hace dos años que espero que eso suceda. Estoy convencido de que este disco venderá menos que Nevermind. Algunos lo van a tomar como un fracaso, pero para nosotros va a ser una forma de éxito, quizás el mayor de todos.

¿Cómo nació Nirvana?
Krist Novoselic:
Kurt tocaba en Aberdeen con Dale, el baterista de los Melvins. Cuando los conocí habían grabado dos canciones increíbles y quise sumarme enseguida. Kurt me pareció un tipo gracioso y muy cool; le gustaban los mejores grupos underground y era un enfermo del punk. Pasaba su tiempo entre sus discos y sus bocetos de dibujos; dibujaba cosas geniales… Yo estaba convencido de que a la larga él iba a ser pintor o dibujante antes que estrella de rock. Lo que nos acercó fue el alcohol, porque le gustaba el vino y la cerveza tanto como a mí y nos encantaba pasar noches interminables hablando de música en el bar. Aberdeen es una pequeña ciudad de mierda perdida en el Pacífico, a más de cien kilómetros de Seattle. Es un agujero, sólo hay bares llenos de leñadores y pescadores industriales. Es un rincón marginado, una especie de Twin Peaks sin Laura Palmer. Cuando empezamos a tocar juntos tuvimos toda clase de nombres absurdos: Fecal Matter, Ed, Ted & Fred… Pero siempre tomamos al grupo muy en serio.

“Las personas que hicieron que ‘Smells Like Teen Spirit’ fuera un éxito, que compran la música que pasan en MTV, son chicos que van al colegio y a la universidad. Sólo que no comprendieron que el mensaje era para ellos mismos, que la canción era un ataque contra el espíritu joven y no una celebración. Tengo que atenerme a la evidencia: el público masivo no entendió a Nirvana.” (Kurt Cobain)

Kurt: A principio, todo lo que pedía era un vinilo de 45”. Quería tenerlo en mis manos y escuchar nuestra música en un par de buenos parlantes. No me importaba que en nuestros primeros shows no hubiera más de sesenta personas porque me sentía seguro: siempre pensé que era más difícil obtener esos sesenta primeros fans que copar los charts. Cuando nos aplaudieron por primera vez ya había hecho lo más difícil: aceptar la idea un poco extraña de convertirme en músico.

¿Extrañan la libertad que tenían antes de ser tan populares?
Krist:
Hace dos años todo era más simple. Podíamos cambiar nuestro repertorio durante el viaje, en la ruta o un rato antes de llegar al club donde teníamos que tocar. Pasábamos las noches en hotelitos y a veces acampábamos al aire libre en el bosque. Todo era más difícil, pero nos divertíamos mucho más que hoy. No nos importaba ser sorprendidos en calzoncillos alrededor de un fogón en un campo de Tennessee porque nadie nos conocía. Ahora, esas pavadas terminarían saliendo en los diarios.
Kurt: Volvimos a sentirnos bien la semana pasada, cuando dimos un concierto sorpresa en Seattle. En el cartel se anunciaba a la banda Tad junto con “invitados especiales”. Los invitados éramos nosotros. Fue mucho mejor que llegar a un estadio cinco minutos antes del show.

Tapa de la revista donde publicamos esta entrevista.

¿Quién sufre más presiones?
Dave Grohl:
Kurt, obvio. Para él, cada contacto que establece con la industria discográfica es un sufrimiento. Pero todo el mundo sufre: en algún momento, cada uno de nosotros pensó en dejar el grupo porque ninguno de los tres estaba predispuesto a convertirse en estrella de rock. Las verdaderas estrellas no padecen esta mierda ni aparecen en los videos con chicas que muestran las tetas. Nosotros nunca soñamos con pertenecer a ese mundo. Nirvana se transformó en algo más que tres viejos compañeros que tocan juntos; las cosas se salieron de cauce sin que hubiésemos tenido el tiempo suficiente como para adaptarnos. Salimos de gira y el cielo cayó sobre nuestras cabezas. La radio y la televisión empezaron a vomitar nuestra música, todo el mundo quería vernos, saber quiénes éramos y cuál era nuestro plato de comida preferido. Después de ocho meses no pude más: no quería hablar del grupo ni de esa estupidez de “Smells Like Teen Spirit”. Cuando tenga cincuenta años seguirán hablando de mí como del baterista de Nirvana. Me gustaría aspirar a algo más…

¿El éxito de Nevermind es un tema de conversación recurrente entre ustedes?
Krist:
Sí, no podemos evitarlo. Intentamos comprender lo que pasa entre nosotros y la manera en que el público nos ve. ¿Por qué nosotros? ¿Fuimos particularmente afortunados? Nevermind es un buen disco, mucho mejor que los que salían en esa época, pero de ahí a vender diez millones de copias hay una diferencia. También hablamos de la industria del disco y del efecto que Nevermind tuvo en el mercado. ¿Somos cómplices o resistimos desde el interior?
Kurt: Somos como esas tribus africanas que viven apartadas del mundo. En África todavía hay pueblos que no saben qué es la guerra y existe una tribu en particular en la que el género sexual no tiene ningún valor, los hombres y las mujeres realizan las mismas tareas. Los hombres y las mujeres pescan y se ocupan de los hijos por igual, todo se comparte y se conversa. Si Nirvana fuera una tribu, seríamos como ellos: unidos, iguales y libres. Nunca hubo egoísmo entre nosotros, todo está sujeto a la discusión.

“Nosotros nunca soñamos con pertenecer a ese mundo. Nirvana se transformó en algo más que tres viejos compañeros que tocan juntos; las cosas se salieron de cauce sin que hubiésemos tenido el tiempo suficiente como para adaptarnos.” (Dave Grohl)

¿Pensaron en terminar con el grupo y encarnar esa fantasía del rock de “vivir rápido y morir joven”?
Kurt:
El amor a la música me da fuerzas para continuar. Nada más. Pero podría irme de la noche a la mañana: tengo suficiente dinero como para desaparecer sin dejar rastros. Chau, historia terminada. Si me quedo es por el punk rock.

¿Por qué cambiaron el título de In Utero, que originalmente se llamaba I Hate Myself And I Wanna Die (Me odio y quiero morir)?
Krist:
Esa frase no me gustaba, y le dije a Kurt: “¿Qué hacemos si un chico de doce años se pega un tiro en la cabeza después de escuchar nuestro disco?”. Judas Priest pasó por esa situación, Ozzy Osbourne también. Todos esos grupos de imbéciles irresponsables vivieron historias increíbles con canciones estúpidas. No somos idiotas para caer en lo mismo. Ese título me parecía demasiado negativo y previsible. Leímos tantas estupideces en las noticias: “¡Nirvana quiere suicidarse! ¡Nirvana prepara un disco suicida! ¡Kurt Cobain se suicidaría sin Courtney Love!”. No quería que el grupo contribuyera a generar esas cosas.
Kurt: Personalmente, hoy soy mucho más feliz que hace dos años. En medio de la tormenta quise parar todo, el grupo se había convertido en un monstruo y ya no podíamos controlarlo. De golpe, la gente que detestábamos compraba nuestros discos. A los patovicas, los “machos” y los camioneros les encantaba Nirvana, cuando nosotros habíamos empezado con el grupo para criticar a esa clase de gente. En un momento estuve muy desorientado, pero por suerte Krist y Dave hablaron conmigo y me convencieron de seguir. Después conocí a Courtney y encontré a una mujer que me ama profundamente, algo que me parecía completamente imposible hace algunos años.

¿Te sorprendieron los ataques a Courtney y a vos?
Kurt:
No esperaba semejantes estupideces. Lo más duro fue el artículo de Vanity Fair, porque sabemos que fue una venganza personal contra Courtney de una periodista jodida. Escribieron que nuestro bebé había nacido drogadicto… ¿Cómo no odiar a esa gente? Esta chica nunca nos conoció, no tenía la menor prueba de lo que decía. Tuve ganas de matar a esa puta… Felizmente para ella, la vida en familia me dio mucha serenidad. Esa fuerza interior me convenció de que no tenía sentido ir a aplastarles las cabezas a los imbéciles que quieren vernos hechos mierda. Si hubiera estado solo en el mundo, sin responsabilidades con respecto a Courtney y a mi bebé, hubiera reaccionado de otra manera. No sé dónde estaría ahora.

¿No es demasiado pronto para hacer un “balance” a esta altura de tu vida?
Kurt:
Tengo la sensación de haber logrado cosas geniales, mucho más lindas que las que soñé cuando era chico. Me casé y tengo una hija. Nunca lo hubiera creído posible. De chico, imaginaba que envejecería solo, como un idiota. Hoy quiero dedicarme seriamente a la pintura, por ejemplo. Hace cinco años era mucho más combativo, tenía el ideal “marginal”: la guerra al mercado, la rebelión permanente… Ese modelo no admitía la idea de volverse famoso y traspasar los límites de Seattle. No quería nada, me sentía muy bien como estaba.

“Sé que proyecto la imagen de una persona estúpida y agresiva que vive inmersa en su música grunge, pero no es así. Soy mucho más que eso… ¿La gente está lista para vernos evolucionar? No lo sé, el tiempo lo dirá.” (Kurt Cobain)

¿Qué efecto tuvo sobre tu ego el reconocimiento internacional?
Kurt:
En realidad, siempre estuve seguro de mí mismo. El éxito relativo de Bleach y los recitales en los clubes estadounidenses fueron la razón de mis primeras dudas y angustias, porque pensaba que había llegado a la Luna: me pagaban por tocar canciones, era la gloria. Llegábamos a ciudades chicas y la estación de radio local pasaba nuestro simple. No podía soñar nada mejor. Hoy me siento algo sobrepasado; no entiendo el hecho de que tanta gente pague para vernos.

Varias veces dijiste que tenías miedo de no saber exactamente quiénes eran tus fans.
Sí, eso me angustia mucho, pero hace poco comprendí que no le debía nada a nadie y que tenía que seguir mi camino sin mirar atrás. Si algunos estúpidos no son capaces de compartir el grupo que les gusta, que se vayan a la mierda. No siento simpatía por los egoístas y los frustrados. Con respecto al gran público, a todos los que compraron Nevermind, no sé quiénes son, por quién votan ni cómo piensan. Algunos deben golpear a su mujer, otros deben abandonar a sus perros cuando se mudan. ¿Tenemos algún punto en común con esa gente? Seguramente escucharon “Smells Like Teen Spirit”, pero sólo porque la pasaban por la radio. Las personas que hicieron que esa canción fuera un éxito, las personas que compran la música que pasan en MTV, son chicos que van al colegio y a la universidad. Sólo que no comprendieron que el mensaje era para ellos mismos, que la canción era un ataque contra el espíritu joven y no una celebración. Tengo que atenerme a la evidencia: el público masivo no entendió a Nirvana.

Entrevista publicada en el número 107 de Los Inrockuptibles — septiembre de 2006.

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