Entrevista a Yann Tiersen

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
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3 min readNov 16, 2014

Minimalismo, avant-garde, post-rock, folktrónica… ¿De qué depende el sonido de cada uno de tus discos?
Puede parecer un poco tonto decirlo, pero mi intención siempre es divertirme. No hay mucho misterio: empecé en los noventa de la misma manera que arrancan todos –armando bandas con amigos–, y de esa época conservo una actitud muy “Hacelo vos mismo”. Valoro mucho la espontaneidad, así que el gran desafío a lo largo de mi carrera ha sido ir variando los medios de producción de disco en disco, para lograr sentirme cada vez como si fuera la primera. Esa energía medio primitiva me parece fundamental a la hora de hacer música.

¿Pasaste por ese proceso para grabar Infinity, tu último disco?
Sí, fue exactamente así como te digo. En ese momento me apasionaban los sintetizadores modulares –de hecho, acababa de terminar de construirme uno muy especial–, pero me convencí a mí mismo de que tenía que buscar en la dirección contraria. Así que me fui a Islandia y me llevé únicamente instrumentos de juguete. Es que los pensamientos que dan vueltas por mi cabeza siempre están tomando nuevos rumbos. Al final de Skyline (2011), por ejemplo, hay una canción que se llama “Vanishing Point”, que está compuesta por samples de todas las otras canciones del disco, como una suerte de remix. Entonces me prometí que, para el álbum siguiente, iba a partir de una base acústica, pero sin usarla como tal. Tenía que apartarme de las pasiones del momento y volver a lo que hacía al principio. Quería recuperar esa energía más lúdica y ver qué salía. Es más: la regla era no desechar canciones ni ideas, por más que en el primer momento no me gustaran. Me forcé a no juzgar. Después de todo, lo que buscaba eran apenas algunos sonidos que pudieran servirme como base. Entre todo lo que hice en Islandia, había grabaciones que eran realmente una mierda, porque me llevó un tiempo poder apartarme de mis propios clichés. Pero el desafío era justamente hacer algo con todo eso. La energía del disco salió de ahí. Fue un proceso exactamente opuesto al que conocía: el entusiasmo y la excitación, esta vez los experimenté detrás de mi computadora, sin ningún instrumento, pero sirviéndome de bases acústicas que tenía a disposición para transformar por completo. Nunca tengo una idea preconcebida antes de empezar un disco porque, más que una idea, lo que busco es un disparador, una serie de reglas. Para el próximo, al menos en las bases, me gustaría grabar ruidos sin ningún tipo de instrumento.

Al igual que en el último disco de Mogwai, en Infinity se escuchan sonidos que no se sabe de dónde salen, como si fueran apariciones fantasmagóricas. ¿Te gusta la banda?
Digamos que nuestra relación es bastante lejana. Ellos son escoceses, yo soy bretón… Obviamente, eso no me impide disfrutarlos. Me gusta que no sean obvios, que dejen, como bien decís, algunas cosas sugeridas, fuera de campo. También son buenísimos para crear magmas sonoros. Me encanta cuando sus melodías se entrecruzan: no es que viene una guitarra por cada lado, sino que se chocan. Y en ese choque siempre aparece algo nuevo.

[youtube]http://youtu.be/oAkEsOYNXCg[/youtube]

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En vivo en el Music Wins el 24 de noviembre en Mandarine Park, y el 25 a las 21 en La Trastienda (Balcarce 460, CABA).

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