Entrevista: Andrew Bird en Argentina

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
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3 min readFeb 20, 2013

Desde aquel niño que aprendió violín desde los cuatro años hasta el artista hoy respetado en el circuito indie, el camino de Andrew Bird tiene su paso por varias estaciones. Folk, jazz, rock y distintos aproximaciones a la canción le dieron un nombre del que no hace alarde. Antes de llegar la semana que viene por primera vez a nuestro país, el músico de Chicago se tomó un rato para hablar con nosotros. / Por Julián Fernández Mouján

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Empezaste a aprender música desde muy chico. ¿Cómo influyeron esos comienzos en la manera en que hacés música ahora?
Fue bastante importante. Empecé cuando tenía 4 años y aprendía de oído en la escuela de música clásica a la que iba. En realidad al principio era música soul y después pasamos a la clásica, igual no fue muy difícil el link. Aprendía música como un idioma y empecé a hacer el propio.

¿Porqué arrancaste por el violín?
Mi mamá empezó a aprender violín, lo hacía conmigo los primeros años. Nunca fui un prodigio y nadie me empujaba a practicarlo todos los días, no era un gran estudiante tampoco. Era solo una parte de mi vida de todos los días. Ahora el violín es importante pero no es lo más importante, solo algo más dentro de lo que hago. Para mí es tan importante el violín como silbar.

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No solés tomar notas para componer y algunas melodías te surgen silbando. ¿Cómo es eso?
Siempre va a estar todo ahí, debajo de la superficie, solo hay que sacarlo de alguna manera. No me preocupa olvidarme de ideas; si el entorno es el correcto, las ideas van a volver, yo confío en eso. Creo que cuando escribís tenés que evitar volverte demasiado concreto, está bueno mantener a las canciones en un estado “líquido”.

Tocás hace muchos años y varias cosas cambiaron desde que vos empezaste a tocar. Hoy pareciera estar todo al alcance, con internet, los mp3 y todo lo demás. ¿Creés que eso se refleja en la música actual?
Puede ser, pero a mí no me afectó demasiado. Soy bastante devoto del mundo analógico, en todos los sentidos de la palabra, y poder meter las manos en lo que hago. Puedo escuchar lo digital, pero es todo unos y ceros y es demasiada información para que procese un cerebro.

Hoy el mundo de la música necesita etiquetar y dividir por género a los artistas. ¿Cómo describirías lo que hacés?
Creo que ya nadie intenta categorizar tanto mi música. Esa es la ventaja de haber hacho lo mío durante tantos años. La gente aprendió que de mi solo puede esperar lo inesperado. Siempre se habla de referencias o influencias, pero solo hay que seguir trabajando hasta que sos un sinónimo de vos mismo.

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“Creo que ya nadie intenta categorizar tanto mi música. Esa es la ventaja de haber hecho lo mío durante tantos años.”

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¿Sos de sentarte a escuchar tus discos anteriores?
Suelo escuchar mis discos viejos cuando estoy por la calle y paso, por ejemplo, por un negocio y pienso lo distinto que suenan a los recuerdos que tengo de esa canción. Lo que me llama la atención es lo raro que son. No sé si son complicados, pero puedo ver la cantidad de ideas juntas que quise poner en una canción y me impresiona. No sé si podría hacer eso ahora. Es divertido, no siento que esté mirando una vieja foto mía, más bien me pregunto “Guau, ¿cómo hice esto?”.

Una de las cosas que más te gusta hacer es tocar en vivo. ¿Qué diferencia hay entre el disco y el show en vivo?
Me gusta no saber qué es lo que va a salir de mí, comprobar que no soy un robot y que estoy haciendo música vital y distinta al show anterior. Me gustan las sorpresas.

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Andrew Bird
En vivo el martes 26 de febrero a las 21 en Niceto Club, Niceto Vega 5510, CABA.

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