Entrevista: Daniel Johnston en Argentina

De grabar decenas de cassettes en el sótano de sus padres en los ochenta a girar por el mundo entero en la actualidad, Daniel Johnston se las arregló para convivir con su esquizofrenia y hoy finalmente cosecha los frutos de un genio alterado. Con su inminente debut en nuestro país como excusa, lo fuimos a buscar. Lo que pasó es mejor que lo lean a continuación. / Por Santiago Delucchi

Los Inrockuptibles
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9 min readFeb 28, 2013

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Hay que aclarar algo de entrada: no sería justo decir que esto es una entrevista. Se trata más bien de una charla a distancia, con intermitencias y pasajes que rozan tanto la coherencia como la enajenación. Así son y seguirán siendo las cosas con Daniel Johnston. Nada cambiará su mundo: los cómics de Jack Kirby, las canciones de los Beatles y, claro, la rutina de los medicamentos. Ahí está la esquizofrenia. Ahí está el desorden bipolar. Y ahí está su gran anecdotario: sus cassettes con grabaciones irreproducibles y dibujos originales, su trabajo en McDonald’s y su paso fugaz por MTV, su primer viaje de ácido en un recital de los Butthole Surfers, su extravío en Nueva York –con los Sonic Youth buscándolo con desesperación–, su brote a bordo de la avioneta que manejaba su padre (creyó ser Gasparín y provocó un accidente que, por suerte, no terminó en tragedia) y, sobre todo, su obsesión con el diablo (a tal punto que, cuando empezó a ganar notoriedad, echó a su manager y se negó a firmar contrato con el sello que editaba a Metallica; ya que todos, según él, estaban “poseídos”). En suma: todas esas historias que, gracias al documental The Devil and Daniel Johnston (05), se volvieron legendarias.

Antes de pisar un estudio de grabación, Daniel Johnston grabó decenas de cintas en el sótano de la casa de sus padres. Corrían los años 80, y el low-fi no era más que un sinónimo de precariedad. De esa seguidilla de registros caseros, sobresalen Songs of Pain (81), Hi, How Are You (83) y Continued Story (85). También se destaca Yip/Jump Music (83), el favorito de Kurt Cobain, que lo incluyó en el top 50 de sus diarios. Con el tiempo se animó a las colaboraciones: un disco con Jad Fair (It’s Spooky) y un single con Yo La Tengo (“Speeding Motorcycle”). Su álbum 1990, que salió ese año con retraso –iba a llamarse 1989–, se perfilaba como su gran debut de estudio, pero la mente le jugó otra mala pasada y el trabajo debió ser completado con demos y material en vivo. Después, en Artistic Vice (91), logró su cometido con el apoyo de una banda. Y en Fun (94) le fue aún mejor bajo la égida de un productor (basta escuchar “Life in Vain” y su arreglo de violín).

Su audiencia creció a mediados de los 90, cuando Lou Barlow incluyó dos temas suyos en la banda sonora de Kids (95). Ya en la década siguiente, Johnston no tenía dudas: necesitaba un productor y, en lo posible, una banda para sacar adelante un disco. Eso hizo en Fear Yourself (03, con Mark Linkous de Sparklehorse), Lost and Found (06) y en Is and Always Was (09). En el medio, se celebró su legado con The Late Great Daniel Johnston: Discovered Covered (04), un tributo en el que participaron Beck, Tom Waits, Eels, The Flaming Lips y Mercury Rev, entre otros.

¿Entrevistar al último, y tal vez más grande, de los chiflados de rock? ¿A quién se le ocurre? Dijeron que era una pérdida de tiempo, una misión imposible. Había que intentarlo, sin embargo. Dick Johnston, su hermano y manager, quien lo acompaña en las giras, se ofreció a ayudar. El detalle (y prerrequisito): Daniel no quiere dar notas por teléfono (¿más precedentes demoníacos?). Hay que mandarle un cuestionario por mail. ¿Responderá? O mejor: ¿cómo harán para sentarlo delante de una computadora? Obviamente, no pasa nada. Hay otra opción: Dick propone leerle las preguntas y grabar sus respuestas. Pero lo único que pasa es el tiempo. Al final, cuando se acerca la fecha límite, sugieren intentarlo por teléfono. ¿Cómo? Llamando a su padre, que escucha poco y vive al lado. “Hablá más fuerte que no escucho bien”, dice el viejo Bill. “¿Querés hablar con Daniel? No está acá… Y no sé cuándo estará: entra y sale todo el día. Dejame ver si lo encuentro. ¿Podés esperar en la línea? O volvé a llamar en diez minutos, más o menos.”

Unos minutos después, entonces, Daniel atiende. El timbre agudo y aniñado de su voz no deja dudas. La situación es delirante, en todo sentido. Hay que contemplar, entonces, los cortocircuitos en la mente de este brillante cantautor. Sus raptos de conexión y desconexión. Y hay que entender su recurrente preocupación: asegurarse que una banda local estará ahí para acompañarlo en su primera presentación en la Argentina. En el parlantito del teléfono, de este lado del mundo, se oye a una rana mutante con ojos en sus antenas. “Hola, ¿cómo estás?”. La comunicación se corta justo después de la primera pregunta. Y volverá a cortarse, dos o tres veces más. Se escucharán ruidos extraños, hasta que Daniel reaparezca: “Perdón, acá estoy”.

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ENTREVISTA> Es la primera vez que girás por Sudamérica. ¿Sabías que acá tenías fans?
Daniel Johnston:
No, no sabía que tenía fans allá… Por eso estoy muy entusiasmado. ¿Qué espero encontrarme? No lo sé, porque nunca antes estuve allá.

¿Cómo va a ser el show? ¿Tenés preparado algo en especial?
Bueno, ¿sabías que va a haber una banda de tu ciudad que va a tocar conmigo? Es que, cuando salgo de gira, tienen a un grupo que se junta para acompañarme en vivo. Realmente los necesito: no puedo dar el recital solo por mi cuenta. Me dijeron que iban a llamar a un grupo para tocar esa noche. ¿Sabés si lo hicieron? ¿Podrías averiguarlo por mí?

Sí, claro. Seguramente ya lo hicieron. Hay muchas bandas que querrían tocar con vos…
¿En serio? ¿Conocés alguna banda que pueda darme una mano? Pueden elegir sus canciones preferidas y luego les paso las letras. Gracias, amigo. Necesitaba resolver ese problema.

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“No he trabajado desde 1986. Ahora puedo vivir de mi música, así que es realmente genial. Hago sólo lo que quiero hacer, en cualquier momento del día, y eso es grandioso.”

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Hubo situaciones que ayudaron a difundir tu música, como cuando apareciste en MTV, allá por 1985, o como cuando Kurt Cobain fue fotografiado usando una remera de uno de tus discos.
Sí, gracias a todo eso ahora puedo vivir de lo que me gusta. Tengo una nueva casa. Y puedo comprarme muchos cómics y otras cosas… Así que ahora me va bastante bien. Años atrás, realmente no sabía qué iba pasar. Sin embargo, seguí escribiendo canciones y dibujando. No tenía un centavo y trabajaba en McDonald’s. Después, por suerte, nunca más tuve que volver a trabajar. No he trabajado desde 1986. Ahora puedo vivir de mi música, así que es realmente genial. Hago solo lo que quiero hacer, en cualquier momento del día, y eso es grandioso.

No se la hiciste fácil a los coleccionistas: tenés muchos discos. Incluso volviste a grabar algunas de tus viejas canciones…
Eh… Puede ser, sí. Eso pasó con “Funeral Home”, ¿no? Porque se grabó en vivo… Y creo que también con “True Love Will Find You in the End”, que también era de otro álbum.

Antes grababas todo en cassette. ¿Te sigue gustando ese formato?
No sé qué pensar de eso… Sigo grabando en cinta, sí. Bueno, mirá, si podés hablá con la banda para que toque conmigo. Deciles que elijan sus canciones favoritas y, si quieren, podemos practicar un poco antes del show.

¿Todo el recital es con la banda?
No, toco algunas canciones solo con la guitarra, pero me pongo nervioso y no quedo del todo conforme. En cambio, cuando hay un grupo, me divierto más. Por eso, en la segunda parte del show, se suma la banda. En ese momento ya no toco la guitarra: solo canto.

¿Con quién viajás en las giras?
Mi hermano va a estar conmigo… Dick se ocupa de hablar con otra gente y ese tipo de cosas.

¿Seguís comprando cómics?
Por supuesto que lo hago, sin dudas. Me la paso buscando cómics todo el día y toda la noche. Nunca es suficiente: siempre quiero más.

Tus dibujos se inspiraron en las viejas historietas. Y luego vos pasaste a ser una inspiración para el cómic y la ilustración. ¿Estás al tanto de lo que pasa en ese ambiente?
Conozco todos los tipos de cómic que hay. Estoy al tanto de casi todas las cosas que se publican. Hasta tengo mi propio cómic, que ya salió y se llama Space Ducks. Es sobre la guerra de unos patos que vinieron del futuro. Se consigue en las librerías y los puestos de historietas… Algunos me invitaron a tocar ahí porque pensaban que iba a ser divertido (risas).

¿Con qué frecuencia dibujás?
Dibujo todos los días, todo el tiempo. Estoy haciendo nuevos cómics.

¿Qué dibujantes te interesan, además de Jack Kirby?
Me gustan muchos historietistas, pero Jack Kirby siempre fue mi favorito… Amo los cómics.

Todos saben que te fascina John Lennon. ¿Qué hay de Syd Barrett?
Los Beatles son mis favoritos, sin dudas.

¿Y los Beach Boys?
No lo sé… Bueno, me tengo que ir. ¿Vas a hablar con la banda para que esté ahí el día del show?

Sí. ¿Qué temas te gustaría hacer con la banda?
Las que ellos quieran. Lo ideal sería que elijan seis o siete canciones para tocar conmigo. Fear Yourself tiene un montón de canciones que son fáciles de aprender… También, para cerrar o como bis, podemos hacer “True Love Will Find You in the End”. En todo caso, deberían llamar a mi hermano y preguntarle qué canciones conviene hacer. ¿Sabés si tienen su teléfono? Así él también puede pasarles las letras y los acordes de los temas, para que sepan bien cómo son.

¿Y qué canciones preferís hacer solo?
Bueno, eso es algo difícil de recordar para mí. Suelo hacer “Devil Town”. Pero lo mejor es que le preguntes eso a mi hermano, porque yo no puedo recordar ese tipo de cosas…

Hay muchos covers de tus temas, incluyendo varios discos tributo. ¿Te gustó lo que escuchaste?
No realmente. Mi amigo Don Goede grabó a varias personas tocando mis canciones, y me pareció genial. Eso me gustó mucho más que todo lo que hicieron otros grupos. Fue de lo mejor que escuché. Espero que se edite algún día. Don Goede realmente puede producir, lo hace muy bien. A él lo conozco hace mucho: solíamos ir de gira juntos. Hasta escribió un libro sobre mí (risas). Anduvimos bastante por la Costa Oeste… Giramos por todos lados, durante casi dos años.

¿En serio no te gustó ninguno de los covers que hicieron de tus canciones?
Bueno, sí… Es que hay tantas bandas. Hay una canción que se llama “I Save Cigarette Butts” que los Butthole Surfers grabaron una vez. Eso estuvo bueno. Después mi amigo Jad Fair grabó una versión de “My Life is Starting Over Again” que sonaba bastante bien. Se hicieron y se hacen muchos covers, en realidad. Los escucho y trato de seguirles el rastro. Solo espero que alguna vez, a lo mejor, alguien pueda hacer que una de mis canciones sea un éxito enorme… Así yo puedo volverme rico (risas). Y de paso me convenzo a mí mismo de que mis canciones no eran tan malas (más risas).

¿Cómo son tus giras? ¿Qué te gusta hacer?
Lo que más me gusta es salir a comprar discos y cómics. Con lo que me pagan en los shows, entonces, puedo ir a comprarme todos los cómics que quiera. ¡Me pagan con historietas! Cuando llegamos a una ciudad, antes de ensayar y probar sonido, mi hermano me lleva a una librería para comprar algunos cómics. Trato de hacerlo todos los días. Funciona para mí, porque soy un fanático de las historietas.

¿Qué pensás del documental The Devil and Daniel Johnston?
No sé. Es difícil decirlo… No puedo imaginarme qué piensa la gente cuando lo ve. ¿Entonces te parece que se podrá hacer esto de tocar con la banda allá? Es que tiene que haber una banda, si no voy a estar en problemas: no puedo dar el show solo por mi cuenta. Ya pasé por esto: solía salir de gira solo y pifiaba demasiado. No funcionaba, necesitaba una banda. Después se puso mejor. En los últimos años, hemos estado girando con mi hermano y nos hemos divertido mucho.

No deberías preocuparte tanto: muchos se mueren por tocar con vos…
Bueno, nadie tiene que morir… Se los agradezco, pero no hace falta (risas).

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En vivo el 8 y 11 de marzo en Niceto Club, Niceto Vega 5510.

(ACTUALIZACIÓN: los shows fueron reprogramados para el 23 y 24 de abril. Las entradas adquiridas para la primera fecha son válidas para el 23 y las del 11 para la fecha siguiente)

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