Entrevista: Rodrigo de la Serna, del lobby a la música criolla

Mientras protagoniza la nueva miniserie El lobista, Rodrigo de la Serna prepara la despedida de Estilos Criollos, el espectáculo que hace con El Yotivenco, la banda donde deposita su pasión por la música criolla. Hablamos con uno de los actores más valorados de su generación sobre sus dos facetas y el contexto local donde las desarrolla.

Julián Fernández Mouján
Los Inrockuptibles
7 min readJun 8, 2018

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El lobista

¿Qué es lo que más te interesó de Matías Franco, tu personaje en El lobista?
Para un actor, es un banquete. Franco es una persona con una ambición tan desmedida, sin escrúpulos, de un pragmatismo voluptuoso. Es un gran psicópata que empieza a tener sus contradicciones porque se enamora, y esta “amoralidad” no la puede conjugar bien con los sentimientos que empieza a tener para con una mujer. Podemos ver que debajo de ese reptil hay un corazoncillo humano también intentando algo y eso lo enriquece mucho, sino sería un villano neto, puro y duro. Tiene su rasgo humano y eso hace que tenga contradicciones profundas, y eso también es interesante a la hora de interpretarlo.

“No se puede opinar de nada, porque ya te ponen de un lado o del otro. No se puede hablar, sensatamente, de absolutamente nada. Entonces prefiero no opinar.”

¿Tuviste algún contacto con lobistas para preparar el personaje?
Lobistas hay en todos lados. Si mirás a tu alrededor siempre hay alguno que debe estar ahí, con el celular, haciendo algún negocio, a nivel local, doméstico o barrial si se quiere. En este caso, este lobista pertenece a una esfera más encumbrada; es algo a lo que no cualquiera tiene acceso, el tener tantos contactos en el mundo empresarial, en el poder legislativo, en el judicial. Eso hace que sea un lobista de alto vuelo, esos que operan y deciden en la vida de millones de personas. Del ambiente del lobby no conozco a nadie, ni conoceré, pero si puedo detectar personas que hacen lobby a este nivel, aunque no tengo contacto con ellos. Tengo mis referencias igual, pero no te voy a decir cuáles son (risas).

Es un personaje bastante atípico para vos si pensamos que hiciste al Papa, a San Martín, Alberto Granados en Diarios de motocicleta, Okupas o El puntero, que no son tan villanos.
Es más un villano, sí, está muy divertido eso. Es algo novedoso en mi carrera. El ladrón de 100 años de perdón era un ladrón pero le robaba a los ladrones financieros, había algo “robinhoodesco” en su accionar, entonces queda un poco exento de esta villanía a la que hacés referencia.

¿Sos de verte y criticarte?
Sí, siempre. Ahora soy un poco más flexible conmigo mismo, pero sí puedo detectar dónde me equivoqué, dónde podría haber estado mejor. La actuación es un laburo que no tiene techo, siempre podés perfeccionar algo, y esa vara está en constante movimiento. Por ahí tus ideas van cambiando y entonces vos querés articular otro tipo de expresiones y de emociones que tienen que ver con el devenir de tu propia vida. Ese parámetro va cambiando todo el tiempo, es infinito este laburo.

¿Leés las críticas en los medios o en las redes?
Trato de no leer mucho, prefiero lo que me dice la gente en la calle. Es más directo, más llano, más sincero.

“Sabemos que El Yotivenco va un poco a contramano y sentimos que la cultura criolla está en vías de extinción, por lo que se impone con tanta vehemencia en el mercado de la industria cultural. Hay una especia de no identidad que va ganando todos los espacios.”

En las redes hay una bastante virulencia. Se rotula a los artistas si participan, por ejemplo, en un acto contra el FMI o en una marcha a favor de la despenalización del aborto. En Twitter vi gente que decía que no iba a ver El lobista porque el elenco era K.
Cada uno es libre de ver o no este tipo de programas. Cada uno tiene sus motivos. Si hay gente que le hace mal ver a determinados tipos de actores para qué los va a ver, me parece muy sana su decisión. Están en todo su derecho.

Antes no había tanta participación en los temas de coyuntura por parte de los artistas, es algo que cambió en los últimos años.
Yo vivo en este país y no puedo evitarlo, son temas que me van a afectar. Estoy preocupado con el rumbo económico de este país, esto de tomar deuda a 100 años, estamos hablando de que mis bisnietos van a estar pagando las consecuencias de estas decisiones. Pudo haber responsabilidad en el gobierno anterior, pero si se la sumás a la de este gobierno es un caos absoluto.
Después del intercambio en el programa de Mirta me criticaron mucho en redes sociales. Unos por ser un militante K, un kuka, y los kirchneristas me decían ‘fuiste un tibio, un blandito, sos un obsecuente’. Es una locura absoluta, no se puede hablar con nadie ya a esta altura. No se puede opinar de nada, porque ya te ponen de un lado o del otro. No se puede hablar, sensatamente, de absolutamente nada. Entonces prefiero no opinar. Yo sé lo que pienso, estoy muy convencido. Ahora se me ocurrió acá con vos, pero bueno… Estoy harto de esto. No se puede así. Alguien se está riendo mucho de todos nosotros, alguien está disfrutando y sacando mucha tajada de esta división absurda, esta polarización tan esquizofrénica.

En ese sentido, ¿esa aspereza te pasa con tu banda El Yotivenco?
No, la banda va a un corazón bien argentino, es una música que es muy representativa de nuestra idiosincrasia, entonces trasciende un poco lo coyuntural. Va a un corazón argentino que late en todos lados, o debería latir. Sabemos que va un poco a contramano y sentimos que es una cultura que está en vías de extinción, la criolla, por lo que se impone con tanta vehemencia en el mercado de la industria cultural. Hay una especia de no identidad que va ganando todos los espacios. Termina inhibiendo la posibilidad de conectarse con lo sagrado de esas poéticas tan profundas, que constituyen una identidad, un pueblo. Es también conectar con nuestros antepasados. Esas tímbricas y el desarrollo que hay en la música criolla, no te hablo solo del tango, te hablo de todo, de lo que se denomina folklore, que son tantas músicas. El Yotivenco es una manera de hacer un homenaje y conectar con esas tradiciones sagradas.

Estas generaciones no vivieron tanto el contexto en el cual nació esa música.
Nació y sigue, porque es una música que está viva. Muchos quieren decir que está muerta, no son piezas de museo. Es algo que sigue conformándose y aparecen cosas novedosas. El repertorio que hacemos es más tradicional, más clásico, pero tenemos nuestras composiciones también.

“La actuación es un laburo que no tiene techo, siempre podés perfeccionar algo, y esa vara está en constante movimiento. Por ahí tus ideas van cambiando y entonces vos querés articular otro tipo de expresiones y de emociones que tienen que ver con el devenir de tu propia vida. Ese parámetro va cambiando todo el tiempo, es infinito.”

¿Van a grabar esas canciones?
En el espectáculo Estilos Criollos no las hacemos. No están grabadas pero sí las hemos tocado en vivo. Canciones milongueras nuestras, con letras mías y de Juan (Hermelo), de Blas Alberti también. Hay mucho material, tendríamos que empezar a darle un poquito de forma a eso y meternos en un estudio a grabar.

¿Qué hacen en Estilos Criollos?
El 15 es la despedida. Ahí hacemos un repertorio más tradicional, que busca una diversidad de estilos. Con el formato y la tímbrica de las tres guitarras y el guitarrón la idea es atravesar toda la música popular argentina: milongas, candombes, chamarritas, rasguidos dobles, gatos cuyanos, canciones más norteñas, chacareras, zamba, y eso es lo que hacemos con Estilos Criollos, mostramos toda esa diversidad. Después canto unos tangos con una orquesta típica de cuatro bandoneones, tres violines, violoncello, contrabajo y piano. Luego pasamos a candombe más eléctrico, más rockero, con bajo, batería y percusión, más tambores, coro de murga a ocho voces. En un momento somos 22 músicos en escena y el último tema lo tocamos todos juntos, ahí salimos a la calle con los tambores. Es un gran concierto y homenaje a la música criolla popular. No digo argentina porque es una patria muy grande esta, porque también hay cosas de Zitarrosa, cosas uruguayas, esta patria cultural tan grande a la que hacemos referencia con Estilos Criollos.

Rodrigo de la Serna y El Yotivenco

Tu hija Miranda también es actriz y hace poco hizo una película con Érica (Rivas), su madre.
Se llama Brujas, una película que protagoniza Érica, y Miranda hace de su hija, tiene un rol muy importante en la película. Se estrenó solo en el Bafici. Me parece que es una actriz extraordinaria, qué te puedo decir. Está haciendo su camino.

¿Te metés ahí? ¿La aconsejás?
Si me pregunta algo puntual yo le doy una devolución. Hablamos mucho de todo, yo también le consulto cosas, pero no me meto. Es una relación bastante natural, fluye muy bien el vínculo. Sé también hasta dónde opinar.

¿Te gustaría algún día actuar con ella?
Me muero de ganas, no veo la hora. Es algo que vamos a hacer, ojalá se dé pronto. Tengo muchas ganas de actuar con ella, ¡muchas!

Rodrigo de la Serna y el Yotivenco

En vivo el viernes 15 de junio a las 21 en el Teatro Ópera (Corrientes 860, CABA). Entradas por Ticketek.

> facebook.com/elyotivenco

El lobista

Todos los miércoles a las 22.45 en El Trece y los jueves a las 22 en TNT
Serie completa disponible en Cablevisión Flow y Canal 1 HD

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