Entrevista: Tinariwen en Buenos Aires

Los Inrockuptibles
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5 min readMar 17, 2015

La imagen es por lo menos extraña: un grupo de tuaregs (un pueblo nómade del desierto del Sahara) está en este momento a orillas del mar. Más precisamente, en Chile, frente al océano Pacífico, en los acantilados de la Portada, un punto turístico a algunos kilómetros de la ciudad minera de Antofagasta. A comienzos de enero del año pasado, mientras el Dakar pasaba por ahí, Tinariwen hacía algunas fechas en el país vecino. Pero por más lejos que estén de su territorio (El Sahel, una zona de transición en el desierto que abarca total o parcialmente a Senegal, Chad, Mauritania, Malí, Níger, Nigeria, Camerún, Gambia y Burkina Faso), las condiciones son similares: el termómetro en rojo y ni una planta en el horizonte, entre esas lejanas montañas peladas que esconden minas de cobre y litio.

Los que sí parecen desorientados son los chilenos, que nunca habían visto un tuareg ni en foto, y no pueden creer la ropa que usan. Los niños piensan que se trata de un espejismo (hay uno que pregunta si son los Reyes Magos). Hassane Ag Touhami, el elegante veterano de la banda, se saca fotos con chicos en malla. Luego de haber conquistado América del Norte durante más de una década de giras, América del Sur también parece sentarle bien a Tinariwen.

De hecho, a Patrick Votan, el manager y productor de la banda, la idea del último disco de Tinariwen (Emmaar, del año pasado) se le ocurrió después de un concierto en Brasil. “Alguien del público se acercó y nos contó que, mientras caminaba por el Amazonas bajo el efecto de la ayahuasca, iba escuchando Kyuss, Queens Of The Stone Age y Tinariwen. Eso me quedó dando vueltas en la cabeza durante un tiempo.” Del trance antiguo de la música de África al del stoner rock, en 2013 Tinariwen fue a grabar ese disco al Parque Nacional de Árboles de Josué, en el desierto californiano de Mojave. Básicamente, cambiaron un desierto por otro. “Fue una linda experiencia: nos instalamos en una casa y tratamos de recrear las condiciones de las grabaciones en nuestro país, que suelen ser muy libres. Pasaron muchos músicos, eso nos gustó. La verdad es que nosotros no conocemos demasiado el stoner rock, ya que apenas si escuchamos rock de vez en cuando. Seguramente este es nuestro disco más rockero, pero lo cierto es que no forzamos nada ni cambiamos nuestra manera de tocar y componer. Lo único que cambió fue la producción, y eso se coló en el sonido”, explica Eyadou Ag Leche, el bajista, dueño de un pedazo de historia del rock: Flea de los Red Hot Chili Peppers le regaló una Fender Precision de 1957.

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El disco se grabó en vivo para recrear el espíritu de The Radio Tisdas Sessions (2001), el debut de la banda. En ese sentido, Emmaar no presenta ninguna revolución, pero sí evidencia un sonido más intenso y espeso, en canciones que pasan como un río de lava incandescente o un pozo de petróleo en llamas. Es un álbum psicodélico, que mantiene un delicado equilibrio entre las voces amplias y ascendentes y las guitarras eléctricas que crepitan levantando polvo. Mientras que el acústico Tassili (2011) estaba construido alrededor de la voz del enigmático y carismático líder Ibrahim Ag Alhabib, Emmaar es, por contraste, el disco de un grupo en el sentido más literal posible.

Evidentemente, las normas van cambiando en el seno de Tinariwen. En Chile, por ejemplo, Ibrahim no forma parte de la banda. Se perdió algunas giras durante estos últimos años, y probablemente falte también a la próxima. “Cada vez soporta menos los viajes largos, y nuestros viajes se están alargando. Ibrahim cuida su libertad más que nada: más allá de que sea el alma de este grupo, también es una persona muy importante en su comunidad”, explica Patrick Votan. Hace algunos años, Ibrahim mismo le decía a esta revista: “Desde que me subo a un avión, tengo nostalgia”. Así que, en pleno proceso de reorganización, Tinariwen reclutó a un nuevo miembro, el joven primo de Eyadou que, según Patrick Votan, podría aportarle a la banda el carisma que le falta cuando Ibrahim no está. “El grupo existe desde hace treinta años y sale de gira por Europa desde hace quince. Eso significa que hay tres generaciones de músicos en Tinariwen: siempre hubo cambios. El objetivo no es convertirnos en un Buena Vista Social Club tuareg, con músicos intercambiables, sino seguir avanzando y evolucionando, para que la música nos trascienda, más allá de la causa que defendamos.

La causa a la que se refiere Votan es la independencia de Azawad, el territorio reclamado por los tuaregs en el norte de Mali. Pero el mensaje viene siendo tergiversado por la compleja alianza de algunos tuaregs rebeldes con islamistas de AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico). Si últimamente Ibrahim suele quedarse en su país es justamente para monitorear de cerca cómo evoluciona la situación. Hay relaciones históricas entre los miembros más antiguos de Tinariwen y la rebelión tuareg.

“El pueblo nos respeta, sabe que estamos de su lado y que no tenemos nada que ver con los terroristas. Pero no es fácil hacer música en un campo de batalla.” (Eyadou Ag Leche)

Es más: uno de ellos, ex bajista, se convirtió en uno de los líderes del movimiento islamista tuareg Ansar Dine. Y a comienzos de 2013, otro integrante eminente (aunque a tiempo parcial) llamado Intidao, fue detenido y arrestado algunos días por miembros de Ansar Dine, quienes le rompieron su guitarra. Los Tinariwen, músicos, fumadores compulsivos y agitadores internacionales, padecieron la presencia islamista. Eyadou aclara el panorama: “Más allá de ese incidente con Intidao, tratamos de evitar el contacto con ellos. Últimamente nadie nos molestó. A nuestra manera, hacemos lo mismo que los rebeldes: mostramos nuestra cultura. Esa es nuestra bandera y nuestra manera de luchar. El pueblo nos respeta, sabe que estamos de su lado y que no tenemos nada que ver con los terroristas. Pero no es fácil hacer música en un campo de batalla. Nosotros sabemos dónde está el peligro, y tratamos de no ir para ese lado”.

Durante la ocupación yihadista, Said Ag Ayad, el percusionista, se quedó con su ganado en la región del Kidal, una pequeña comuna en el norte de Mali. “Me dejé la barba y me arremangué los pantalones como pedían los islamistas. En general, los tuaregs que se aliaron a los islamistas lo hicieron por interés, sin pensar en qué ideología había detrás.

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En Tessalit, donde vive Hassane, los islamistas se quedaron cinco meses. “Pidieron que no se fumara y que no se mirara la tele, entre otras cosas. Pero en su casa cada uno hace lo que quiere: podés mirar la tele bajando el volumen.” La situación de los tuaregs del norte de Mali sigue siendo de una gravedad y una confusión inextricables, y no corresponde pedirles a los miembros de Tinariwen que desenreden los nudos. Sigue Eyadou: “En este momento hay negociaciones, pero no sabemos qué va a pasar. Es un período muy delicado. Necesitamos la esperanza de una estabilidad duradera, para que la gente pueda establecerse, educarse, tener proyectos de desarrollo y reencontrar su modo de vida. Pero hoy no hay ninguna garantía”.

Dispersados en su país entre las zonas del Kidal, Tessalit y Tamanrasset, los miembros de Tinariwen llegan al momento de su show en Antofagasta sin haber tocado juntos en ocho meses. Pero no se nota, porque todo está en su lugar: Hassane baila como un joven lleno de energía, Abdallah se impone como el gran guitarrista de la banda, y hasta el tímido Elaga acepta cantar una canción. Es un momento extraño pero de buen augurio para la gira que llega a Buenos Aires.

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En vivo en el Martes Indiegentes, el martes 17 a las 21 en Niceto Club (Niceto Vega 5510, CABA).

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