El motoarrebatador, de Agustín Toscano
Uno de los directores de la premiada película “Los dueños”, Agustín “Bobby” Toscano, debuta en solitario con “El motoarrebatador”, que participó en la sección Quincena de Realizadores del Festival de Cannes.
Por Diego Lerer
El motoarrebatador transcurre íntegramente en Tucumán (de donde es originario el director) y toma como eje un fenómeno que viene azotando a todo el país, pero especialmente a esa provincia desde los años 90: los llamados “motochorros”, aquí nombrados “motoarrebatadores”, según su director para que la película no sea relacionada con el caso célebre del barrio de la Boca que tuvo lugar cuando el film estaba en pleno proceso creativo.
La película sigue algunos lineamientos de Los dueños –su película anterior, codirigida con Ezequiel Radusky– en tanto se centra en las relaciones entre personas de diferentes universos que tienen que jugar una situación en la que prima el engaño y el secreto. El director la define como una película en la que los personajes tienen que actuar de otra cosa de la que realmente son y ese juego de capas tan propio de la comedia norteamericana clásica se combina muy bien con un film que, de otro modo, podría haber quedado demasiado cercano a la temática de policial de denuncia social.
El disparador del relato es un robo que comete Miguel junto a un colega, montados en una moto que él maneja. Se ve que lo hacen habitualmente, pero en esta oportunidad algo sale mal. La mujer se resiste más de lo imaginado y la arrastran muchos metros por la calle, dejándola inconsciente. Miguel queda shockeado con la situación y decide averiguar qué pasó con la señora. El encuentro con ella –que ha perdido la memoria y está internada en un hospital–, sus intentos de ayudarla en su situación y los enredos que surgen después entre ambos (y con el afuera) son el centro de este drama con toques cómicos que, indirectamente, trabaja asuntos como la desidia policial (todo esto sucede en plena huelga de la fuerza y con constantes saqueos a supermercados) y la desesperación del “sálvese quien pueda” con la que viven todos los personajes.
Miguel tiene, además, una vida complicada, que incluye a una ex mujer con la que se lleva mal, un padre con el que no tiene muy buena relación y un hijo al que ve un par de veces por semana. Y no tiene otro trabajo que el dinero que saca por estos arrebatos. Es así que su gesto –si se quiere noble– de expiar sus culpas con la señora termina adquiriendo otras características cuando la mujer empieza a tomarlo como su única compañía en este proceso y hasta le permite vivir en su casa. Por supuesto, los mundos de ambos terminarán chocando (a Miguel lo presionan para seguir robando y la mujer puede estar escondiendo lo suyo), aunque de un modo distinto al esperable. Nadie en este juego es tan inocente como parece ni pone nunca todas las cartas sobre la mesa.
“El motoarrebatador recuerda un poco al cine social de los hermanos Dardenne, pero con momentos de una bienvenida liviandad que aligeran la densidad de la situación.”
El motoarrebatador recuerda un poco al cine social de los hermanos Dardenne, pero con momentos de una bienvenida liviandad que aligeran la densidad de la situación. Con el marco de una Tucumán sin ningún plano turístico (podría ser el Gran Buenos Aires, si no fuera por el acento y algunos paisajes), Agustín Toscano cuenta una pequeña fábula sobre segundas oportunidades en la vida, una en la que las personas aparentemente más distintas entre sí pueden verse unidas, más que nada por la conexión que les genera tener un similar instinto de supervivencia. En una ciudad en la que las autoridades miran para otro lado, tal vez las víctimas y los victimarios terminen teniendo muchas más cosas en común de las que suponen.
El motoarrebatador
De Agustín Toscano
Con Sergio Prina, Liliana Juarez y Daniel Elías
