Frank Oz presenta “Muppet Guys Talking”
En su nueva película, que se presenta en el Bafici, el director inglés muestra la cocina del mundo de Jim Henson a través de conversaciones con sus compañeros y creadores de esos personajes tan entrañables. Acá un adelanto de la entrevista que vamos a publicar en el número de mayo de la revista.
Por Pablo Conde
En su carrera solista como director, Frank Oz tiene varias de las mejores comedias de las últimas décadas, como La tiendita del horror (1986), Dos pícaros sinvergüenzas (1988), ¿Qué tal, Bob? (1991), ¿Es o no es? (1997), Bowfinger, el director chiflado (1999) y Muerte en un funeral (2007), entre muchas otras. Pero en su largo recorrido como parte esencial del gran universo de los Muppets también supo cosechar éxitos como El cristal encantado (1982) y Los Muppets conquistan Manhattan (1984), además de ser el intérprete de personajes tan entrañables como Miss Piggy, el oso Fozzie, Animal, y Sam el Águila, en El show de los Muppets y Bert (o Beto, en Latinoamérica) Grover (o Coco) y Cookie Monster, más conocido como el Monstruo de las galletas, en Plaza Sésamo.
“Hoy vivimos en un mundo lleno de cinismo, por eso me parecía importante transmitir que se puede trabajar duro en grupo y pasarla bien apoyándose unos a otros, en oposición a las búsquedas individuales, las traiciones, etc. Es posible.”
El lanzamiento de Muppet Guys Talking, su último trabajo como director hasta el momento, busca poner un poco de luz sobre la parte oscura del escenario: el detrás de escena. ¡Y qué mejor forma para hacerlo que convocar a sus compañeros y tener una charla amigable en la que la que abundan las anécdotas de todo tipo! Así nació este documental que registra un encuentro entre los geniales Frank Oz, Fran Brill, Dave Goelz, Jerry Nelson y Bill Barretta, todos responsables de personajes inmortales.
Con la excusa de la inclusión de la película en el 20º Bafici, lo que sigue es una breve introducción a una nota en la que Oz se despacha a gusto sobre cómo era trabajar con ese superhéroe del Pop llamado Jim Henson, corazón de una maquinaria de alegría sin fin. La nota completa, en el número de mayo de Los Inrockuptibles.
Es muy estimulante verte detrás de cámara otra vez. De hecho, en este caso, coincide con verte delante de cámara hablando de cómo era darles vida a personajes que conquistaron el mundo. ¿Qué buscabas lograr con esta película tan singular en tu filmografía?
En realidad tuve tres búsquedas. Primero, quería mostrarle al público a los intérpretes detrás de sus personajes amados, porque todos conocen a Jim Henson, y quizás un poco a mí, pero no conocen a esta gente. Me parece importante que reciban el reconocimiento que merecen. Por otro lado, creemos que ya era hora de compartir anécdotas de cómo trabajábamos juntos, divertirnos al revelar secretos del detrás de escena que nadie conocía. Por último, y quizás más importante, buscaba mostrarle a la gente cómo era trabajar con Jim. Hoy vivimos en un mundo lleno de cinismo, por eso me parecía importante transmitir que se puede trabajar duro en grupo y pasarla bien apoyándose unos a otros, en oposición a las búsquedas individuales, las traiciones, etc. Es posible.
“Podías hacer payasadas, equivocarte, porque Jim Henson sabía que de allí es dónde salía el mejor trabajo creativo: no ser perfectos, sino cometer errores y aprender de ellos. Nunca nos decía qué teníamos que hacer.”
Una de las cosas que quedan muy claras en tu película es que formar parte del Universo Muppet implicaba trabajar duro, pero con mucha diversión a la par.
Nos encantaba porque nos queríamos unos a otros: disfrutábamos de trabajar en equipo. De no ser así no hubiésemos durado tanto tiempo. Sé que fue porque teníamos a Jim. Nos divertíamos mucho, nos hacíamos bromas unos a otros: la pasábamos muy bien.
En la película Fran Brilldice dice algo sobre sentirse “segura de hacer estupideces”, un concepto muy interesante. Para ustedes, manejar a los Muppets, interpretarlos, ¿era como tener insuperables dispositivos de sublimación en los que dejaban salir toda la locura personal?
¡Exacto! Fran tiene toda la razón. Cuando cada uno de nosotros se sumó a los Muppets no éramos como somos hoy: si logramos esa dinámica fue gracias a Jim. Cuando interpretábamos a su lado y cometíamos un error él no lo reprochaba ni resaltaba, sólo lo hacía con los logros. Ante un fallo él decía “Ok, vamos de nuevo”. Era como saltar con red: podías hacer payasadas, equivocarte, porque Jim sabía que de allí es dónde salía el mejor trabajo creativo: no ser perfectos, sino cometer errores y aprender de ellos. Nunca nos decía qué teníamos que hacer. A lo mejor podía pedirle a alguien que cambie una posición para que se vea mejor el personaje, cosas así, pero nunca nos enseñó nada puntual sobre la profesión: nosotros lo emulábamos, íbamos con la corriente.
Muppet Guys Talking se proyecta en el Bafici el domingo 22 a las 22:45 en el Village Recoleta 6.
