Game of Thrones, temporada 7, episodio 2: Stormborn
A pesar de algunas bombas y escenas subidas de tono, Stormborn sigue la línea del capítulo anterior y prepara el terreno para lo que viene. ¡Alerta spoilers!
Daenerys Targaryen sigue planeando cómo recuperar el trono de Westeros de las manos de Cersei y recuerda (bastante poco) otra noche de tormenta que la vio nacer, en ese mismo castillo familiar de Peyredragon. Gracias a Lord Varys, a quien cuestiona para luego confirmar como uno de sus principales asesores, y aconsejada por Tyrion Lannister, la reina de los dragones suma a sus filas a dos familias antes pisoteadas por los Lannister: la Tyrrell y la Martell.
Para no “gobernar un reino de cenizas” ni reanimar el recuerdo triste de su padre, el “Rey loco”, la madre de los dragones decide que el cerco a King’s Landing será únicamente liderado por tropas de Westeros, sin Inmaculados ni Dothrakis, cuando el ejército de Essos golpee a los soldados de los Lannister en su hogar en Casterly Rock.
Acto seguido, aparece Melissandre, quien le cuenta de la existencia de un nuevo rey del Norte. Jon Snow es entonces invitado a una entrevista para que se “arrodille ante ella”, sin saber de su parentesco, claro está. Si la joven reina es –más que nunca– una favorita en la guerra por el trono con su nombre y su inteligencia, su sed de poder y su creciente autoritarismo va descartando gradualmente la posibilidad de un reino justo. Ver a este personaje, puro en sus orígenes, contaminarse por una locura demiúrgica, sería un giro sorpresivo y maligno de la trama.
Sudor y sangre
Después de un primer episodio que muestra a la fuerzas involucradas y por dónde andan, en Stormborn se agrega un poco de picante a la receta, pero sigue siendo una trama más hablada, lejos de los clásicos arranques de sexo y violencia que hicieron al sabor de la serie y que todos (¿?) piden. Hablamos de la despedida sexual de Gusano Gris y Missandei, capturada por una cámara que en las primeras temporadas no era tan casta, y un final en llamas en el que el psicópata de Euron Greyjoy ataca por sorpresa la flota de sus sobrinos y captura a Yara en una batalla impactante y epiléptica. Esperamos que el futuro le depare a Theon algo de felicidad, y valentía.
Reuniones esperadas
Cuando los Lannister, relegados a un segundo plano en este episodio, tratan de reunir a los capos locales y encontrar una manera de vencer a los dragones, Jon Snow considera la proposición de un encuentro con la madre de los dragones. Persuadido de que las reservas de vidriagón de Peyredragon son esenciales para derrotar a los White Walkers (¿y, llegan?), le anuncia a sus hombres que parte hacia el Sur, y le confía el mando del Norte a Sansa. Después de años de sufrimiento y humillación, la hija de Ned Stark finalmente tiene la dimensión política que esperaba, algo que satisface a Littlefinger. Si el sentido del deber desinteresado del rey del Norte lo honra, los guionistas de Game of Thrones descubren la faceta guardabosques del resucitado en un cara a cara agitado con Lord Baelish, que mete sus fichas donde lo dejan.
Por otro lado, Arya abandona por un rato su sed de venganza, se toma una cerveza y se entera de las novedades del Norte. Se encamina a Winterfell para reunirse con lo que queda de su familia, pero antes se topa con una manada de lobos, cuyo líder tiene una apariencia familiar…
Al final, a pesar de sus emociones guerreras y sexuales, el nuevo episodio es igual es efectivo pero atenta contra la impaciencia del fanático.
