“No podemos seguir haciendo esto con seriedad durante mucho tiempo más”

Damon Albarn y Jamie Hewlett viajan con Gorillaz por primera vez a la Argentina para cerrar el BUE presentando Humanz, primer disco en siete años, después del enorme Plastic Beach. El cantante y el historietista recorren la historia de la banda sin perder el ánimo, aunque admiten que este trabajo nació de una pesadilla que se volvió realidad: la elección de Donald Trump.

Los Inrockuptibles
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12 min readDec 7, 2017

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Por Azzedine Fall

No hay mucho para hacer cerca de Canada Water, una zona industrial que rodea el lago frío y austero del sudeste de Londres. Pero la capital inglesa reinventa sus noches a unos pocos metros del agua, entre los pasillos metálicos de un enorme galón de 60.000 metros cuadrados. Printworks es el nombre de la nueva súper discoteca que abrió en la imprenta abandonada a la que van periodistas internacionales, VIP y fans elegidos al azar. Todos van a ver a Gorillaz por primera vez en vivo después de siete años.

Dos horas después de tocar sus nuevas canciones, la banda animada por la voz (entre otros) de Damon Albarn y los dibujos de Jamie Hewlett consigue que ese momento quede guardado en la lista de recuerdos preciosos que no pertenecen ni al tiempo ni al espacio. La última imagen resume la fuerza unificadora del recital: Damon Albarn, extenuado, rodeado por gran parte del casting alucinante de este nuevo disco.

“Vamos a cumplir 50 años. No podemos seguir haciendo esto con seriedad durante mucho tiempo más. ¿Te imaginás a los pibes en veinte años? Descubrirían que detrás de Gorillaz se esconden dos viejos seniles de 70.” (Jamie Hewlett)

Aunque Grace Jones y Mavis Staples no fueron, De La Soul, Jean-Michel Jarre, Pusha T, Kali Uchis y Benjamin Clementine sí estuvieron presentes. En el fondo del escenario, se ve a Noel Gallagher y Graham Coxon, joviales. El primero canta con Damon y Jehnny Beth de Savages en “We Got the Power”, que hace del disco un himno al amor y a la paz. ¿Una estrategia publicitaria perfecta para derribar definitivamente el muro del britpop entre Blur y Oasis? ¿O una herramienta indirecta para dejar solo a Liam Gallagher? Como suele suceder con Damon Albarn, la explicación aparece menos en la respuesta que en la sonrisa canalla que la acompaña: “Al principio, le había pedido a Graham que nos acompañara en la canción. Pero me dijo que quizás era un poco too much, ¿no? Me gustaría saber qué piensa Liam de esta canción… Creo que reaccionará en Twitter”. La respuesta no tardó en llegar: los trató de idiotas, pidió que los cuelguen porque eso “no es ‘Dancing in the Streets’” y prometió una guerra la próxima vez que se cruzara con Damon.

Una semana después, Damon Albarn y Jamie Hewlett reciben a la prensa, recién llegados de un viaje exprés a Nueva York. Damon responde con el entusiasmo agotado por el jetlag y Jamie no lo aguanta. El dibujante, que cita a Chuck Jones (el creador del Pato Lucas, el Correcaminos y el Coyote…) y Mad Magazine entre sus influencias fundamentales, se levanta de la silla, lanza indirectas y le cuesta recobrar el aliento, por lo que se aburre al evocar los comienzos de Gorillaz.

Hewlett protesta: “Ya dimos tantas entrevistas Damon y yo… Creo que es mejor para vos si en esta nos separamos. Cuando estamos juntos, no paramos de interrumpirnos, nos confundimos… Seguro que no vas a querer presenciar eso. Nos conocimos antes de que saliera el primer disco de Blur. Nuestra relación es bastante particular, porque somos muy honestos entre nosotros. Lo considero como un hermano. Lo quiero profundamente… Lo que implica que discutimos muchísimo. Al menos, cuando hay un problema, todo está claro. Nos peleamos varias veces”.

Jamie y Damon se conocen, se quieren y discuten desde hace más de veinticinco años. Pero recién a fines de los años 1990 los rostros de los personajes de Gorillaz cobraron forma bajo la pluma de Hewlett, autor de historietas conocido por la creación del personaje de Tank Girl. Desde el primer disco de la banda, sus dibujos sobre decorados inquietantes encarnan el proyecto.

“Desde los comienzos de Gorillaz canto con ese tono desilusionado e indolente. Tengo mi propio efecto sobre mi voz y es así hace quince años. Quizás por eso el Auto-Tune no funcionaba conmigo.” (Damon Albarn)

En 2001, Damon jugaba durante su primera entrevista con la banda para esta revista: “Los Gorillaz llegaron un día de improviso a mi casa con el demo. Sabían que era músico y que mi mejor amigo era dibujante, así que estaban seguros de que los íbamos a ayudar. Existen, al menos tanto como Marilyn Manson”. Nadie fue engañado. Sin embargo, aunque maquillado de ironía y de segundo grado, el resguardo de las identidades de Hewlett y de Albarn detrás de los ojos vacíos de los personajes de Gorillaz siempre simbolizó una búsqueda de evasión, incluso de abstracción. Damon cuenta que “con el tiempo, comprendí que ser famoso era mucho menos importante que preservar mi libertad. Cuando todavía era despilfarrador, compré una de las primeras teles con pantalla de plasma de Gran Bretaña. Ahora te reís, pero a fines de los años 90, algo así te permitía acostarte con una chica.

Una noche, mirábamos la tele en mi casa con Jamie y nos dijimos que con este tipo de tecnología podíamos imaginar algo distinto. En materia de música y de visuales, abría puertas. Al día siguiente, grabé una canción usando un sintetizador que había por ahí y Jamie apareció con un primer boceto de dibujo”, se sincera Albarn.

Durante meses, Jamie y Damon piensan y vuelven a pensar el proyecto, esquivan el bug del año 2000 y atacan la nueva era convencidos de que algo tiene que cambiar en la concepción y la difusión de la música moderna. Justo antes de que los discos se desmaterialicen en las páginas peer-to-peer, ellos no son los únicos que desaparecen al interior de sus conceptos.

En el mismo momento, Daft Punk adopta definitivamente el uso del casco y edita Discovery. Un proyecto encarnado por Interstella 5555: The Story of the Secret Star System, el dibujo animado de Leiji Matsumoto. “Es verdad que Daft Punk es una banda que comparte la misma estética y la misma manera de pensar la música que nosotros”, estima Damon Albarn. En los charts y en las pantallas de MTV, las bandas animadas aparecen con unas pocas semanas de diferencia.

“No sé si se puede llamar a eso la crisis de los pop-stars, pero Daft Punk llegó con esa genial idea de volverse anónimos gracias a sus cascos; eso borra cualquier consideración de egos. Hacemos arte porque creemos en lo que hacemos en un 100%, no para ser famosos o sacar un perfume. Todos somos fans de Kanye West por su música y no porque se comporta como un imbécil.” (Damon Albarn)

Para Jamie, la llegada en simultáneo de Daft Punk y de Gorillaz en una industria en plena crisis de identidad es una feliz coincidencia: “Estaba alucinado cuando descubrí su proyecto y me pareció que nuestras ideas se correspondían de cierta manera. Había un déficit de originalidad en las bandas y los cantantes de esa época.

No sé si se puede llamar a eso la crisis de los pop-stars, pero Daft Punk llegó con esa genial idea de volverse anónimos gracias a sus cascos; eso borra cualquier consideración de egos. Hacemos arte porque creemos en lo que hacemos en un 100%, no para ser famosos o sacar un perfume. Todos somos fans de Kanye West por su música y no porque se comporta como un imbécil”, aclara Albarn.

El primer disco de Gorillaz, producido por Dan The Automator y defendido por una comunicación que coloca los dibujos en el centro de atención, terminó por llevar al dúo al centro de atención. La escena se desarrolló en Nueva York, durante la ceremonia de los MTV Video Music Awards, a comienzos de septiembre de 2001.

Jamie lo recuerda con una sonrisa amarga: “Nos habían dicho que nos iban a dar un premio, entonces habíamos armado una gran animación en la que los personajes iban a recibirlo al escenario en nuestro lugar. Antes de la ceremonia, la organización nos obligó a pasar por la alfombra roja delante de todas las cámaras. No queríamos hacer eso, pero nos metieron en una enorme y ridícula limusina. Cuando salimos, vimos a las Destiny’s Childs en la alfombra roja distribuyendo sus mejores poses a los fotógrafos.

Es la locura de la alfombra roja del Metropolitan Opera House. Damon Albarn y Jamie Hewlett avanzan con su “apariencia de bastardos miserables. Y ahí, silencio absoluto. ¡Nadie nos prestó ni un segundo de atención! Una de las mayores humillaciones de mi vida. Terminamos por entrar, nos sentamos en el auditorio y empezaron a traernos vodka. Bebimos sin parar hasta el momento de recibir el premio”. Finalmente, MTV anunció que el ganador era ¡Mudvayne!

En el escenario, la banda de heavy metal sórdida cubierta con sangre falsa es recibida con un inmenso “You fucking wanker!!!”, proferido por un Damon Albarn borracho y echado en su asiento. Los dos Gorillaz se hicieron echar al instante, bajo los ojos incrédulos de Snoop Dogg, Christina Aguilera, Beyoncé y consortes. Terminaron por arreglar las cuentas de su frustración a las piñas en las calles de Manhattan, separados por la NYPD.

“Pasamos por varios títulos diferentes para el disco, y luego Damon tuvo esa genial idea de llamarlo Humanz, con una ‘z’. Me pareció perfecto. Ponerle una ‘z’ a Humanz es plantear preguntas. ¿Somos todos humanos? ¿En qué nos transformamos? ¿Somos todos conscientes de lo que estamos viviendo?” (Jamie Hewlett)

Cinco días después, también en Nueva York, la carrera de Gorillaz va a dar un vuelco decisivo e inesperado. Según Jamie Hewlett, la banda bien podría haberse detenido después del éxito y el exceso del primer disco. “No habíamos pensado en sacar un segundo disco. Para nosotros, el proyecto estaba terminado. Y después vino el 11 de septiembre. Ese atentado cambió completamente el mundo y nuestra manera de ver Gorillaz”, reconoce el historietista. Los dos amigos sacan Demon Days como respuesta a esta tragedia, pero también a la manera en que “algunos medios nos recuerdan en un estado de miedo y de ansiedad”.

El disco, que salió en 2005, devela unos hits imperecederos como “Kids with Guns” y “Feel Good Inc.” y precisa el gesto artístico de Gorillaz. Del trip-hop al rock, pasando por el rap, la banda se vuelve un territorio cada vez más extensible en el que Albarn deja lugar a su canto indolente y sombrío. El cantante especula con ser “un pesimista profesional. Pero en lo que respecta a la música, lo veo más bien como melancolía. La diferencia es importante. Me gustan los acordes menores y prefiero cantar sobre cosas que me aterroricen. Pienso que todo viene de ahí, de esos momentos de soledad en los que me pongo a tocar porque no puedo soportar el silencio

Al mismo tiempo que se politiza, la banda recibe cada vez más featurings. En Demon Days nos cruzamos con Neneh Cherry, Ike Turner, De La Soul e incluso Dennis Hopper. Cinco años después, son Lou Reed, Snoop Dogg, Bobby Womack o Mark E. Smith (The Fall) los que cantan el spleen del disco Plastic Beach.

Siempre con el mismo eco triste y a veces frío de un mundo que cambia demasiado rápido: “El 11 de septiembre cambió completamente mi manera de componer. Mi respuesta fue Demon Days, y desde entonces es cierto que no hubo mucha luz en la música de Gorillaz, aunque las cosas son un poco distintas en este nuevo disco”.

Con Humanz, un quinto álbum mucho más abierto en cuanto al sonido, Albarn y Hewlett proponen un esfuerzo narrativo necesariamente marcado por el contexto político actual. “Todo empezó con una pesadilla. Cuando terminamos el casting del nuevo disco, le pedimos a cada uno que imaginara un mundo en el que Donald Trump fuera presidente de Estados Unidos. El pitch era simple: pasamos una gran noche y al día siguiente nos despertamos y nos damos cuenta de que fue una horrible pesadilla”, resume Jamie.

Lamentablemente, la realidad le ganó a la ficción. El día de la elección de Trump, Damon y Jamie se despertaron con resaca. Jamie, provocador, cuenta que “ni siquiera necesité llamar a Damon para sentir su enojo. Después del Brexit, fue devastador. Mi mujer es francesa, entonces tengo la suerte de vivir entre Londres y París. Crecí con Thatcher, entonces estoy acostumbrado a que en mi país se haga cualquier cosa. No sé si tengo ganas de quedarme todo el tiempo en Francia. Digamos que depende de su elección presidencial”.

Cuando las personas que tienen 60 o 70 años deciden el futuro de pibes de 18 años, me parece que hay algo que no va bien en la democracia.” (Damon Albarn)

Antes del baldazo de agua fría de la elección de Trump, Albarn ya había vivido con dificultad la salida de Europa: “Cuando me enteré, estaba en un hotel cerca de Glastonbury con unos cuarenta músicos sirios. Estábamos reunidos para un recital genial. Imagínate el shock, mi tristeza y mi enojo en ese momento.

Cuando las personas que tienen 60 o 70 años deciden el futuro de pibes de 18 años, me parece que hay algo que no va bien en la democracia. Y lo mismo pasa con Trump. No quería escribir un disco demasiado político porque fija las canciones en una época determinada. Al contrario de los otros discos de Gorillaz, éste es más entusiasta. Hay una luz al fondo. Podés pasarlo en una fiesta, aunque sea como para bailar al borde del abismo”, trata de convencerse el cantante.

Para ponerle música a esta ceremonia inquietante, Albarn viajó de Chicago a Jamaica y trabajó allí con artistas tan diferentes como Peven Everett (“Strobelite”) y Popcaan (“Saturnz Barz”): “Bueno, no soy el embajador más obvio en lo que respecta al house de Chicago. Pero quería trabajar con Peven Everett. Me daba curiosidad, quería saber más sobre esa música y sobre el movimiento que transporta”.

Humanz

El encuentro con Popcaan fue determinante. Intenté cantar con Auto-Tune como él, pero no funcionaba. Tenía la sensación de que me acaparaba la idea de otra persona. Desde los comienzos de Gorillaz canto con ese tono desilusionado e indolente. Tengo mi propio efecto sobre mi voz y es así hace quince años. Quizás por eso el Auto-Tune no funcionaba conmigo”, admite Albarn.

Damon satisfizo también una fantasía de juventud el día en el que entró en el estudio de Jean-Michel Jarre en París: “Si te gustan los sintetizadores, no hay mejor lugar en la tierra que el estudio de Jarre. Me enloquecen los sintetizadores y junté muchos con los años. Pero los que él tiene en su estudio sobrepasan cualquier cosa que te puedas imaginar. Su dominio de los viejos Moog es una locura. Sabe cómo manipular tal o cual potenciómetro para producir un sonido de explosión imposible de recrear. Intentó enseñarme algunas cosas pero soy demasiado impaciente para dedicarme como él lo hace”.

Me gustan los acordes menores y prefiero cantar sobre cosas que me aterroricen. Pienso que todo viene de ahí, de esos momentos de soledad en los que me pongo a tocar porque no puedo soportar el silencio” (Damon Albarn)

Reforzado por monstruos sagrados como Grace Jones, De La Soul, Mavis Staples o Jean-Michel Jarre, Humanz se dirige directamente a la juventud encarnada por las voces de Popcaan, Kelela, Danny Brown o Kali Uchis. Hewlett rememora: “Pasamos por varios títulos diferentes para el disco, y luego Damon tuvo esa genial idea de llamarlo Humanz, con una ‘z’. Me pareció perfecto. Ponerle una ‘z’ a Humanz es plantear preguntas. ¿Somos todos humanos? ¿En qué nos transformamos? ¿Somos todos conscientes de lo que estamos viviendo?”

Damon Albarn y Jamie Hewlett lo reconocen: es la nueva generación la que tiene las respuestas a esas preguntas que los obsesionan. ¿Su fantasía absoluta? Que Gorillaz siga existiendo sin sus inspiraciones personales. “Con Damon, hablábamos de eso justamente la semana pasada. Vamos a cumplir 50 años. No podemos seguir haciendo esto con seriedad durante mucho tiempo más. ¿Te imaginás a los pibes en veinte años? Descubrirían que detrás de Gorillaz se esconden dos viejos seniles de 70”, admite el dibujante. ¿Cómo hacer para mantener Gorillaz vivo sin estar directamente implicados en su proceso creativo? Para Jamie, ese “es el desafío de la continuación de la historia, aunque no nos pertenezca necesariamente.”

Gorillaz
Humanz

(Warner)

En vivo el sábado 16 de diciembre junto a Major Lazer, Baxter Dury y más en el Festival BUE, en Tecnópolis.

> festivalbue.com

> gorillaz.com

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