Gossip: El volantazo pop

Los Inrockuptibles
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6 min readJun 14, 2012

Trece años después de sus comienzos, Gossip pega un volantazo y actualiza el pop con A Joyful Noise, un disco estrepitoso y a puro hit en el que Beth Ditto deja a las claras que continúa haciendo lo que se le da la gana. / Por Géraldine Sarratia

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Pop. Desde la salida de “Perfect World”, primer single, el rumor crece en Internet. Gossip habría dado un vuelco y estaría ahora en las fábricas pop, lejos de los himnos punk-soul y de los riffs rock de su tema “Heavy Cross”. En Facebook algunos no dudan en hablar de traición, en proclamar el fin de la banda. Al escuchar la anécdota, sentada en una banqueta de su suite, Beth Ditto lanza una carcajada. Lejos de desconcertarse, responde con otra: “Cuando Blondie grabó ‘Heart of Glass’ en 1978, Joey Ramone dijo que le encantaban la cantante y su banda hasta que hizo esa ‘mierda disco’. Pero el clásico de Blondie, el tema del que todo el mundo se acuerda hoy, es ‘Heart of Glass’. De todas formas, hace mucho tiempo que decepcionamos a los puristas punk. Si te quedás en eso, no hacés nada”.

La “mierda disco” de Gossip, el disco que corre el riesgo de enviarlos directamente a la cima de los charts, se llama A Joyful Noise. Se trata de pop hasta la médula y súper ambicioso. Pop de mucho vuelo, subversivo, regocijante, el que la Madonna de “Like a Virgin” o “True Blue” fue alguna vez capaz de producir. La transición, que puede parecer radical, fue muy natural para la banda. “No hubo discusiones del tipo ‘es nuestro momento de hacer un disco pop. Y va a ser extraordinario’. No somos buenos para conceptualizar las cosas: pasan, eso es todo”, se divierte Beth.

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Tres años pasaron desde Music for Men. La banda necesitó recuperar el aliento y reponerse de una gira infernal. “No dormí los meses anteriores”, explica la baterista Hannah, recordando a las 18 mil personas que hicieron bailar esa noche. Hecho raro desde los comienzos de Gossip: la banda completa da la entrevista y rodea a Beth Ditto, quien hasta entonces se encargaba sola de los periodistas. Como si hiciera falta afirmar que Gossip sigue siendo ante todo un trío –aunque ella pose sola cual diva en la portada del nuevo álbum.

Después de Music for Men, muchos pensaron que Beth continuaría sola su camino. Cansada, la cantante se propuso una escapada electro-pop con Simian Mobile Disco, para hacer cuatro temas hedonistas e irreverentes. “Gossip sigue siendo la única banda en la que alguna vez participé, y eso me hacía sentir un poco dependiente. Era importante para mí probarme que podía intentar otra cosa, trabajar con otros. Simian era como una aventura en la vida de una mujer que se casó muy joven.

Beth forma parte de Gossip desde que tiene diecinueve años; ese día en que, al ir a ver a sus amigos Nathan y Katie a ensayar en Olympia, se adueñó del micrófono y dejó estallar esa increíble energía, esa rebeldía soul y punk que crecía desde su infancia white trash en Arkansas, con el recuerdo de su madre que trabajaba como loca, kilos de más que recolectaban burlas en la escuela y deseos no evidentes de divertirse. En esa época, el pop constituía para Beth un refugio, un mundo en el que sus excentricidades, sus diferencias, parecían ser plusvalías. En la mobile home de Searcy, donde vivía con sus ocho hermanos, la joven Beth escuchaba la radio y cantaba a voz en grito, sin cesar, hasta volverlos locos a todos. “Pensaba realmente que Cyndi Lauper era mi hermana”, se acuerda Beth. “Tenía sentido en mi cabeza. Soy de la generación ‘We Are the World’. Crecí pensando que el pop podía cambiar el mundo. Y todavía lo creo.” Y la cantante se lanza en un monólogo apasionado sobre Boy George, George Michael, Prince o Madonna. Artistas pop radicales que supieron, por más mainstream que fueran, impulsar ideas nuevas e imponer otras formas de vivir su identidad. “En los años 80, no era fácil ser lo que eran. Tuvieron un efecto increíble en la década siguiente. Sin ellos, creo que Kurt Cobain jamás habría aparecido en los años 90. Creo que es importante hoy que seamos una banda pop siendo quienes somos: una banda gay, out, con bigotes. Es una parte de la población que a muchos les gustaría normalizar. En Olympia, a principios de los noventa, las riot grrrl se peleaban para que las chicas, los queer y los radicales estuvieran en el top ten de ventas de discos. Es lo que logramos hoy.”

“Hace mucho tiempo que decepcionamos a los puristas punk. Si te quedás en eso, no hacés nada.” (Beth Ditto)

Pop, para llegar a la mayor cantidad de gente. Pop, para hacer que esa gente pueda compartir su visión del mundo, como en un concierto, cuando Beth se pone a abolir las fronteras al saltar entre la multitud. No equivocaríamos si tomáramos la “conversión” pop de Gossip como una traición. Es precisamente la forma estética que logra más de cerca el objetivo que siempre persiguió la banda: proclamar su diferencia pero siempre de forma incluyente, sin nunca ceder al odio o al rechazo, y queriendo seguir muy fielmente las emociones y la evolución de sus miembros. En trece años, la banda aprendió a usar un estudio y amplió su música áspera con el contacto con otras influencias y experiencias. “El hecho de estar permanentemente confrontada a gente que piensa diferente te obliga a madurar muy rápido. Formar parte de Gossip me hizo tener muchísima confianza en mí, tanto desde un punto de vista relacional como creativo”, analiza Beth. “Gracias a Rick Rubin, tengo mucha más confianza en mi escritura. Durante la grabación de Music for Men, desterró mis dudas al explicarme que mis letras estaban bien. Entonces, para este álbum, me dije ‘Mierda, allá voy’. Estaba totalmente desacomplejada.

Gossip había empezado por trabajar con Mark Ronson, productor entre otros del Back to Black de Amy Winehouse, antes de echarse atrás. “No funcionó. Detener rápidamente nuestra colaboración era lo mejor que se podía hacer, para todos”, explica Beth. La banda finalmente le echó el ojo a Brian Higgins. Con su sensibilidad electro-pop, el británico, conocido por sus colaboraciones con los Pet Shop Boys, Kylie Minogue o los Sugababes, logró darle una dimensión más orquestal e iconoclasta a las composiciones del trío. En trece canciones de un ritmo infernal, el álbum mezcla influencias disco tipo Chromatics (de la que Hannah, la baterista, fue miembro un tiempo), balanceos techno ácidos tipo Black Box y melodías pop ochenteras á la Cyndi Lauper. “Cuando trabajamos con Guy Picciotto (productor de Standing in the Way of Control), teníamos las mismas referencias. Con Brian tuvimos que encontrar un espacio común. Había cosas que él nunca había probado antes y nosotros tampoco”, explica Beth.

¿El porvenir? Después de trece años juntos, dicen proyectar el día a día. Ninguno sabe cuánto tiempo más durará la aventura Gossip. Los teenagers mal peinados se volvieron rock stars treintañeros y reivindican otras aspiraciones. Hannah se ve como decoradora de interiores, vulgarizando la estética de los años cincuenta y de Mad Men, de la que es fanática. Nathan es granjero, dejó Portland, adonde vuelve regularmente para ensayar, y se fue a vivir a Arkansas, a la granja paterna. Se encarga de los animales, del crecimiento de las legumbres y dice haber encontrado una forma de sosiego: “Tengo mucha suerte por tener una tierra”, explica. Beth se estremece en su sillón: “Podés darme todo el oro del mundo, jamás volveré a poner los pies ahí”. Dice estar preparada y pensar cada día en el después de Gossip. “Me veo bien como peluquera. Pase lo que pase, estoy muy orgullosa de lo que hicimos y del control que pudimos mantener en relación con lo que nos pasa. Si este disco no va, no hay problema. Hicimos lo nuestro.

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A Joyful Noise

Gossip
A Joyful Noise
(Columbia)

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