Entrevista histórica: Gustavo Cerati por sus fans

Después de Amor amarillo, Bocanada y Siempre es hoy, Gustavo Cerati daba –en 2006– un paso firme con Ahí vamos, su cuarto disco solista. Antes de los shows para presentarlo en el Pepsi Music de ese año, el ex Soda Stéreo respondía las preguntas de sus fans. En otro aniversario de su muerte lo recordamos con esta entrevista.

Los Inrockuptibles
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12 min readSep 4, 2017

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Esta sección está auspiciada por Isenbeck Rock N’ Chop. La mejor música y Cerveza Posta, este 16/9 en el Hipódromo de Palermo
Foto Ale Guyot

(Pregunta de Augusto Milasius y Mariano Trotta)
¿Qué grupos actuales influyeron en tu último disco? ¿Qué música estás escuchando?
Gustavo Cerati: Me gustan muchas cosas. La verdad es que, a esta altura de mi vida, no puedo limitarme a escuchar una sola tendencia; esas cosas me pasaban más de pendejo, aunque nunca estuve demasiado embanderado en un movimiento específico. Bueno, en el momento de la new wave era distinto, escuchábamos eso porque creíamos que nos representaba y nos daba cierta identidad. Lo que más me interesó en los últimos años fue LCD Soundsystem, !!! y The Rapture –incluso The Strokes. A lo mejor me enganché con este tipo de bandas porque siempre mantuve cierto espíritu funky en la forma de tocar la guitarra y tuve una mano derecha muy movediza. En estos grupos encontré mucha rítmica con cierta combinación de lo electrónico, y esa propuesta se acerca a lo que yo quería hacer. Pero también hay muchas otras cosas que me interesan: este disco tiene mucho de Queen y de Led Zeppelin, por ejemplo. Para la producción de guitarras tuve más presente a Jimmy Page que a LCD Soundsystem.

(Pregunta de Claudio Paolinelli)
¿Cuánto tuvo que ver Richard Coleman para que el disco suene tan rockero?
Muy poco, y lo digo sin menospreciar en lo más mínimo su aporte. Richard llegó cuando ya estaba todo estructurado, así que su papel como guitarrista va a estar mucho más presente en vivo. Sí fue importante su presencia, más allá de los dos temas en los que tocó. También fue determinante a nivel lírico, porque escribimos juntos varias letras, cosa que no hacíamos desde Fricción. Por otro lado, me divertí tanto con la producción de guitarras, haciendo distintos riffs y tocando unas encima de otras, que le dejé poco espacio al pobre Richard… Cuando apareció ya estaba todo cocinado. Nos volvimos a juntar y no voy a negar que haya tenido alguna injerencia en el disco, porque obviamente la tuvo. Por algo ocurren las cosas, ¿no?

“Es un poco aburrido que uno insista siempre en las mismas cosas, pero la verdad es que cuando veo todas las canciones que escribí, pienso que todas hablan medio de lo mismo.”

(Pregunta de Martín Droghei)
¿La homogeneidad de Ahí vamos tiene relación con los músicos invitados (Coleman, Samalea y Tweety González)? Porque a diferencia de Siempre es hoy, en el que aparecía gente como Domingo Cura o Charly García, que le daban al disco ambientes más variados, el último álbum suena menos disperso.
No, porque Siempre es hoy es un disco que sólo tiene dos invitados, Domingo Cura y Charly García, que participan en un tema cada uno. Y si es un disco mucho más disperso y heterogéneo que Ahí vamos, es porque tiene más cantidad de temas. Siempre es hoy me parece un disco muy bueno, pero tuvo sus problemas: como no pudo ser un álbum doble, metí toda la cantidad de temas que entran en el espacio de un sólo disco. Y a lo mejor esa lectura requiere una conducción más lenta, porque resulta complejo entender un disco con tantos temas. Pero bueno, tuvo que ver con la voracidad y con una ansiedad por mostrar todo lo que estaba haciendo. Y a veces, eso te hace olvidar el espíritu crítico… En este disco quise ser más afilado y me impuse preconceptos: tenía que tener trece temas, por ejemplo. Ni doce ni catorce, trece. Igual, no soy una persona que vaya siempre por el mismo camino, me gustan muchas cosas. Entonces aparecen temas que son muy explosivos y rockeros, y también otros que van por otro lado. En algún punto, me extendí menos y fui más directo. No quería que los temas se salieran de la ruta.

Hay letras que parecen escritas antes de la música. ¿Cambiaste tu forma tradicional de componer?
Yo también soy víctima de mi propio cliché. Al decir que primero hago la música, parecería que eso es imposible de variar, pero lo cierto es muchas veces hay una idea de antemano; los títulos de las canciones, por ejemplo, estaban de antes. Así como me propuse hacer trece temas, los títulos ya los tenía. A un tema le puse “Adiós”, y en realidad no había escrito una sola palabra al respecto. Algunos surgieron como nombres de trabajo… A partir de ahí, hago todo el esfuerzo posible por respetar esa idea. El método que utilizo es como una especie de balbuceo donde van apareciendo palabras. Antes lo hacía casi siempre en inglés, pero ahora ni siquiera: grabo los demos con la voz muy baja, para generar la situación de una melodía que no está del todo definida, porque si la defino del todo, entonces termino siendo prisionero de una métrica. Ojalá pudiera hacer las dos cosas al mismo tiempo, pero es algo que hago desde chico, tiene que ver con la musicalidad. Sin embargo, ahí también hay conceptos, y esos conceptos casi siempre dicen todo.

(Preguntas de Leonardo Aguirre)
¿El paso de los años afectó tu interés en tratar temas que antes no te atraían? ¿Creés que musicalmente hay una necesidad de envolver a esos temas de otra forma?
No sé, me muevo dentro de lo que puedo. Es un poco aburrido que uno insista siempre en las mismas cosas, pero la verdad es que cuando veo todas las canciones que escribí, pienso que todas hablan medio de lo mismo. Esas cosas que me empujan a escribir pueden ser limitaciones o parte de una búsqueda que a mí me interesa en particular –me gustaría ser mucho más amplio. Creo que siempre tengo esa intención: no encerrarme en una sola cosa, no escribir sobre una sola cosa. No me parece que sea una persona sabia en algo como para escribir específicamente de eso. Y sé que hay cosas que no hago bien o que no me interesan hacer, como desarrollar historias con principio y final. No me interesa tanto ese modelo dylaniano o sabiniano… ¡O calamaresco! No es mi forma. Admiro mucho cuando eso pasa y lo hacen bien, pero lo mío pasa más por encontrar la emoción por otro lado. Y no por eso pienso que mis letras sean poca cosa. Prefiero dejar abierta la posibilidad de que el oyente cierre el sentido como quiera, es una decisión. Quizás ahora ya sea un recurso, una forma de la que tal vez ya no pueda salir, pero al fin y al cabo es mi elección.

En la letra de “Adiós” colaboró tu hijo Benito. ¿Cómo fue eso?
Cuando nacieron mis hijos me di cuenta de que uno siempre está aprendiendo. Antes de tenerlos, me asustaba un poco la responsabilidad de ser padre, me preguntaba cuánto sabía de la vida y qué cosas podía llegar a transmitirles. Pero una vez que nacen y abren lo ojos, todo cambia. Ellos también son una fuente inagotable de sabiduría, y eso es fascinante. Cuando veo lo que hacen, influenciados por sus padres y por tanta música que hay en su casa, no me queda más que asombrarme. Probablemente a mí me llevaría toda la vida llegar a eso, y a ellos les sale así de simple… Benito viene haciendo canciones desde hace dos o tres años, y son geniales. Tiene un oído tremendo, muy superior al que yo tenía a su edad. Siempre viene al estudio y le divierte escuchar las cosas que hago. Así que pensé que estaría bueno que participara. En ese momento tenía todas las canciones y los títulos, pero me faltaban varias letras. Entonces le dije: “Si te divierte, ponete a escribir sobre estos temas, fijate qué te parecen”. Y le encantó: estuvo dos días escribiendo cosas. Me pasó una data increíble. Finalmente, usé una parte para “Adiós”. Me interesa compartir y lograr cierta diversidad; además, es una buena forma de librarme de algunos prejuicios.

(Pregunta de Leonardo Enrique)
Los nombres de tus discos solistas parecen reflejar un estado de ánimo: el enamoramiento en Amor amarillo, el relax en Bocanada y la estabilidad en Siempre es hoy. Ahora, Ahí vamos da la sensación de “me levanto y sigo” ¿Hacia dónde vas ahora?
No sé, estoy en movimiento. El leitmotiv del título lo tomé de la expresión “ahí va”. Ahí vamos es más una cuestión social: el “ahí” es menos importante que el “vamos”. Al principio, el disco iba a llamarse “Llevame a un lugar con parlantes”, que es una frase que figura en uno de los temas, pero después me pareció que podía resumirlo mejor con este título. No sé hacia dónde vamos, y no sé si importa saberlo. Lo interesante es poner el acento en eso de estar moviéndose. ¿Qué otra cosa puedo hacer más que moverme? En ese aspecto, el estado de ánimo de este disco es enérgico y positivo.

En el video de “Crimen” seguís explorando tu faceta de actor. ¿Te divierte actuar? ¿Das ideas a la hora de hacer un video?
Sí, suelo participar. La idea fue del director, Joaquín Cambre. La canción ya es de por sí una balada clásica, al estilo “rompecorazones”, así que para el video quería desacartonarla un poco para sacarle esa cuestión sufriente. Joaquín dio en el clavo cuando trajo su idea: detective, década del 50, policial negro… Yo ya venía pensando algo parecido, pero no lo había resuelto tan bien como él. Después me puse en sus manos, pero para eso hubo que romper el hielo y entrar en confianza. Creo que, ahora que ya nos conocemos bien, va a ser más fácil que volquemos ideas juntos. Siempre hay ideas, y el director las necesita. Si no, se queda en un sólo lugar. También es importante que sepa lo que me gusta y lo que quiero hacer. Yo no tuve muchas oportunidades actorales: una vez hice una película… Y pensé que mi carrera como actor había terminado ahí (risas).

(Preguntas de Juan Manuel de Brito)
¿Cómo surgió Roken, tu banda electrónica paralela? ¿Vas a seguir tocando con ella?
Puede ser, no lo descarto, pero ahora me resulta imposible por la falta de tiempo: estoy enfocado en las presentaciones del disco y las giras. Roken se formó durante la gira de Siempre es hoy. Se dio de una forma bastante espontánea, con nuestras laptops, y nos invitaron a tocar en un par de fiestas en Chicago y Los Ángeles. Como nos divertimos tanto, decidimos seguir haciendo cosas en los hoteles, entre los recitales de la gira. A veces pasaban cinco o seis días entre show y show, derrapábamos un rato por esos lugares y terminábamos juntándonos a tocar en las habitaciones del hotel. Las primeras invitaciones para presentarnos también se dieron de manera espontánea. Roken es algo que está latente y que puede resurgir en cualquier momento. Me encanta tocar con Leandro (Fresco) y con Flavio (Etcheto).

¿Cómo funciona la computadora portátil con tus canciones?
Me gusta estudiar los programas de audio y hacer música con ellos. Algunas de las canciones del disco surgieron así: “Otra piel” y “Me quedo aquí”, por ejemplo, fueron concebidas dentro de una computadora en México. Después, cuando las reinterpreté con la guitarra, parecían hechas en un fogón. Pero fueron producto de haber trabajado con un programa. Cualquier instrumento puede ser bueno para crear música, pero la computadora tiene esa cosa absorbente de poder hacerlo casi todo.

“Es muy bueno que Babasónicos tenga el éxito que tiene, sobre todo porque es una banda que no elige hacer las cosas más fáciles. Tengo que ser franco y reconocer que lo último que estuve escuchando de ellos no me despertó ningún interés. Pero ante todo rescato que siempre fueron una banda medio border.”

(Pregunta de Juan Pablo Serrano)
¿Qué es lo que más te interesa de la música electrónica? ¿Por qué apoyás a artistas nuevos como Leandro Fresco y Flavio Etcheto?
No creo tener una actitud condescendiente con la electrónica, sería muy obtuso verlo de esa forma. Creo que la música va mucho más allá de los instrumentos que se usan para hacerla: definen su carácter, pero no restringen el espacio imaginativo ni la sensibilidad. Me parece que, en los 90, la electrónica sirvió para romper un poco las reglas. Por entonces todo venía muy formateado, y la electrónica llegó para plantear esto de no tener reglas. Así aparecieron discos instrumentales y temas que duraban cuarenta minutos –en definitiva, el espíritu punk estaba ahí en los 90. Yo registré eso: en ese momento, el rock no estaba en el rock. Hoy sigue siendo parecido: hay más punk en dos pibes con una laptop que en un grupo como Blink 182. También hay que reconocer que, si bien han salido discos buenos, la misma industria ha agotado los recursos a lo loco. El cansancio que produce la repetición o la imitación de las mismas cosas hace que uno vaya perdiendo interés. Pero bueno, separando un poco la paja del trigo, siempre hay artistas que sobresalen del resto.

(Pregunta de Demián Gilabert)
¿Cómo ves a la nueva camada del pop nacional formada por grupos como Los Látigos, Adicta y Miranda!, entre otros?
Siempre aparecen jóvenes muy talentosos, y eso cada vez me alucina más. Adicta y Los Látigos ya no son parte de lo que se llama “nueva camada”, aunque sí son parte del pop nacional. De todas formas, no creo que esa clasificación se relacione estrechamente con el legado de Soda Stereo. En ese sentido, Los Tipitos tienen excelentes canciones y no pienso que tengan esa herencia. Está claro que Adicta está más cerca de Soda Stereo que Jóvenes Pordioseros, pero eso no quiere decir que se parezca a lo que hacíamos. La verdad es que no siento que haya alguien especialmente bajo mi ala… Sí produje a Leo García, a quien considero un artista tremendo, con tanta música que se le sale por los poros. Reconozco que Miranda! es un grupo que siempre me gustó más en vivo que en los discos. Y para mí, la producción de un disco es clave. Pero no estoy al tanto de todo lo que hay, tampoco es que me la paso buscando cosas nuevas.

“ No sé hacia dónde vamos, y no sé si importa saberlo. Lo interesante es poner el acento en eso de estar moviéndose. ¿Qué otra cosa puedo hacer más que moverme? En ese aspecto, el estado de ánimo de este disco es enérgico y positivo.”

(Pregunta de Gustavo Alfredo Orlando)
Te vi en el último Southfest. ¿Cuál es tu DJ internacional favorito?
(Piensa un rato) El alemán Michael Mayer. También me gusta mucho Plastikman (alias de Richie Hawtin). El problema son los lugares a los que generalmente hay que ir a escucharlos cuando vienen…

(Pregunta de Ignacio Braña Gabiassi)
Tiempo atrás pedías una mayor proximidad entre la experimentación y lo que se escucha en la radio. ¿Pensás que el éxito de Babasónicos es una muestra de que eso está sucediendo o creés que tuvieron que simplificarse para ser masivos?
Es muy bueno que Babasónicos tenga el éxito que tiene, sobre todo porque es una banda que no elige hacer las cosas más fáciles. Tengo que ser franco y reconocer que lo último que estuve escuchando de ellos no me despertó ningún interés. Pero ante todo rescato que siempre fueron una banda medio border. Igual que Soda Stereo en su momento, es un grupo que baja un montón de información de músicas desconocidas y logra poner eso en un contexto mucho más popular. Por un lado, reconozco que han investigado y que han sabido sacarle filo a esta cuestión de la sustancia pop de las canciones. Pero, a la vez, me hicieron perder un poco el interés: no estoy escuchando en ellos cosas que me llamen la atención. Tienen discos muy buenos y siguen haciendo buenas canciones, pero me parece que, en un punto, se achancharon un poco. Así y todo, los prefiero muy por encima de muchas cosas que están sonando por ahí y que parecen jingles de cuarta. Hay muchas bandas del supuesto “rock barrial” que están haciendo temas que parecen publicidades de Coca-Cola, es la ley del menor esfuerzo. En ese aspecto, Babasónicos es un grupo infinitamente superior. Ojalá que no se achanchen, creo que ahí hay inteligencia.

“Cuando nacieron mis hijos me di cuenta de que uno siempre está aprendiendo. Antes de tenerlos, me asustaba un poco la responsabilidad de ser padre, me preguntaba cuánto sabía de la vida y qué cosas podía llegar a transmitirles. Pero una vez que nacen y abren lo ojos, todo cambia.”

(Pregunta de Silvia Aliaga)
¿Qué opinas de Música ligera — Versiones lounge, el disco con temas de Soda Stereo con estilo bossa que sacó el sello de Zeta Bossio? ¿Les diste el OK a los temas?
No, para nada, y tampoco me informaron al respecto: me lo encontré de golpe. Lo escuché el otro día y me pareció horrible… La verdad es que no le encuentro mucha razón de ser, me parece intrascendente, no sé a quién le puede interesar. No lo entiendo… Supongo que debe tener su mercado, por algo hay tanto “bossa and”. ¡Es para dormirse! Lo puse para escuchar en el auto y lo saqué enseguida porque me daba miedo… (risas).

Entrevista publicada en la edición 104 de Los Inrockuptibles — Junio de 2006.
Selección Santiago Delucchi & Víctor Pombinho

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