“Hay tantas formas de observar aves como personas que lo hacen”

Usualix y Los Inrockuptibles se unieron para desarrollar “Puntos de vista”, una serie de entrevistas a distintos personajes que utilizan sus ojos como herramienta principal. Francisco González Taboas se dedica hace años a la observación de aves, actividad apasionante que lo llevó a abandonar su profesión para dedicarse de lleno a la conservación de las especies amenazadas de la Argentina y a la educación ambiental.

Los Inrockuptibles
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6 min readJul 10, 2017

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Francisco González Taboas

¿Cómo llegaste a observar aves? ¿Qué fue lo que te introdujo en este universo y llamó tu atención?
De chico siempre me gustaron los animales, los “bichos”, incluso cazaba pajaritos y tenía en jaula. Siempre me atrajo mucho la naturaleza. De grande, la cabeza me hizo un “clic” y empecé a prestarles más atención en libertad, gracias al padre de una amiga que me llevó en mis primeras salidas y a una guía de campo que mi papá siempre tuvo en casa. Me atrajo la posibilidad de divertirme encontrando cosas nuevas solo con un par de binoculares.

¿Cuándo te diste cuenta de que observar aves podía convertirse en tu profesión? ¿Hay muchos observadores en la Argentina?
Se fue dando de a poco. Lo mío eran la comunicación y el mundo de los libros, sin embargo a través del hobby de la observación de aves descubrí que la naturaleza necesitaba ayuda para darse a conocer y ahí me metí en el mundo de la conservación, aportando desde mi experiencia como observador de aves y comunicador. Hoy me dedico a eso, a la divulgación y comunicación de la conservación de las aves, la observación, la educación ambiental, etc.
En el país calculamos que seremos entre 20 y 30 mil observadores de aves.

“La observación de aves es una actividad ideal para conocer gente, hacer ejercicio y mantener una mente sana y en actividad.”

¿Cómo es un día de observación en una excursión o travesía pensada para eso?
Depende el sitio, pero por lo general arranca temprano, cuando sale el sol, que es cuando las aves están más activas, cantan más. Suelen incluir caminatas más o menos largas, mates, charlas con amigos/as, alguna siesta al pie de un árbol y, por qué no, una cerveza para terminar el día y compartir lo visto y vivido. Suelen ser jornadas bastante agotadoras, muchas veces con calor y mosquitos, pero esa es la forma en que me gusta hacerlo a mí. También se pueden observar aves sentado tranquilamente en el banco de una plaza. Hay tantas formas de observar aves como personas que lo hacen. Y todas están bien.

¿Cuál fue la experiencia más exótica que viviste observando?
En realidad nosotros usamos la palabra “exótica” para referir a algo foráneo. Un ave exótica es un ave de otro lugar suelta en un espacio al que no pertenece. Por ejemplo, un tucán en Misiones no es para nada exótico. Es nativo. Por eso vamos a decir experiencias “nativas” o “autóctonas” (risas).
Cada vez que veo una especie nueva que nunca vi antes es un lindo momento, emotivo y que suelo guardar y recordar. Sobre todo con especies que busqué mucho. En ese sentido, la primera vez que vi un macá tobiano –una de las especies más amenazadas del país y por las que más trabajamos para conservar– fue un momento único que no creo que olvide jamás.

¿Qué elementos usás o considerás necesarios o fundamentales para esta tarea? ¿Cómo cuidás tu vista para esto?
Los binoculares son la herramienta fundamental del observador de aves. Aliados inseparables que te permiten ver los detalles de los animales, “acercarte” a un bicho que en general es desconfiado. Tengo varios binoculares, incluidos los de mi abuela a los que siempre iba corriendo de chiquito. Un telescopio terrestre también me ayuda a veces con aves que están lejos, aves playeras, patos, etc., sobre todo cuando hay que contar individuos en censos y relevamientos. La cámara de fotos es una buena ayuda a veces para tomar registro. Y la guía de campo (en papel o una app) para comparar lo que uno ve y poder identificarlo. Por último, una libreta o apps para tomar nota de todo.
Siempre en el campo hay que tener cuidado con ramas –sobre todo las espinosas– y los ojos. Solemos caminar mirando al piso o hacia arriba y eso es peligroso, trato de estar atento a todo y tener los sentidos despiertos. Por otro lado, sombreros y viseras son importantes para cubrirse del sol y evitar el reflejo en los ojos. Algo muy peligroso es mirar al sol con los binoculares, eso hay que tenerlo en cuenta cuando uno sigue con la vista a un ave en vuelo.

¿Qué consejos le darías a alguien que quiere empezar a observar aves como hobby?
Que salga a un parque o plaza cerca de la casa y trate de identificar y diferenciar las distintas especies que vea, así a ojo desnudo. Luego que con la ayuda de alguna app (recomiendo la de Aves Argentinas) o una guía trate de encontrar cómo se llama esa especie. Y así hasta ir ganando experiencia o ir “entrenando el ojo”, como decimos. Luego es importante sumarse a grupos o acercarse a gente con más experiencia para ir aprendiendo. La observación de aves es una actividad ideal para conocer gente, hacer ejercicio y mantener una mente sana y en actividad.

“Un ave exótica es un ave de otro lugar suelta en un espacio al que no pertenece. Por ejemplo, un tucán en Misiones no es para nada exótico. Es nativo.”

¿Cuáles son las aves en peligro de extinción en el país y qué se puede hacer para preservarlas?
Hay muchas. El macá tobiano, el tordo amarillo o el cardenal amarillo son solo 3 de las más de 100 especies de aves amenazadas de la Argentina. Que a su vez son más del 10% de las 1000 especies que hay en el país. Nosotros siempre usamos una especie de mantra que dice que “no se cuida lo que no se quiere y no se quiere lo que no se conoce”. Entonces conocer es el primer paso para preservarlas. Difundir, interiorizarse es muy importante. Luego sumarse a alguna organización que trabaje en conservación, como Aves Argentinas, es otra herramienta para ser parte de esa tarea, ser voluntario, etc. Y algunas de las acciones que realizamos para hacer conservación efectiva tienen que ver con el control de especies exóticas invasoras, la recría en cautiverio de especies, la rehabilitación y liberación de especies decomisadas, la restauración de ambientes y hábitats, el trabajo con productores rurales o pescadores de abordo, etc. Y luego, bueno, no cazar, no tener especies silvestres en cautiverio o cuestiones más domésticas como ser responsables en el consumo, en la gestión de residuos, en conocer los productos que compramos, etc., ayudan a tener un mundo más amigable con el medio ambiente en general y eso incluye a las aves.

¿Alguna vez te sentiste observado por un ave?
Muchísimas veces. Las aves son animales muy territoriales y muchas veces muy curiosos. Es normal que un ave se acerque y nos mire a ver qué vamos a hacer o cómo nos movemos.
Sin embargo lo mejor es que nosotros las podamos ver a ellas, en todo sentido, no como hobby sino para ayudarlas. Poner un ojo en la naturaleza es importante, sólo así vamos a poder dejarles a los que vengan detrás nuestro un mundo en el que puedan vivir. Que siempre que un ave cruce el cielo, haya alguien mirándola.

Francisco González Táboas es integrante de avesargentinas.org.ar

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