“Heartache City”, de Cocorosie

Lo primero que hay que hacer es pedir perdón. Perdón a CocoRosie, a quienes amamos locamente en la época de su primer disco (La Maison de mon rêve, 2004), para luego ir olvidando sin prisa pero sin pausa a medida que vestían su música con accesorios electro new age cada vez más vergonzosos y vanos. Al final decidimos que lo mejor era olvidarse de ellas, enganchados al recuerdo de aquel debut, quizás accidental, bello y misterioso, como un sueño imposible de reproducir. ¿Quién necesita a las CocoRosie cuando existe Joanna Newsom (otra chica categoría 2004)?

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El tema es que nunca logramos prever que Bianca y Sierra Casady terminarían por encontrar el camino a casa y grabarían un sexto disco que suena como un hechizo. Es, de hecho, la continuación ideal de La Maison de mon rêve, ya que recuperaron la guitarra acústica, las voces de pequeños huérfanos que se cuentan historias para alejar el miedo, las sensaciones de inocencia terrorífica y los instrumentos de juguete. La energía fluye de nuevo como un hilo de sangre íntima, ese extraño licor de folk sin edad ni raíces, prohibido para mayores de ocho años.

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La década que pasó entre un disco y otro dejó huellas, para bien. Sierra puso en sordina su técnica de cantante lírica, y Bianca rapea y narra más de lo que canta. Algunas canciones se parecen a comienzos marchitos de hits r’n’b, grabados con un presupuesto cercano a cero: suficiente para lo esencial. Afortunadamente, CocoRosie volvió del país de los unicornios y de las máscaras, y hoy navega entre la extrañeza y la preciosidad bien lejos del ridículo.

El disco termina con “No One Knows She Goes There”, una serenata hipnotizada que nos lleva a concluir algo que jamás hubiéramos creído posible: Heartache City es incluso mejor que La Maison de mon rêve.

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Cocorosie
Heartache City
(Lost Girl Records)