“Is the Is Are”, de DIIV

Los Inrockuptibles
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5 min readMar 9, 2016

Cada vez más, la apreciación de la música de guitarras habitualmente llamada “independiente” se basa en símbolos e indicios que permiten que aquellos que comparten los mismos gustos y los mismos símbolos culturales se encuentren. El problema es que parece que esas referencias comunes ya no van más allá del umbral de esa señalización. Esos puntos de referencia, ya sean estrictamente musicales o bien basados en las intenciones del autor, parecen ser un acto de fe en el indie rock de hoy. Del revival al reciclaje pasando por la actualización, el sentido mismo del término se fue corrompiendo poco a poco, y su alcance contestatario quedó reducido a su mínima expresión. Peor aún, desde que nació el reino de Internet, mientras el rap, la música electrónica y el pop parecen haber encontrado su salvación al destruir los diques estéticos, el indie rock quedó rezagado y mantiene las mismas fórmulas de siempre. Y aunque estas derivaciones del género pueden resultar agradables al oído, no desencadenan pasiones.

A primera escucha, Is the Is Are, el disco nuevo de DIIV, parece seguir habitando ese terreno inofensivo. Escuchamos guitarras llenas de chorus y de reverberaciones, una voz a la vez atonal y distante, incursiones vagas en el krautrock particularmente en lo relativo al ritmo; en fin: todo eso que el mundo del indie nos viene proponiendo desde hace unos tres años.

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Sin embargo, enseguida algo se revela en la sinuosa “Out of Mind” y en las eufóricas “Dopamine” y “Under the Sun”. Es imposible no percibir una idea muy concreta de composición que se destaca. Y entonces empezamos a apasionarnos por la forma de estas canciones que, extrañamente, conocemos de memoria. En “Bent (Roi’s Song)”, por ejemplo, la indolencia es puesta de relieve por un riff y un solo electrizante. Los entramados de guitarras evocan a Television, los tiempos se estiran y los acordes y los arpegios soleados le dan rienda suelta a lo que parece ser un hambre voraz en un género que venía estrechándose indefectiblemente con el correr del tiempo.

Cuando nos encontramos en diciembre pasado con el febril Zachary Cole Smith, líder de la banda, el joven fue muy claro es sus intenciones: “Quería llegar a la mayor cantidad de personas con este disco porque necesitaba que la banda evolucionara. En mi debut no tenía expectativas puntuales. Las letras formaban una suerte de textura sonora. Acá, en cambio, las puse en primer plano: quería que el canto fuera primordial. Aunque pueda haber algo brutal y visceral en la guitarra, la voz es en definitiva el instrumento más orgánico, más vivo”.

Este no es un disco revolucionario ni para DIIV ni para el género, pero su abnegación tiene algo de admirable en un momento en que el indie espera olfatear el próximo buen negocio.

Para entender un poco la dulce mutación que se produjo hay que ir hacia atrás en una historia complicada para Zachary Cole Smith. Antes de formar DIIV en 2011 en Brooklyn, el músico había pasado por diversas bandas como Beach Fossils, Darwin Deez y Soft Black, hasta que le dieron ganas de escribir y componer sus propias canciones y de ocupar el lugar de frontman en el escenario.

En esa época fue reclutado por el sello Captured Tracks, símbolo de una suerte de renovación del indie rock, inspirado por la estética del pop inglés de los años ochenta en general y por Sarah Records en particular. Con guitarras épicas, angustias post-adolescentes, rehabilitaciones pop y actitud respetuosa, algunas de las bandas que conviven en el sello neoyorkino son Craft Spells, Wild Nothing, Beach Fossils, Girls Names y, en un estilo un poco más caótico, nuestro slacker favorito, Mac DeMarco.

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Si bien DIIV no se diferenciaba demasiado de sus compañeros de sello en Oshin, su debut de 2011, ya presentaba una propuesta ligeramente más radical que la de sus congéneres, con una voz saturada de reverberaciones y una música que por momentos se acercaba al post rock y dejaba entrever abismos de oscuridad. “Ese disco, a diferencia del nuevo que explota en varias direcciones diferentes, fue hecho para ser escuchado de un tirón: hay un tono medio ambient que tomaba cosas de las sonoridades del shoegaze y el dream-pop”, dice Smith.

Lamentablemente, después del éxito de Oshin el músico se enfrentó a complicaciones que en un primer momento parecieron hundirlo. Más allá de sus declaraciones belicosas (contra el festival tejano South by Southwest, contra la escena musical contemporánea), Smith quedó atrapado en una adicción a la heroína y fue arrestado en 2013 por posesión de estupefacientes, junto a la cantante Sky Ferreira, con quien mantiene una relación bastante mediática.

Al año siguiente, su bajista Devin Ruben Pérez se volvió loco y dejó una serie de posts racistas y homofóbicos en el sitio 4chan, lo cual generó que fuera inmediatamente expulsado de la banda. De repente DIIV parecía ser una banda rodeada de un aura diabólica. “Me cayó un montón de mierda encima en estos años”, dice Smith, “y por eso en el disco quería ser lo más transparente que pudiera. El objetivo era responder a las preguntas que la gente pudiera tener. Insisto con el asunto de mi voz: esta vez había algo urgente para decir y solo lo podía decir exponiéndome al desnudo, aunque esto pueda parecer un cliché. Por eso saqué los pies de los pedales de efectos. Quería que la gente escuchara mi voz, y también componer un disco que Sky pudiera apreciar.”

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Esta voluntad de transparencia a veces llega a alimentar en el que escucha una forma de fascinación morbosa. Pero justamente ahí está el riesgo que Smith eligió correr. “De todos modos el próximo disco no necesariamente tiene que volver a hablar de todo esto”, dice él. “Pero ahora no tenía otra opción más que hablar de todo lo que me pasó, e intentar trascenderlo de cierta manera. Creo que la gente puede comprender y respetar eso, saber en dónde me encuentro.”

Is the Is Are no es un disco revolucionario ni para DIIV ni para el género, y el postulado de Smith recuerda a muchos otros anteriores a él (Kurt Cobain o Evan Dando en los noventa especialmente). Pero su abnegación tiene algo de admirable en un momento en que el indie espera olfatear el próximo buen negocio. A la vez de una infinita modestia y de una loca ambición, Is the Is Are es un pequeño gran disco que permite llevar la urgencia, el peligro y la necesidad a un campo musical que creíamos que había abandonado esos imperativos hace rato.

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Is the Is Are

DIIV
Is the Is Are

(Captured Tracks)

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