Feminismo, conciencia y acción: La Colectiva Actrices Argentinas en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito

A la cabeza indiscutida de este acontecimiento está la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y entre las distintas organizaciones que visibilizaron el tema está la Colectiva Actrices Argentinas. ¿Qué tiene de particular este espacio además de caras conocidas? ¿Cuáles son las sensibilidades que lo atraviesan y cómo conectan lo personal con lo político? Hablan Marina Glezer, Maruja Bustamante y Cristina Banegas, tres de sus muchísimas integrantes.

Los Inrockuptibles
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8 min readJun 11, 2018

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Por Gisella Ferraro

Cuando en 2011 la actriz de cine Marina Glezer publicó una carta en Los Inrockuptibles contando su aborto, no estaba sola. Ya la fuerza del feminismo latía en redes poderosas, desafiando los modos de un sistema bastante más áspero que el actual. Y esta anécdota no busca agotar ningún intento de relato cronológico de la visibilización del derecho al aborto en la Argentina: simplemente, tomamos esta, como podríamos haber tomado otra, porque lo cierto es que este momento histórico de conciencia social habilitado por la lucha feminista tiene cientos de recorridos que laten en redes subterráneas a sus propias banderas.

Marina Glezer (Foto gentileza MU)

El poder de este entramado sensible que hoy se visibiliza en la imparable marea feminista es la estructura concreta de una fuerza ancestral que ahora encuentra su forma en consignas claras, capaces de operar como refugio a las condiciones opresoras con las que este sistema nos viene moldeando desde siempre. Por eso Marina Glezer no estaba sola. Ese todavía incierto ejercicio de volver público aquello que en lo privado carga con las marcas de un contexto represor fue producto del apoyo y la contención personal y colectiva.

Hace 7 años, Ana Wajszczuk, editora de Los Inrockuptibles en ese entonces, me pidió que escribiera para una revista un relato en primera persona sobre mi experiencia de aborto que luego, cada año y medio, se volvía a actualizar, coincidiendo con cada nueva presentación ante el Congreso del Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo por parte de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. En ese momento, la Campaña me abrazó y empecé a militar con Martha Rosenberg y Marta Alanis. También fui a un programa de televisión en vivo y mi testimonio se replicó en distintos espacios. En 2015, cuando volví a contar la historia en Facebook, se viralizó y ahí me entrevistaron muchísimos referentes mediáticos”, dice la actriz.

Maruja Bustamante

Gracias a la organización de la lucha feminista y a la masiva movilización de #NiUnaMenos hace ya tres años, los medios empezaron a incluir en sus agendas temas claves como el aborto. Hasta que este verano, ocurrió un quiebre fundamental con las conocidas intervenciones de periodistas y actrices feministas en la televisión mainstream, como el programa de Rial. Dice Glezer: “La masificación cultural interceptando las necesidades y los derechos de la sociedad es fundamental. Que la cultura se hermane y trabaje codo a codo con el poder legislativo, por ejemplo, es la batalla que se debe dar para desarmar un poco el discurso monopólico”.

Mi pañuelo verde es uno de los deshilachados, de esos que todavía no se hacían con dobladillo. He estado en la calle muchas veces con las mujeres próceres de esta Campaña. He sido una acompañante del proceso y ahora empiezo a comprometerme más desde el colectivo de las Actrices Argentinas en este momento histórico donde es absolutamente imprescindible involucrarse.” (Cristina Banegas)

En esta dirección, la Colectiva de Actrices Argentinas nace como una posibilidad de síntesis y como la materialización del discurso que pone en cuerpos visibles esas pulsiones subterráneas. Es la primera vez que actrices de todo el país se autoconvocan por una causa común consolidándose, mediante los mecanismos propios de las asambleas barriales del 2001, en organización plural y colectiva. En su interior conviven algunas actrices de perfil muy alto como Carla Peterson, Nancy Dupláa, Muriel Santa Ana, Florencia de la V, Dolores Fonzi, Violeta Urtizberea o Julieta Ortega, con otras de perfil menos masivo, provenientes de espacios más under y alternativos. “Es la primera vez que la sociedad está lo suficientemente madura en cuanto a conciencia como para hacer construcciones culturales que tengan la fuerza de mover al poder legislativo, como siento que lo estamos haciendo”, agrega Glezer. De hecho, varias de ellas, como Fonzi, Santa Ana, de la V y la propia Glezer, expusieron sus discursos a favor de la legalización del aborto en el largo debate que se dio en comisiones ante diputadas y diputados.

Soy gorda, mujer y clase media baja”, dice la actriz, dramaturga y directora de teatro Maruja Bustamante: “Definitivamente nací feminista, porque desde el margen algunas cosas se ven un poco más claras”. Esa periferia hoy encuentra un centro en el activismo entre mujeres. Maruja fue una de las primeras actrices que Dolores Fonzi convocó a la firma de la carta abierta para diputadas y diputados pidiendo por esta votación, a partir del impulso de Claudia Acuña de MU. “Dolores hizo un primer grupo de WhatsApp de unas 20 o 30 actrices en el que me incluyó pidiendo que lo extendamos a todas las actrices que conozcamos. En menos de un día ya éramos 500. Luego de firmar la carta, decidimos juntarnos en asamblea y en esa instancia fue que decidimos consolidarnos como una organización colectiva”, cuenta.

La masificación cultural interceptando las necesidades y los derechos de la sociedad es fundamental. Que la cultura se hermane y trabaje codo a codo con el poder legislativo, por ejemplo, es la batalla que se debe dar para desarmar un poco el discurso monopólico”. (Marina Glezer)

Al preguntar por el momento personal en el que se atraviesa esta experiencia particular de organización y militancia, Maruja nos cuenta que se superpone con el duelo de una importante pérdida. “Este momento de activismo coincide con la muerte de mi papá y hay algo de lo existencial ahí que me hizo pensar en otras cosas y ponerme en otro lado. Para mí esto significa más apertura, es poner el cuerpo en la afirmación de que me importa la otra”. Transformar desde la ausencia o desde el dolor de la injusticia que producen por ejemplo, las muertes de las mujeres que murieron en abortos clandestinos: allí está el motor fundamental para que estas redes se fortalezcan y encuentren sus formas de organización y visibilidad. Marina Glezer también relaciona este movimiento con una característica intrínseca a la profesión de la actuación. “Poner en el orden de lo creativo una sensación angustiosa es capital y potencial para transformar, en ese sentido es como en el teatro y el arte en general. La potencia está puesta al servicio de la carencia.”

Cristina Banegas

La Colectiva Actrices Argentinas hoy suma 372 compañeras activas en CABA y miles a lo largo de todo el país. Cuenta Maruja Bustamante que “hay actrices solo del off, solo de publicidad, actrices comerciales, más famosas, actrices de teatro. Estamos todas, de todo el país y de todas las edades” y en esta pluralidad está la deconstrucción de la competencia, tan intrínseca en un ambiente como el de la actuación, y propiciada por el sistema entre toda vinculación general entre mujeres. “Nos abrazamos a este colectivo donde todas estamos agradecidas de poder emparentarnos, festejarnos y ayudarnos. La sororidad es esto, sentir a la otra como una hermana. La competencia entre nosotras es también una bajada de línea del patriarcado, es cultural y acá estamos para romper con esos esquemas. Somos todas diferentes y juntas nos potenciamos, no competimos”, aclara Marina Glezer. Así, este centro se nutre desde múltiples recorridos. La actriz, directora y docente teatral de enorme trayectoria Cristina Banegas cuenta también el suyo, en relación a su historia de activismo feminista: “Mi pañuelo verde es uno de los deshilachados, de esos que todavía no se hacían con dobladillo. He estado en la calle muchas veces con las mujeres próceres de esta Campaña. He sido una acompañante del proceso y ahora empiezo a comprometerme más desde el colectivo de las Actrices Argentinas en este momento histórico donde es absolutamente imprescindible involucrarse”.

Dolores Fonzi hizo un primer grupo de WhatsApp de unas 20 o 30 actrices en el que me incluyó pidiendo que lo extendamos a todas las actrices que conozcamos. En menos de un día ya éramos 500. Luego de firmar la carta, decidimos juntarnos en asamblea y en esa instancia fue que decidimos consolidarnos como una organización colectiva.” (Maruja Bustamante)

Y en relación a esta diversidad de voces, edades y militancias, Maruja cuenta que la conmueve esta unión de personas que a veces parecen inalcanzables, como las más famosas, con aquellas que tienen menos visibilidad. “De repente el límite entre unas y otras se borró y todas somos las mismas aprovechando las posibilidades y fortalezas de cada una. Acá no hay famosas y no famosas, a las más visibles las llamamos Juanas y el resto somos sus hermanas, un poco por el programa de Juana Molina, que nos gusta por lo feminista y transgresor en su época. Así es como nos llamamos internamente, de forma divertida”. Como reflejo de esta deconstrucción interna al grupo hecha con humor, hacia afuera está la apropiación de las etiquetas con las que el sistema rotula a sus caras más expuestas para generar efectivas herramientas de visibilización del discurso, como fueron las intervenciones a favor del aborto de Eva De Dominici o Lali Espósito en la última entrega de los premios Martín Fierro, por caso. En ese sentido, la colectiva tiene muy en claro esto que Marina Glezer nombra como “correrse de los egos, de las pretensiones individuales y sentir que una somos todas porque mujer bonita no es la que lucha sola, sino la que lucha por todas”.

En esta condición particular de actrices, desde el lugar que ocupan en el campo cultural y social, es donde está quizá la clave de la fuerza de este movimiento. “Nosotras tenemos un trabajo fluctuante, de habitar muchas vidas, de poder ponerle el cuerpo a distintos personajes alejados, muchas veces, de nuestra cotidianidad. Tener esa permeabilidad y esa ductilidad nos hace ser comprensivas a la hora de comunicar y nos da herramientas”, agrega Marina. Y Maruja afirma que “hay algo que las actrices entendemos sobre la libertad de nuestro cuerpo, porque cuando actuamos tenemos que sacarnos de encima la moral y los prejuicios, tenemos que comprender qué pasa en otros cuerpos para poder actuar, y por más que te hayas formado en una u otra escuela, hay algo que pasa con el cuerpo que solamente lo entendés si actuás”.

Hoy la fuerza y los cuerpos están sobre esta consiga en particular: pidiéndole a las legisladoras y legisladores que el aborto sea ley, y se convierta de una vez en la posibilidad de decidir libremente sobre nuestros cuerpos. “El aborto es un tema ancestral, existe desde siempre, y debemos defender su legalización a rajatabla porque forma parte de la soberanía de nuestros cuerpos, de los derechos humanos que nos corresponden como mujeres y nos debe la sociedad desde hace siglos”, dice enfáticamente Cristina Banegas. “La consigna nos trasciende, representa muchas cosas porque es en el cuerpo justamente donde se libran casi todas las batallas que tienen que ver con el feminismo. En el cuerpo material y también espiritual”, dice Maruja Bustamante. Y para cerrar desde la sensibilidad que atraviesa este momento, Cristina Banegas remata: “El aborto es un tema absolutamente aglutinador que nos ha unido y abrazado en una hermosa sororidad, en algo muy cálido y muy amoroso como este histórico y memorable colectivo de Actrices Argentinas”.

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