La historieta libre de Camila Torre Notari
En “El ángel negro” la adopción de una gatita es el disparador para una serie de situaciones tan mundanas como adorables.
Por Juan Manuel Domínguez
Camila Torre Notari es el antídoto. ¿A qué? A ciertas tensiones sobre lo que debe, puede o quiere hacer una historieta realmente libre. En sus cómics, que van desde su falsa explotation playera-thriller de Tiburón diablo hasta sus paseos autobiográficos por pizzerías porteñas, Torre Notari siempre elige un tono relajado, quirúrgicamente entusiasta, que anula seriedades, poses y cualquier tic moderno ya oxidado del cómic de autoras y autores. Ella cree en cierta idea de felicidad, de extrañamiento, que tan solo necesita de cosas simples, que estén al alcance de la mano: su Tiburón Diablo era una versión de papel de una película berreta protagonizada por ella y sus amigas. Su poder es su claridad, su efervescencia, su sinceridad, su salvajismo y su capacidad de hacer convivir diferentes tonos (que pueden ir desde lo soez a la ternura, del miedo real de las relaciones a la confianza que estas brindan) en un segundo, en un par de viñetas, siempre creadas con trazo claro, fuerte aunque amable, y que suelen mostrar a los personajes “mirando a cámara”.
En su nuevo libro, El ángel negro, publicado por Maten al Mensajero y editado por José Sainz, Torre Notari decide contar la historia de una gatita –de su gatita– y de cómo llega al núcleo familiar, donde ya hay y habrá animales traídos sin consentimiento materno. No hay traumas, no hay giros pesados: lo fascinante es cómo Torre Notari decide que en esa feliz incorporación y en la educación de gata y dueña (o mascota, como ustedes prefieran verlo) hay una historia, hay una serie de situaciones que por mundanas no dejan de ser adorables. Así, un núcleo familiar alterado y las rutinas del minino son la base para una historieta que por feliz no deja de estar atenta a cierta idea felina, claro, de la alegría, del egoísmo, de la comunidad que nos define y de cómo el mundo cambia realmente cuando comenzamos a literalmente hacernos cargo de quien amamos. Y que cuenta cómo ellos, sobre todo si son gatos, hacen lo que quieren con nosotros.
Camila Torre Notari
El ángel negro
(Maten al mensajero)
90 páginas
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