“La nostalgia siempre fue un sentimiento poderoso”. Steven Spielberg estrena Ready Player One

El cineasta habla de la creación de un nuevo mundo fantástico que lo empuja a reflexionar sobre la moda de la nostalgia, la actualidad política y su propia carrera.

Los Inrockuptibles
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4 min readMar 27, 2018

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Por Jacky Goldberg

La espera por la presencia de Steven Spielberg en el estudio Goya, en el corazón de Hollywood, se matiza con un desayuno que incluye café y el ochentoso cereal de E.T., resurgido para la ocasión, en un galpón gigante, lleno de juegos de arcade (Pacman, Millipede, Asteroids…), un casco de realidad virtual y una réplica enorme del Gigante de Hierro. En las paredes hay una variedad de pósters vintage de clásicos de la cultura popular (Risky Business, Que no se entere mamá, Beetlejuice, Laberinto, Blade Runner, Volver al futuro, The Breakfast Club, Rambo…) con los personajes de Ready Player One en lugar de los originales. ¿Queda claro que Spielberg nos va a volver a sumergir en un mundo de fantasía basado en esos benditos años 80?

Lo que me sedujo inmediatamente del libro es la manera en que efectuaba a la vez un flashback y un flashforward”, explica Spielberg sobre la atracción que sintió por el best seller de Ernest Cline, el ambicioso exempleado de un videoclub de 46 años que vendió los derechos de su debut. Las ambiciones tampoco son menores en la película, que sigue las aventuras en 2045 de un adolescente llamado Wade Watts (Tye Sheridan, excelente) en los entresijos de un videojuego retrofuturista, Oasis.

En realidad es mucho más que un videojuego: una auténtica realidad bis, un Second Life universal donde todo el mundo es libre de hacer lo que se le antoje. Sofocante, la realidad no es más que el lugar donde uno come y duerme en miserables hogares móviles apilados como si fueran torres de Jenga. Ayudado por su equipo, este típico héroe spielbergiano sale en busca de tres llaves escondidas en Oasis por su difunto creador, James Halliday, quien en su testamento prometió legar su fortuna y el control del juego a cualquiera que las encuentre. El film se presenta a sí mismo como una búsqueda del tesoro bajo presión (no sería una película de Spielberg sin una persecución), alternando el mundo real (filmado en el sepulcral 35 mm de su fotógrafo habitual Janusz Kaminski) y uno virtual (en motion capture, como Tintín, pero hoy mucho más vistoso).

Una particularidad de este mundo virtual es la profusión de las referencias a los 80: “En realidad, entre los años 1975 y 1995, porque ese es el corazón de la cultura de Ernest Cline, y por lo tanto de James Halliday, quien le dio forma a Oasis según su propia obsesión”, precisa el cineasta. Según Ready Player One, nuestro futuro será nuestro pasado y la ola nostálgica que nos rodea no está en vías de extinción. Spielberg explica que “la nostalgia siempre fue un sentimiento poderoso. Personalmente, siempre me encantó recordar el pasado. Soy la memoria de mi familia, mi esposa vive más en el presente. Me encanta tener fotos viejas en las paredes, por ejemplo. La nostalgia reúne a las personas para compartir una memoria. Te da confort, especialmente cuando el mundo no está en la fase más feliz de su desarrollo. Pero no se le debería dedicar todo el tiempo a aferrarse a este sentimiento claramente regresivo”.

“La nostalgia siempre fue un sentimiento poderoso. Personalmente, siempre me encantó recordar el pasado. Soy la memoria de mi familia, mi esposa vive más en el presente. Me encanta tener fotos viejas en las paredes, por ejemplo. La nostalgia reúne a las personas para compartir una memoria. Te da confort, especialmente cuando el mundo no está en la fase más feliz de su desarrollo. Pero no se le debería dedicar todo el tiempo a aferrarse a este sentimiento claramente regresivo.”

Esa es la clave de esta película, que es imposible de imaginar filmada por otra persona. El período 75–95 es la edad dorada del particular imaginario de Spielberg, ese momento que va desde la invención del blockbuster con Tiburón hasta la creación de las imágenes sintéticas modernas de Jurassic Park en el que el cineasta dominó la imaginación de los chicos en todo el mundo. Spielberg habla, cigarro en mano (“no fumo, solo por estilo”), de los años de Reagan como el fin de la edad de oro estadounidense: “El mundo no estaba en el caos de hoy. Pasaban cosas, por supuesto. Teníamos a un actor como presidente (risas), pero globalmente la cultura eclipsaba la política. Pero hoy es lo contrario. A veces hago films de intervención, como The Post. Pero cuando hago una película como esta lo más importante para mí es que la gente la pase bien”.

Ready Player One toca un punto sensible de su trabajo, el futuro de las utopías y la responsabilidad de sus creadores: “Me siento más cerca de James Halliday que de Wade Watts. Es como John Hammond, el creador de Jurassic Park, que tuvo que hacerse responsable de ver colapsar su creación por culpa de su hibris”. Spielberg, demiurgo destrozado por sus remordimientos y moldeado por la duda, concibió la película como el autorretrato de un creador de universos.

Ready Player One
De Steven Spielberg
Con Tye Sheridan, Olivia Cooke, Mark Rylance, Hannah John-Kamen y Ben Mendelsohn.

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